Los antiimperialistas en el Foro Social Europeo

17/11/2002

Llamado, reportaje y análisis

Un paso hacà­a adelante
Dentro de la gigantesca manifestacià³n del 9 de Noviembre en el cuadro del Foro Social Europeo (FSE) contra los preparativos de una nueva agresià³n contra el Irak, el Campo Antiimperialista junto a otras fuerzas italianas e internacionales protagonizà³ un bloque antiimperialista unitario. Bajo la consigna "Al lado del Irak – resistimos al ataque" cientos de activistas marcharon por las calles de Florencia y otros cientos se unieron al contingente antiimperialista. (vea fotos: )
Pocos dà­as despuà©s la policà­a italiana detenà­a una docena de militantes del movimiento contra la globalizacià³n – dos de ellos, Vittoria Oliva (de 61 años) y Antonio Rollo, parte de las fuerzas antiimperialistas. Entre los detenidos tambià©n se encuentra Francesco Caruso, dirigente del movimiento en el sur de Italia. Todos son acusados de haber formado una asociacià³n subversiva con el objetivo de subvertir el orden constitucional. El Estado ya no se esfuerza a construir un caso de crimen común, sino basta esta acusacià³n abiertamente polà­tica. No es por casualidad que las detenciones fueron llevados a cabo despuà©s de la exitosa movilizacià³n de Florencia para amenazar el creciente movimiento contra la guerra con sus bloqueos de instalaciones militares yanquis y la lucha de las fuerzas antiimperialistas consecuentes contra el gobierno militarista de Berlusconi, propuestas que están ganado consenso creciente.

Llamamos a mandar mensajes de protesta masivas exigiendo la inmediata liberacià³n de los luchadores detenidos.

Comentario sobre la manifestacià³n de masas contra la guerra en Florencia y el Foro Social Europeo (FSE)

La inmensa movilizacià³n marca una nueva coyuntura polà­tica no sà³lo en Italia, sino en toda Europa. Revela una oposicià³n popular masiva contra la polà­tica guerrerista imperialista de los EE.UU. y contra los ataques liberalistas contra las masas populares por parte de los gobierno de la Unià³n Europea (UE). Está surgiendo un nuevo movimiento que sà³lo puede nacer heterogà©neo. Hay que constatar que las fuerzas antiimperialistas, comunistas y revolucionarias siguen siendo una minorà­a dentro de este movimiento. A pesar de la crisis del liberalismo y de las contradicciones crecientes dentro del Orden Mundial dirigido por los EE.UU., todavà­a la situacià³n está lejos de una crisis integral y explosiva del capitalismo occidental, una situacià³n social y polà­tica extrema donde las fuerzas revolucionarias podrán ganar el consenso de masas en y constituir la direccià³n del movimiento de masas.

Por lo tanto no es por casualidad que el movimiento todavà­a está dominado por una mezcla de maximalismo táctico y minimalismo polà­tico neo-keynsiano con cierta dosis de filantropà­a cristiana. El antagonismo aparente, las proclamaciones y formas de protesta radicales por lo tanto se concretizan lineas polà­ticas moderadas, en propuestas de à©xodo (Negri) apolà­tico mas allá de las contradicciones reales entre los pueblos oprimidos en lucha y el imperialismo, a en nuevos caminos de integracià³n reformista en la "Europa social", ambos compatibles con el sistema dominante. Los pensamientos "democratizantes y humanizantes" de las fuerzas dirigentes del FSE de hecho son derivados del progresismo y modernismo burguà©s y siguen pesando sobre las mayorà­as encuadradas en la apariencia de la muerte de la revolucià³n y el comunismos con el "fin de la historia". Por todo esto el horizonte dominante consensual no va mas allá de la humanizacià³n del capitalismo con la idea de imponerlo reglas à©ticas para deshacerse de sus formas salvajes.

Hay que estar conciente que no basta tan sà³lo desenmascarar estas ilusiones reformistas que parecen propuestas realistas y por lo tanto siguen teniendo atractividad hegemà³nica. Sà³lo en el curso de los acontecimientos polà­ticos producto de la globalizacià³n imperialista y la experiencia y reflexià³n radical sobre esta realidad, el aparente realismo se revelará como utopà­a falsa. Requiere otros mucho Argentina e Irak para aprender la necesidad radical.

Comenzando en Seattle y llegando a Europa, el movimiento antiglobalizacià³n obviamente hizo pasos importantes. Los impactos del 11 de Septiembre, los llamados de la segunda Intifada del pueblo palestino y la intervencià³n constante de las fuerzas antiimperialistas y revolucionarias han contribuido a una radicalizacià³n polà­tica. No es por casualidad que los medias corporativos lamentan el creciente anti-americanismo y anti-capitalismo. En la manifestacià³n del 9 de noviembre este sentimiento se ha expresado en numerosas banderas y mantas entre los italianos y participantes internacionales, algo que hace dos años sà³lo fue una imagen marginal en el movimiento. Quienes proclamaban la muerte de la izquierda revolucionaria se han equivocado! La categorà­a de "imperialismo" ha resurgido entre el movimiento para caracterizar la polà­tica militarista occidental. La politizacià³n y la conciencia sobre la necesidad de una respuesta concreta y organizada frente a las polà­ticas imperialistas está ganado terreno frente la las reducciones sub-culturales americano-occidentales, al misticismo folclorista, al hedonismo individualista y al anarquismo subjetivista con su contenido moderado y se contrapone cada vez mas claro a la búsqueda de caminos de integracià³n centro-izquierdista de fuerzas como ATTAC y las burocracias sindicales tradicionales.

La composicià³n sociolà³gica predominante del movimiento, juventud de clase media que hace una dà©cada parecà­a completamente absorbida por el consumismo y el liberalismo, es una señal positiva ya que los sentimientos de la clase media pueden, en una situacià³n de continuada crisis y parálisis del movimiento obrero, expresar un descontento creciente en la sociedad. Esto sin embargo no puede prescindir a mediano plazo de la profundidad social popular, de un nuevo sujeto radical y proletario, para volverse constante y antagonista.

Las fuerzas antiimperialistas han protagonizado en Florencia su propio bloque dentro de la manifestacià³n y una asamblea final donde varios representantes de pueblos oprimidos y movimientos en lucha tomaban la voz, entre ellos de Turquà­a y Kurdistán, Colombia, Palestina, Sri Lanka, Paà­s Vasco y representantes de las organizaciones comunistas y antiimperialistas de Grecia. La unidad del movimiento antiimperialista es esencial para constituir un polo fuerte y visible capaz de influir en el desarrollo futuro del movimiento antiglobalizacià³n en los tiempos movidos que están llegando con una posible guerra contra Irak. Sin embargo esta unidad todavà­a es una proceso duro y largo donde por un lado la cuestià³n de las relaciones con las direcciones actuales, subordinadas polà­ticamente a la perspectiva de centro izquierda institucional europeo es esencial, como por otro lado el reconocimiento de las formas concretas y nuevas de lucha de los pueblos oprimidos, como el Islam polà­tico en el mundo árabe, y la consiguiente reflexià³n abierta sobre la base polà­tica antiimperialista y la estructura orgánica de una unidad internacional.

El impacto polà­tico de una nueva agresià³n yanqui contra Irak puede producir una situacià³n favorable para las fuerzas antiimperialistas y revolucionarias dentro del movimiento contra la globalizacià³n. Si Irak resisten unos meses contra este ataque las contradicciones internacionales existentes se pueden volver explosivas, amenazando los gobiernos tà­teres de los EE.UU., incluyendo los gobierno aliados de los EE.UU. en Europa, y tambià©n forzando a aclarar las posiciones y contradicciones dentro de la oposicià³n y el Foro Social Europeo. La unidad establecida en Porto Alegre es precaria, va desde la socialdemocracia hasta los revolucionarios. La escalada de la resistencia internacional puede llevar a la desintegracià³n de esta alianza no-santa de los Foros Sociales y la búsqueda de otro camino posible de un bloque internacional antiimperialista contra la guerra al lado de la resistencia del Irak y las masas árabes contra el imperialismo, mientras que las fuerzas moderadas se reunificarán con el liberalismo de izquierda y buscarán su futuro nuevamente en los puestos institucionales.

Los antiimperialistas tiene que contribuir a esta clarificacià³n polà­tica. En tiempos de choque las alianzas oportunistas son condenados a romperse en pedazos. Tenemos que estar y quedar dentro de este movimiento y al mismo tiempo oponernos a las corrientes pacifistas y neo-reformistas. Esta lucha puede abrir el camino al crecimiento de las fuerzas antiimperialistas consecuentes y su capacidad de dirigir la oposicià³n contra la globalizacià³n y la guerra. Nuestra mano debe ser limpia de toda relacià³n con las fuerzas que buscan el compromiso con un "imperialismo iluminado y democrático" para estrecharla a los pueblos oprimidos y rebeldes en todas sus formas de lucha.