Situación Explosiva en la Gran Patria Árabe

15/03/2011
Revolución vs Contrarrevolución
Dr. Nureddin Mustafá
Los procesos sociopolíticos desencadenados en el espacio geofísico de la Gran Patria Árabe, ubicada entre el Océano Atlántico y el Golfo Arábigo-Pérsico, han sorprendidos a políticos y teóricos de las ciencias políticas y las relaciones internacionales. La importancia geoestratégica de ese espacio geopolítico en la definición y determinación de los conflictos y competencias entre las grandes potencias y los actores regionales y locales, imprime una pe cu liaridad especial a los enfoques y análisis de los científicos políticos de la nueva situación conflictual, sus fuerzas motoras tanto endógenas como exógenos, las tendencias de su movimiento y las posibles conse cu encias
Bild

“La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano”. Voltaire.

Introducción

Los procesos sociopolíticos desencadenados en el espacio geofísico de la Gran Patria Árabe, ubicada entre el Océano Atlántico y el Golfo Arábigo-Pérsico, han sorprendidos a políticos y teóricos de las ciencias políticas y las relaciones internacionales. La importancia geoestratégica de ese espacio geopolítico en la definición y determinación de los conflictos y competencias entre las grandes potencias y los actores regionales y locales, imprime una pe cu liaridad especial a los enfoques y análisis de los científicos políticos de la nueva situación conflictual, sus fuerzas motoras tanto endógenas como exógenos, las tendencias de su movimiento y las posibles conse cu encias.

El imperialismo norteamericano ha sido, desde la segundo guerra mundial y más tarde con el fin del mundo bipolar, el actor exógeno más importante, determinante y decisivo en la evolución política del llamado Medio Oriente. Históricamente, EEUU ha aspirado a imponer su hegemonía al mundo entero. En las últimas dos décadas, ha planificado su política exterior en consonancia con su proyecto de dominación mundial, que en cu entra su expresión programática y teórica en su Plan de Nuevo Siglo Americano.
Ese diseño tiene fundamentalmente dos vertientes: América Latina y Medio Oriente. En la balanza de fuerza entre EEUU y las demás grandes potencias, el imperialismo yanqui tiene superioridad in cu estionable en todos los aspectos menos uno: la energía, su talón de Aquiles. Por ello, sus estrategas estiman que para lograr dicha hegemonía y dominación, EEUU esta precisado a controlar, de facto, las fuentes de energía, sobre todo petrolífera en ambas zonas geopolíticas.
Si en América Latina, las fuerzas populares antiimperialistas le han arrebatado al imperio importantes espacios y le han privado de una buena parte de esos re cu rsos energéticos, en el Medio Oriente, hasta el momento, EEUU tiene garantizados dos intereses nacionales y vitales para sus sistema político y su poderío global: el petróleo y el Estado Sionista de Israel.
Algunos apuntes necesarios

"Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". Albert Einstein.

Todas las iniciativas y planes de EEUU, desde entonces, han apuntado a mantener ese status quo. La política exterior de EEUU hacia el Medio Oriente (MO) en su conjunto durante los dos mandatos de W. Bush y lo que va de la administración Barack Obama, se ha centrado en su proyecto llamado Gran Medio Oriente (GMO) que, más tarde, evolucionó a Nuevo Gran Medio Oriente (NGMO)[i].

No es casual que la zona original sea árabe e islámica y la zona añadida lo sea también. Las fronteras de MO y GMO casi coinciden con los límites de acción del Comando Central Militar de EE.UU. (su sede actual es Qatar) que pretende que se reconozca al status quo de la zona, para justificar la integración de “Israel” a la misma, como un socio-actor en los procesos de dominación y hegemonía. El plan implica elevar el diferendo entre Occidente y el Islam, a la categoría de choque de civilizaciones.

Se trata de un plan geopolítico y geoestratégico para crear un bloque regional multinacional unido por la hegemonía de EE.UU., la religión y los re cu rsos energéticos naturales, decisivos para la economía estadounidense, su expansión global y competencia internacional, además de constituir intereses vitales para la sociedad consumista norteamericana y la existencia de su sistema político.

Con el escándalo de los falsos pretextos esgrimidos para o cu par y destruir a Iraq (2003), la administración W. Bush estableció una relación entre la seguridad nacional de EE.UU. y la reforma y la democratización de los países del GMO; de ahí que lanzara un nuevo plan llamado ‘Reforma y Democratización’ para justificar su cruzada mundial contra ‘el terrorismo’ proveniente de esa zona.

El presidente W. Bush, como máximo exponente de la política exterior de EEUU, exteriorizó públicamente su concepto de reforma y democratización del MO. Dijo: “No quiero ver ningún gobierno islámico en el Medio Oriente (…) no podemos ser amigos de un gobierno que gobierne en nombre de la religión islámica”. No obstante, el Herald Tribune, opinó el 8 de noviembre de 2004 que “La democracia no crece en una tierra que haya sido pisada por las botas de los norteamericanos”.
Para los teóricos neoconservadores la democracia es aceptada siempre y cu ando no conspire contra los suministros del petróleo y la seguridad de “Israel”. Es la percepción que el sistema político de EEUU tiene del MO y así se reflejó en su comportamiento en política exterior. Junto a su plan para la democratización del MO, EEUU exportó e impuso, con la fuerza del capital y las armas, nuevos actores políticos elitistas armónicos con su visión del ‘cambio’ del Oriente Islámico, acorde a los cánones de la guerra preventiva y el caos creativo.
Haciendo una crítica implícita a la actuación de la administración W. Bush en materia de política exterior, Madelaine Albright afirmó que “los líderes que dependen mucho de la fuerza, practican doble rasero respecto a los derechos humanos y no prestan mucha atención a la opinión del mundo, corrompen el verdadero espíritu norteamericano”[ii] .
La Administración alegó brindar democracia y libertad, pero la experiencia demostró que EE.UU. extermina a la gente para liberarlos de las ‘dictaduras’ y los enajenan con sus valores, supuestamente reformadores de los pueblos que no comparten su ‘civilización’. Es lo que ha hecho desde la conquista de América y es lo que pretenden hacer en más de 60 os cu ros rincones del mundo, según W. Bush, y en más de 70 según B. Obama.
J. B. Foster y R. W. Mcquincy[iii] subrayaron la necesidad extrema de comprender la historia del imperialismo y evitar deslumbrarse por consignas que preceden y envuelven cada campaña imperialista en cu alquier espacio y tiempo.

EEUU y los regimenes políticos árabes del Medio Oriente

"la violencia es la partera de la historia" Marx.

Durante la época de la guerra fría, EEUU apoyó sin reservas a los regímenes dictatoriales. Casi siempre estuvo involucrado en la creación y preservación de ese tipo de regímenes políticos y los empleó en sus estrategias geopolíticas. Por ello, el intelectual norteamericano Charles Reece, dice: “Nuestra política exterior carece de toda moral (…) la mayoría de los países del mundo y sus pueblos nos ven como un Estado villano”[iv].

En ese marco se inscribe la relación estrecha existente entre La Administración y los regimenes árabes, por lo que la campaña de reformar, cambiar o democratizar a esos regímenes, constituye un instrumento de extorsión política a favor del Plan Bush para resolver el conflicto árabe - sionista, acorde a los intereses de EEUU e “Israel” que, en última instancia, no entran en contradicción antagónica con los intereses de clase de dichos regímenes.

La naturaleza excluyente del plan norteamericano del cu al no se salvan ni siquiera los regimenes árabes más cercanos y aliados, obligó a esos actores estatales ofrecer diferentes grados de respuesta a ese desafío externo, que atenta contra los intereses de los diferentes regímenes políticos gobernantes. Así hemos observado reacciones oficiales diferenciadas, que han oscilado entre la rendición preventiva; la adaptación total o parcial a las exigencias (presiones) yanquis; oposición pasiva o semiactiva y la indecisión con perspectivas de sumisión.

La clave de la cu estión consiste en que esos regímenes, en general, deben históricamente su presencia en el poder político, a las potencias occidentales, condicionada a ‘los servicios’ que deben ofrecer a cambio. No han tenido en su historia una verdadera estrategia para enfrentarse al imperialismo o al sionismo. Ya tienen sus propios intereses y privilegios territoriales, que ahora están amenazados por el supuesto plan de reforma y democratización.
Por ello, manifiestan su inconformidad con el Plan, pero a la vez no lo pueden rechazar. Los regímenes árabes están precisados a tomar decisiones, bajo las presiones externas (EL PLAN YANQUI) y las internas (las necesidades y demandas de los pueblos, de cambios favorables). Sin embargo, insisten en ese divorcio legal e irreversible entre gobernador y gobernado.

Apreciamos una alianza de clase entre esos integrantes que no tienen interés en la continuación del conflicto se cu lar. Las contradicciones que afloraron entre ellos reflejan la lucha discreta por la cu ota de riqueza y poder en el marco de la misma alianza del capital contra las causas árabes, esencialmente La Causa Palestina.
EE.UU. no tiene una mejor alternativa viable y afín a sus intereses, que las clases y capas sociales parasitarias que actualmente detentan el poder político en los países de la región. Es por eso que los presionan y chantajean para que den más concesiones y sirvan mejor a los intereses de EE.UU. e “Israel”, sobre todo en los casos de Palestina, Líbano e Iraq.

Paralelamente, EE.UU. viene trabajando por crear una alternativa: islamistas moderados (Islamoides) que sean aceptados y legitimados por sus pueblos y puedan insertarse en el proyecto medioriental sin causarle incomodidades y problemas a EE.UU. y, a la vez, puedan ser capaces de frenar y/o eliminar el auge de las tendencias radicales verdaderamente islámicas, nacionalistas e izquierdistas laicos.
El plan de democratización[v] parece un proceso de clonación social mundial, pues EEUU pretende extender su hegemonía económica, política y militar al ámbito cu ltural, para cerrar el cír cu lo de dominación global.
La historia humana ha mostrado que ninguna doctrina ideológica, por muy justa y atractiva que parezca, puede materializarse mediante la fuerza dura. Simplemente, porque no existe correspondencia absoluta entre el reflejo supraestructural y la realidad concreta de la estructura de una sociedad dada. En caso de coerción, las ideas y planes de dicha doctrina se convierten en su contrario, perdiendo toda validez teórica y práctica.
Es lo que la política exterior de EE.UU. ha hecho en el MO ¿Qué relación existe entre la democracia, la libertad y la reforma por un lado y por el otro, la guerra preventiva, la guerra de invasión, o cu pación y exterminio masivo, ideados todos por La Administración neoconservadora? ¿Acaso esa guerra civilizatoria no se ha convertido en la barbarie, que por definición es su negación?

Actualidad árabe en ‘Pleno Desarrollo’[vi]

“No hay revolución sin audacia; y aquel que no sea audaz, no será jamás revolucionario”. Fidel Castro

Sin previo aviso y sin autorización de nadie, las masas populares árabes se han despertado y lanzado a romper las cadenas de décadas de opresión, injusticia y humillación. Desde Marruecos, pasando por Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Jordania, Yemen, Iraq, Bahrein, hasta Omán, el gigante árabe se ha desatado, marcando una ruptura con el status quo impuesto a sangre y fuego a toda una nación milenaria de tradición de dignidad, altruismo y libertad. “Ya no existe un pueblo árabe alguno con miedo; en el limite del miedo empieza el desafío que caracteriza la relación con la vida (…) ya no le tememos a la muerte; porque la vida de sumisión al otro es una muerte mayús cu la”[vii].

Una nación forjada en la dignidad humana; la igualdad de los seres humanos independientemente de su raza, etnia, nación o color de su piel; la hermandad y la justicia social, fiel a su acervo cu ltural civilizatorio, renace de las cenizas de siglos de letargo e hibernación y empieza a rehacer su propia historia, dándole una interpretación dialéctica y creadora a la máxima formulada por el más universal de los árabes, el Profeta Mohammad Ben Abdulah (570–633 n. e): “Mi nación muere cu ando ame la vida y odie la muerte”[viii].
Las masas populares han cambiado, espero para siempre, la e cu ación lineal del poder de la triada enemigo en la Gran Patria Árabe: élites enajenadas lacayas del imperialismo y Estados policíacos represivos producen terror y miedo generalizado en la sociedad que inhibe la acción consciente de sus sujetos, hecho que mantienen indefinidamente, el status quo a favor de los verdaderos enemigos del pueblo. Las rebeliones revolucionarias armadas de la audacia consciente han quebrantado ese orden sociopolítico y psicológico, y luchan por cambios cu antitativos y cu alitativos de las condiciones materiales y espirituales de sus países.

Esas rebeliones populares no han sido fomentadas por EE.UU., Europa, o “Israel”, ni por ninguna fuerza política de oposición oficial o militante. Han sido el fruto de condiciones objetivas y otras subjetivas que desencadenaron la energía potencial de los pueblos de La Nación Árabe en su lucha se cu lar por la dignidad, la libertad y la soberanía. El actor principal y decisivo en esa conmoción, es lo que llamamos ‘Bloque Histórico’, que abarca clases, capas, sectores e individuos oprimidos o afectados en sus intereses y creencias (en cu erpo y alma) por los regimenes dictatoriales, autoritarios y corruptos imperantes en la Gran Patria Árabe. El nacionalismo progresista de las masas populares árabe, objeto de conspiraciones históricas para eliminarlo, “ha dicho basta y ha echado a andar”. (Che Guevara).

En julio del 2010, este autor defendió una tesis doctoral en la Universidad de La Habana , sobre la política exterior de EE.UU. hacia la Causa Palestina. Una de las conclusiones de dicha investigación científica reza textualmente:
“La política exterior de la Administración trajo, como conse cu encia, la cristalización de la causa árabe unificada y puso de manifiesto la esencia del conflicto entre dos proyectos antagónicos: proyecto imperialsionista contra proyecto de liberación y emancipación árabe. Es una cu estión trascendental para la ciencia y la estrategia políticas, ya que existe una relación intrínseca y objetiva entre la Causa Palestina y la Causa Árabe, que guarda un vín cu lo histórico con una dinámica de retroalimentación. La división de la Gran Patria Árabe por potencias exógenas en 1916 es transitoria en términos históricos. La lucha de los pueblos árabes contra el imperialsionismo y sus aliados, los ‘Estados Territorialistas Árabes’, podría reunificar la Patria y la Nación”[ix].

En el propio acto de defensa el doctorante planteó:

“Lo interesante de esa conclusión es que se fundamenta por la opinión de un grupo bipartidista de EE.UU., que fue encargado de estudiar los reveses de la política exterior de W. Bush durante el año 2006. El Informe Baker-Hamilton, presentado a finales de ese año, al analizar la o cu pación de Palestina por “Israel” y de Iraq por EEUU, llegó a una conclusión trascendental para la ciencia y la estrategia políticas: “Ambas causas están indisolublemente vin cu ladas una con la otra”[x].
“La lucha de las fuerzas políticas populares de la nación árabe, se libra actualmente en dos escenarios, es decir, lucha de clases contra las élites dominantes y gobernantes, representadas por los Estados Territorialistas Árabes, y lucha por la liberación nacional contra las invasiones y o cu paciones extranjeras.
“En ese contexto, ha surgido un amplio espectro de partidos, movimientos y organizaciones que cu bren las clases populares sometidas a la explotación y opresión nacional y de clase. Fuerzas políticas de distintas ideologías y composición de clase convergen en ese proceso de liberación y emancipación: nacionalistas, patrióticos, islamistas, liberales, marxistas y leninistas.

“Estimo que la lucha de los Movimientos de Liberación Nacional contra el imperialismo es, a la vez, una forma de lucha de clases. Las identidades ‘nacionales’ de los Estados Territorialistas Árabes son diversionistas y desvían a los pueblos árabes de su lucha contra el imperialsionimo.
“En ese contexto, vale recordar que el pensamiento comunista, desde la época de Mao Tse Tung, ha resuelto la problemática de la aparente contradicción entre el marxismo y el nacionalismo, o sea, el nacionalismo legítimo de las clases populares (nacionalismo potencial) en el enfrentamiento al nacionalismo de las clases gobernantes compradoras (nacionalismo gobernante)[xi].

“A mi juicio, la lucha por la liberación patriótica-nacional, constituye al mismo tiempo, lucha por el socialismo, que considero como respuesta a la necesidad de la emancipación de La Nación , de todas las formas de opresión nacional y de clase. En ese proceso, creo que la fórmula de ‘bloque histórico’ de Gramci (1891-1937)[xii], podría ser válida en la cir cu nstancias actuales de la nación, pues se trata de un instrumento del proceso de cambio social, político y económico, con la participación de diversos actores, en un amplio marco unitario de componentes divergentes ideológicamente y convergentes en torno a la lucha por la liberación patriótico-nacional.
“En el ámbito árabe prevalecen cu atro corrientes fundamentales: La nacionalista árabe; la Islámica- árabe; la izquierdista árabe y la liberal patriótica árabe. “El bloque histórico no deroga el acervo patriótico y nacionalista de los grupos (partidos, movimientos, organizaciones…etc.) y no excluye a ninguno de sus actores; es un aporte de nuevas energías”.[xiii] En todo ese espectro de clases populares se distribuyen los intelectuales, cu yo origen de clase, situación de clase y su compromiso real, ideológico, teórica y prácticamente, los sitúan como intelectuales orgánicos de la liberación y la emancipación nacional, o como quinta columna del capital y el imperialsionismo y sus aliados.

“La ausencia de una estructura clásica de clases definidas en el ámbito árabe, cu al deformación socioeconómica heredada, y la composición heterogénea de las fuerza políticas correspondientes, hacen muy difícil ser categórico en cu anto a qué fuerzas políticas desempeñarían un rol efectivo y conse cu ente hasta el final de ese proceso histórico de liberación y emancipación nacional” (fin de la cita).
Lo expuesto anteriormente quizás ayude a comprender el marco general de los acontecimientos actuales y poder interpretar sus motivaciones y tendencias, sin omitir las diferencias y matices del mismo proceso histórico en diferentes países árabes.

Hay que tener en cu enta el carácter genuino endógeno de esos procesos sin olvidar la planificación política estratégica del imperio en esa región y los instrumentos de su arsenal para lidiar con la situación, para garantizar que el resultado final no sea desfavorable a sus intereses. Hay que reconocer, que el imperialsionismo ha tenido la capacidad de respuesta inmediata, para desvirtuar y mediatizar las rebeliones árabes.
EEUU específicamente y desde los primeros días de las rebeliones en Túnez y Egipto está involucrado de lleno política y militarmente en esos dos países con el propósito de encabezar cu alquier cambio de figura o de régimen político, en caso de que esos regimenes no puedan sostenerse en el poder ante el empuje popular. El embajador macabro de EE.UU Jeffrey Feltman (subsecretario de Estado para asuntos del Medio Oriente) se presentó en Túnez y el Cairo para coordinar las acciones tendentes a abortar o mediatizar las rebeliones y revoluciones árabes. La administración de Barack Obama esta involucrada fuertemente en los acontecimientos en los demás casos: Yemen, Bahrein, Libia, Omán …

Estamos presenciando un momento de despertar patriótico, nacionalista y progresista y un vuelco histórico del statu quo imperante en la Gran Patria Árabe, en lo que concierne al sistema y regimenes políticos, el poder y los cambios sociales por diferentes vías. Se están enfrentando directamente dos proyectos antagónicos: el de los regimenes políticos elitistas caracterizados por el autoritarismo, la corrupción, la dependencia al centro del imperialsionismo mundial y ausencia de dignidad árabe humana y nacional; y el de las masas populares árabes caracterizado por el pluralismo confesional, étnico y de clase; la espontaneidad consciente con exigencias políticas, económicas y éticas; y el pacifismo militante, con perspectivas de emancipación de carácter nacionalistas progresista.

La historia tiene la virtud de sorprendernos siempre. La energía potencial a cu mulada en las masa de los pueblos árabes a lo largo de décadas, alcanzó su punto critico de irreversibilidad y se ha transformado en energía cinética movilizadora y transformadora del statu quo impuesto sobre la Nación Árabe por la alianza de sus enemigos históricos y actuales: el imperialsionismo y la reacción local, tanto los regimenes políticos oficiales como las clases o capas sociopolíticas compradoras, parasitarias y dominantes, directamente vin cu ladas al centro del gran capital, regidas por la dependencia y el servilismo incondional, emanada de la relación centro-periferia en tiempos de globalización neoliberal.

En otras palabras, la a cu mulación cu antitativa a lo largo de décadas de explotación , opresión, injusticia, corrupción, desempleo, pobreza extrema y los efectos de la o cu pación foránea ( humillación nacional y de clase), junto a un factor catalizador : la incorporación de una cantidad importante de intelectuales y profesionales de alta calificación y educación superior a las clases pobres y privadas de poder y riqueza, armados de conciencia, conocimiento y experiencia de trabajo político organizado y sindicalista, dio el tan esperado salto cu alitativo en forma de rebelión revolucionaria con efecto de reacción en cadena o dominó a lo árabe.

Además hay que añadir un factor singular derivado del desarrollo científico técnico y de la difusión de uno de los instrumentos de la globalización capitalista: Internet y las extensas redes de comunicación e intercambio social (facebook, twitter, teléfonos celulares…etc.). Estos instrumentos jugaron un rol importante en la intercomunicación, movilización, y organización de acción de miles y decenas de miles de activistas jóvenes, y sirvieron también como instrumento de identificación y sensibilización de intereses sociales comunes. Los avances de la revolución científico-técnica han sido utilizados en pro de la revolución social, pero no la hacen.

Estamos en la antesala de cambio de época árabe y de la transición desde un modelo de Estado autoritario-dictatorial (monárquico o presidencial) hacia una perspectiva real de un Estado árabe cívico verdaderamente libre, soberano y democrático (todavía en el marco de la democracia burguesa y los cánones del sistema capitalista). Sería un paso de avance del movimiento de la historia política árabe pero no sería suficiente para cambiar radicalmente los regimenes políticos imperantes, pues en mi opinión ello requeriría ineludiblemente de una revolución social de cambio el sistema político en su conjunto.

Si en los países occidentales altamente industrializados, “los Estados convencieron a sus ciudadanos de que la libertad es la capacidad de esos últimos de elegir sus amos de clase, pudiendo así camuflar su virtuoso despotismo de la democracia de clase; en los países del tercer mundo, la aplicación de la democracia formal tiene un solo propósito: crear regímenes lacayos de Occidente”[xiv].

Aunque esas rebeliones y revoluciones; no han sido promovidas ni dirigidas por organizaciones ni ninguna fuerza política organizada de oposición oficial o popular religiosa o laica, esas han contribuido, a posteriori, a proteger ese movimiento de reivindicaciones y a radicalizarlo, pasando de la exigencia de demandas económicas a demandas políticas, que tocan el sistema político imperante y amenazan el poder de la alianza del autoritarismo, la corrupción y la dependencia, enraizada en los regimenes gobernantes árabes.

Los actores políticos más sorprendidos y preo cu pados por esos cambios, han sido EE.UU. e “Israel”. Su temor radica en que los cambios venideros salgan de control y propicien el surgimiento de regímenes democráticos, mediante el protagonismo pacífico de las masas populares. Están conscientes de que los pueblos árabes son, en su aplastante mayoría, antisionistas y antiimperialistas.

Así ven sus intereses económicos y políticos amenazados, donde sus aliados gobernantes en los países Árabes (Estados Territorialistas Árabes) están obligados a dar concesiones, que llevarían al traste con los a cu erdos de “paz”, léase capitulación, firmados con el Estado Sionista. La emancipación verdadera de Egipto marcaría el inicio de la cu enta regresiva de la existencia del imperialsionismo sobre el suelo patrio de la Gran Nación Árabe.
No obstante, la tríada enemigo se ha movilizado inmediatamente para cercar y eliminar el posible triunfo de la Rebelión Revolucionaria Árabe, especialmente en Egipto, cu al eslabón central y país clave en la región. Para su comportamiento político-militar en el enfrentamiento a la crisis, EEUU ha concebido un plan de emergencia que

consiste, a mi juicio, en lo siguiente (por orden de prioridad):

1. Mantener todo el apoyo posible (militar y se cu ritario) a los regímenes árabes para que se mantengan en el poder aunque tengan que hundir a sus países en un baño de sangre.

El régimen egipcio cu enta con un millón y medio de efectivos de los servicios y aparatos de seguridad, policía secreta y represiva, y los vándalos – hampones - (escoria social reclutada como mercenarios). (Ya “Israel” envió los pertrechos y equipos militares a Egipto) y EEUU ha movilizado un portaaviones y otros navíos de guerra frente a las costas egipcias en el Mediterráneo y el Mar Rojo, reforzando su presencia, con tropas terrestres de la Guardia Nacional y una es cu adra de aviones de combate, en el Sinaí egipcio. El dis cu rso de la administración sobre la democracia, la reforma y la libertad refleja la hipocresía tradicional y el oportunismo se cu lar de la política exterior de EEUU. Egipto, desde el punto de vista militar operativo, constituye un eslabón central de enlace entre los comandos norteamericanos en Medio Oriente, África y Europa.
En el caso de Túnez, el Estado policíaco “ cu enta con un ejército de solo 35 mil efectivos, mientras las fuerzas de seguridad alcanzan la cifra de 130 mil”[xv], que además de los mercenarios y hampones reclutados no pudieron impedir la caída del presidente neoliberal. Francia le propuso, en vano, al fugitivo Ben Alí (48 horas antes de su salida hacia Arabia saudita) ayuda militar y se cu ritaria para reprimir la rebelión popular[xvi]. Es de recordar que Francia tiene en Túnez 1250 corporaciones con inversiones de 140 mil millones de euros[xvii], que se apoderan de la economía local. No obstante, la influencia militar norteamericana sobre los mandos militares de Túnez viene a desplazar, amigablemente, todo ese poderío económico galo.

2. Cambio de imagen del régimen mediante la sustitución de la figura del presidente por otras del propio régimen.

Por ejemplo, en Egipto, una figura de hard power como Omar Suleiman (tiene prioridad) y otra de soft power como Mohammad Albaradie, con retoques cosméticos constitucionales, laborales salariales y políticas, sin tocar la esencia de esos regimenes o afectar sus intereses de clase y por ende los intereses del imperialsionismo.

3. Cambio de signo ideológico del régimen mediante el Movimiento de Los Hermanos Musulmanes (no es antagónico con los intereses de EEUU pese a sus declaraciones incendiarias contra Occidente) en contubernio con el Ejército y los partidos de oposición oficial y legal.

El caso de Egipto es muy elo cu ente: los medios masivos de comunicación (Canal Aljazeera) controlados desde las cabinas del Pentágono y la CIA ; desde la dimisión de Mubarak, presentan a “Los Hermanos Musulmanes” como la fuerza motora y protagónica de la rebelión popular. Paralelamente, la junta militar suprema del Ejército tomó el poder y puso al “poderoso ministro de Defensa egipcio, Mohammad Husein Tantawi, tan fiel a Hosni Mubarak que lleva el apodo de “el perrito faldero de Mubarak”. Su fidelidad al régimen no ha sido nunca cu estionada y, por eso, Washington veía en él un candidato potencial a suceder al presidente egipcio en los próximos años…”[xviii]. Los 12 generales del mando de las fuerza armadas egipcias han sido seleccionados, entrenados y adoctrinados por EE.UU. Quien protege a los presidentes derrocados y fugitivos no puede ser, objetivamente, guardián de las rebeliones populares contra sus regímenes. Ya en el mundo de hoy no se puede ser revolucionario sin ser antiimperialista; por una razón objetiva y sencilla: el imperialismo no lo permite.

4. Intervención militar directa del imperialsionismo en caso de que triunfe la revolución popular antiimperialista.

El campo enemigo no entregará el poder pacíficamente y en la doctrina militar se cu ritaria del imperio millones de victimas civiles podrían ser daños colaterales. En el caso egipcio, los A cu erdos de Camp David de 1979, le permiten a EEUU hacerlo, “legalmente”. Los acontecimientos en Libia, vienen a corroborar esta apreciación. La OTAN encabezada por EEUU ya están interviniendo con armas, grupos de operaciones especiales y mercenarios a favor de la oposición islamoide (Hermanos Musulmanes) contra el régimen de Qaddafi. Se pretende recolonizar a Libia y repartirse sus riquezas petrolíferas. Incluso puede darse el caso de una intervención militar o “humanitaria” preventiva en otros casos.

En el último análisis, estamos presenciando un escenario complejo de conflictos internos con la intervención de actores externos, en medio del ‘Caos creativo’ y rebeliones preventivas (prefabricadas). Los pueblos árabes luchan por su dignidad y emancipación, mientras los imperialsionistas luchan por hegemonía, dominación y saqueo de las riquezas naturales y humanas de toda La Nación. Paradójicamente , ambos beligerantes antagónicos esgrimen las mismas consignas de libertad, reforma y democratización, pero con sentidos y propósitos contrapuestos.
La máxima de la política exterior de EEUU hacia el Medio Oriente árabe e islámico y su proyecto de reforma y democratización parecen ser inspirados por el concepto gatopardiano de que: “Tenemos que cambiarlo todo para que nada cambie y sigamos siendo los amos”. Se trata de un proceso histórico abierto de conflicto entre la revolución y la contrarrevolución. La última palabra la dirán los pueblos que luchan y resisten. Seguro vencerán.

--------------------------------------------------------------------------------

[i] MO: Surgió desde Gran Bretaña en un contexto geo-militar de la II Guerra Mundial sin ningún vín cu lo cu ltural, civilizatorio o político. Su génesis es lo puramente militar-operacional. Abarca ALSHAM (Siria, Líbano, Palestina y Jordania) Egipto, Turquía, Irán, y Pakistán). La Administración dio a conocer el 13 de febrero del 2004 su plan llamado “GMO” [i]. El GMO constituye una expresión de la intención de EEUU de agregarle al MO: Afganistán, algunas ex repúblicas soviéticas del Asia Central, algunos países de ambas riberas del Mar Rojo o algunos del Maghreb . En definitiva abarca desde Marruecos hasta Pakistán. En la óptica de los estrategas norteamericanos, el GMO seguirá siendo una zona de operaciones militares en el contexto de la guerra contra el ‘terrorismo islámico’. NGMO: Una nueva versión del GMO que pretende atomizar el tejido socio-político- cu ltural de la región y convertirla en facciones y grupos étnicos, confesionales y religiosos, desprovistos de cu alquier cu ltura política patriótica o nacionalista, para así recomponerla en mini Estados enajenados y armónicos con Israel, que sería la única potencia regional hegemónica.
[ii] (Gharaibeh Ibrahim, reseña del libro (Albright Madelaine, “El Poder y El Poderoso. Editora Árabe de Ciencias y Harbour Collins, Beirut, primera versión en árabe, 2007” ) publicado en http://www.aljazeera.net/NR/exeres/896C523C-B3C1-4363-A3BA-57A78F52E717.htm)
[iii] En su libro “Pox Americana, Denunciando el Imperio Norteamericano” hablan de “Pox Americana” para referirse a la propagación de una epidemia viral del imperio americano que no tiene nada que ver con el establecimiento de la paz en el mundo.
[iv] Reece Charles, “Los políticos norteamericanos desprestigian su país” publicado en http://www.icaws.org/site//modules.php?name=News&file=article&sid=5425&m...
[v] Democratización: es el nombre que EE.UU. le asignó a su intención de imponerles a los demás Estados su cu ltura política para reconstruir sus sociedades a imagen y semejanza del sistema político norteamericano.
[vi] Frase celebre del conductor del programa Dossier de telesur, el respetado colega Walter Martinez.
[vii] Ahmad Husein, “La respuesta a los yanquis”, publicado el 12 de febrero de 2011 en la revista Kanaan, No. 2487. http://www.kanaanonline.org/ebulletin.php
[viii] Patrimonio cultural árabe e Islámico.
[ix] Imperialsionismo: Un término nuestro para significar la identificación y fusión del sionismo cristiano y el sionismo judío como cultura política del imperialismo especialmente el de EEUU, generando una nueva entidad en proceso de gestación y cristalización, como actor principal de las RRII .
[x] Nasser Nicola, “visión de Bush: ocupación de Iraq a cambio de un mini estado palestino prometido”, publicado el 5 de octubre de 2007 en http://www.pflp.ps/index.php?action=Aklam&id=578
[xi] Samara Adel, “sobre el boicot a la Conferencia de las Fuerzas Populares Palestinas y Arabes opuestas a la Normalización ” publicado por Kanaanonline No. 2258, publicado el 22 de mayo de 2010, en http://kanaanonline.org/ebulletin-ar

[xii] Mohammad Shahin, “El nuevo bloque histórico y la necesidad de asumir una posición histórica”, publicado por Kanaanonline No. 1015, el 19de diciembre de 2006 en http://www.kanaanonline.org/articles/01015.pdf
[xiii] Hasib Khairoddin, “Sobre la necesidad de un bloque histórico” publicado el 29 de diciembre de 2006 en el periódico libanés Assafir.
[xiv] Ahmad Husein, “La respuesta a los yanquis”, publicado el 12 de febrero de 2011 en la revista Kanaan, No. 2487. http://www.kanaanonline.org/ebulletin.php
[xv] Adel Samara, Túnez ahora esta en peligro, publicado el 25 de enero de 2011 en la revista Kanaan No. 2470. http://www.kanaanonline.org/ebulletin.php
[xvi] Francia tiene el antecedente de haber intervenido militarmente con participación de otros integrantes de la OTAN en Túnez, en 1980 para liquidar “la rebelión del pan” en la zona sur del país.
[xvii] http://www.asharqalarabi.org.uk/ruiah/b-taqarir-527.htm
[xviii] Fernando Navarro, Tantawi: El favorito del Pentágono queda al mando en Egipto, publicado en http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/02/11/mohamed-husein-tantawi-el-f...

Enlaces