Las FARC reafirman la opción comunista y responden a campañas difamatorias

11/04/2004

Entrevista con el Comandantes Ricardo González del Estado Mayor Central de las FARC-EP

Por Miguel Urbano Rodrigues, Avante

De las FARC-EP corren por el mundo los nombres de cuatro o cinco dirigentes que adquirieron resonancia internacional en combates contra o ejà©rcito al igual que como negociadores, e incluso como ideà³logos, de la más antigua organizacià³n guerrillera de Amà©rica Latina. Es el caso del comandante en jefe Manuel Marulanda y, entre otros, de los comandantes Jorge Briceño, el estratega militar, y Raúl Reyes, que fue el interlocutor principal del gobierno en Los Pozos, en la mesa de diálogo, durante la Administracià³n de Pastrana.


En el gran colectivo de las FARC son, sin embargo, numerosos los comandantes de calidad excepcional, de los que, por la propia naturaleza de las tareas desempeñadas, se habla poco o nada.

En marzo tuve la oportunidad de reencontrar en una ciudad mexicana a uno de esos combatientes: Ricardo González. En el pasaporte figuraba otro nombre. El pormenor es irrelevante porque tampoco se llama Ricardo González. Tal como en anteriores visitas, habà­a entrado al paà­s con documentacià³n falsa, pues Fox, cediendo a presiones de Washington, trata a las FARC como "organizacià³n terrorista".

Somos amigos hace años y ya le he conocido diferentes apellidos.

Ricardo me trae a la memoria, por la sà­ntesis de personajes diferentes, a hà©roes de novelas de Cholokov y de Alexei Tolstoi.

Descendiente de una familia oligárquica de terratenientes, rompià³ con su clase muy joven, optando por la lucha revolucionaria en las FARC. Es un orador de talento poco común. En varias capitales de Amà©rica Latina, al intervenir en conferencias internacionales (cuando las FARC no figuraban todavà­a en la lista negra), le escuchà© discursos en que un elevado contenido ideolà³gico se enriquecà­a por el rigor del análisis y por el estilo oratorio.

Ricardo se expresa en aquel castellano clásico, en và­as de extincià³n, que aún se habla en las altas mesetas de Colombia, con un leve acento antioqueño. Su porte aristocrático tal vez lo ayude en el vaivà©n de misiones clandestinas. Las policà­as no identifican con facilidad al revolucionario perseguido en aquel señor de maneras distintas.

Actualmente pertenece al Estado Mayor Central de las FARC. El presidente Uribe, en su reciente visita a Europa, cità³ su nombre, el verdadero, incluyà©ndolo entre los comandantes guerrilleros cuya cabeza ha sido puesta a premio.

Cuando lo vi, hace semanas, venà­a de las montañas de Colombia, de la lucha. Irradiaba aquella intensa alegrà­a de vivir que es uno de los rasgos de su fascinante personalidad de revolucionario profesional. Fue una charla de muchas horas. Le pedà­ que hablase para "Avante!"

De ese encuentro, preparado con mucha antelacià³n, salià³, en estilo coloquial, la entrevista que sigue, en la cual Ricardo González, respondiendo a campañas de desinformacià³n y a calumnias, aborda tambià©n cuestiones ideolà³gicas importantes, muchas de las cuales preocupan a toda la humanidad.

M.U.R.: Las FARC tienen casi 40 años. Sus crà­ticos dicen con frecuencia que una organizacià³n revolucionaria que en cuatro dà©cadas no consiguià³ llegar al poder, difà­cilmente lo hará. Te pregunto, ¿cuál es la perspectiva de las FARC, una organizacià³n que tiene vocacià³n de poder? En los diálogos de paz en Los Pozos, El Caguán, tenà­an un proyecto plural para la sociedad colombiana, pero a largo plazo la perspectiva era la del socialismo. ¿Cà³mo ven hoy las FARC el futuro a corto y a medio plazo?

Ricardo: Lo primero que hay que decir es que 40 años en la construccià³n de un ejà©rcito revolucionario es un tiempo exageradamente corto. Nuestros adversarios no conocen, digamos, la paciencia oriental que tienen las FARC. Nosotros tenemos un plan estratà©gico para la toma del poder y hemos visto que es a travà©s de la combinacià³n de todas las formas de lucha que tenemos que enfrentar a un enemigo que se ha caracterizado por su intolerancia, por mantener de palabra una cuestià³n que ellos llaman democracia, pero que en realidad no se ejecuta en ninguna parte de nuestro paà­s. Ese enemigo tiene todos los medios a su alcance, cuenta con una poderosa ayuda internacional encabezada por lo Estados Unidos, que ha tratado de exterminarnos desde hace 40 años exactamente. Fà­jate que Marulanda y sus compañeros en Marquetalia eran un total de 48 y rompieron el cerco pese a que allà­ se llevà³ todo el poder del estado colombiano para aniquilar a ese reducto de patriotas que emprendieron la gesta de liberar a Colombia de la dominacià³n que padece, por parte, fundamentalmente, de los Estados Unidos. Pretendà­an crear una sociedad nueva, una sociedad justa, una sociedad sin explotados ni explotadores, una patria digna para todos los colombianos donde no haya exclusià³n de ningún tipo. Eso las nuevas generaciones ya lo ven como una posibilidad real. De pronto nos hemos demorado en el tiempo, pero ha sido una cuestià³n muy meditada y que seguramente va a permitir ver una singularidad tremenda en la revolucià³n colombiana.

Te digo esto porque, bueno, es mala la comparacià³n, pero en Cuba un movimiento guerrillero triunfa y a partir de su victà³ria se viene a constituir partido polà­tico, se viene a constituir gobierno y se viene a constituir estado. Y lo vemos tambià©n con otras revoluciones como fue el caso del sandinismo. Mira, en el caso del sandinismo una insurreccià³n popular surgià³ a partir de la existencia del movimiento guerrillero. Se tomaron el poder y tuvieron que transitar tambià©n esta misma situacià³n: construccià³n del partido, construccià³n del ejà©rcito, construccià³n del estado, construccià³n del gobierno. En el caso de nosotros yo creo que es a la inversa. Nosotros hemos venido construyendo partido desde antes de la toma del poder, hemos venido construyendo gobierno, porque en algunas áreas el gobierno real es las FARC. Y hemos venido construyendo las bases del nuevo estado en muchas partes de la geografà­a colombiana. No es ninguna cuestià³n de prepotencia. Para el desemboque total de la revolucià³n, para nosotros, va a ser mucho más sencillo, porque hemos hecho toda una experiencia y podemos consolidar el proyecto revolucionario, digamos, con menos dificultades, a pesar de todo lo que se vea ahorita. Lo que pasa es que allà­ hay una confrontacià³n violenta impuesta por el estado colombiano, reto que nosotros hemos asumido. Pueden estar seguros nuestros amigos, nuestros simpatizantes, nuestros combatientes, que las FARC no van a claudicar.

Consideramos que hoy existe un estado terrorista en Colombia, ahora dominado por una tendencia de tipo fascista. Indudablemente, la lucha armada cobra mayor vigencia en el paà­s para enfrentar las armas homicidas del estado contra las armas libertarias de gentes que todavà­a tenemos dignidad. Ese pueblo colombiano del que nosotros hacemos parte es un pueblo digno y valiente que, en combinacià³n de todas las formas de lucha, cambia el escenario polà­tico y se da una posibilidad de diálogo o tránsito pacà­fico en el carácter de la revolucià³n en Colombia. Y en eso tambià©n las FARC se pueden medir y se han medido en la plaza pública a sus enemigos. No le tenemos miedo a la plaza pública, a confrontar las ideas. Lo malo es que allá no dejan que se produzca esa confrontacià³n de ideas; en este momento cualquier hombre o mujer o combatiente de las FARC que salga a exponer lo que piensa, inmediatamente es asesinado o capturado, acusado de terrorismo. Entonces, en este momento, nosotros no tenemos ninguna otra posibilidad de exponer nuestras ideas sino con el respaldo de los fusiles. Esa es la realidad que tenemos en Colombia.

En lo inmediato nosotros estamos trabajando por la construccià³n de un nuevo gobierno de amplia coalicià³n, que permita abrir los cauces de una democracia real en el paà­s y para ello hemos convocado a los sectores polà­ticos más diversos, a liberales, a conservadores, al clero catà³lico, a los gremios econà³micos del paà­s, a los sectores de la intelectualidad, a los obreros, a los campesinos, a las minorà­as à©tnicas, a hombres y mujeres del mundo de la cultura. El objetivo es parar la guerra. Para eso hay que enfrentar unidos el tipo de proyecto fascista para Colombia que viene ejecutando el señor Ílvaro Uribe Và©lez y toda la oligarquà­a colombiana, apoyada por los Estados Unidos y, desde luego, por algunos paà­ses de la Unià³n Europea que se han entrometido descaradamente en un conflicto que solamente toca solucionar a los colombianos. Desde hace 40 años nosotros hemos dicho que queremos la paz, que hemos luchado por esa paz, que estamos buscando los cambios, y ojalá no hubià©ramos tenido que enfrentarnos entre colombianos para implantar una reforma que estructuralmente el paà­s necesita y urge, y nosotros, como somos revolucionarios, nos toca asumir los riesgos que conlleva el enfrentar al estado colombiano y, desde luego, a sus cà³mplices y quienes lo amamantan desde el extranjero.

M.U.R.: Otra cuestià³n. No sà³lo los enemigos, sino a veces fuerzas democráticas que tienen una posicià³n muy crà­tica respecto al rà©gimen de Uribe, dicen que las FARC no logran una implantacià³n urbana, que en ese campo no consiguen avanzar, que las FARC no tienen penetracià³n en las capas medias. ¿Quà© se te ofrece decir sobre eso?

Ricardo: Hay una total desinformacià³n. Además, yo dirà­a que un desconocimiento de lo que es nuestra organizacià³n polà­tico-militar llamada FARC, Ejà©rcito del Pueblo. Nosotros no solamente tenemos el aparato propiamente armado sino que constituimos tambià©n y construimos el Partido Comunista Colombiano clandestino, y lo hacemos desde el punto de vista clandestino porque allá no hay las posibilidades del desarrollo real de organizaciones legales abiertas de carácter revolucionario, y estamos tambià©n construyendo el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia que es un movimiento tambià©n clandestino con fuerte arraigo en los sectores del estudiantado, entre los sectores obreros, en los barrios perifà©ricos de las grandes ciudades, en los sectores universitarios y en la intelectualidad. Lo que pasa es que à©ste es un trabajo eminentemente clandestino y la gente no puede descubrir ante los demás lo que está haciendo desde el punto de vista de su trabajo ideolà³gico, polà­tico, organizativo.

Desde luego, tambià©n tenemos las milicias bolivarianas y las milicias populares en centros urbanos de gran calado como Bogotá, Barranquilla, Medellà­n, Cali, y este trabajo urbano es un trabajo supremamente delicado porque en los centros urbanos está todo el poderà­o del enemigo, que tiene allà­ toda la cuestià³n tà©cnica, tiene sus servicios de seguridad, tiene tambià©n sus colaboradores o soplones o sapos, como se les denomina popularmente en Colombia, y, obviamente, construir estas redes clandestinas se convierte para nosotros en un trabajo de filigrana. El enemigo anda tras ellas, tratando de decapitarlas y de evitar que nosotros podamos llegar a las áreas urbanas. Hay que tener en cuenta estas dificultades. Nosotros, como Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, somos de origen campesino; obviamente nuestra mayorà­a todavà­a sigue siendo campesina, pero en los últimos 10- 12 años han llegado a filas dentro de las FARC hombres y mujeres provenientes de todas las capas sociales, de las capas medias, muchos intelectuales, hay periodistas, hay sacerdotes, hay ingenieros, hay agrà³nomos, hay abogados, hay escritores de gran calado, antropà³logos, que han venido y aquà­ son tratados con los mismos derechos de cualquiera que haya ingresado en las FARC en cualquier momento de su historia.

Hay ciertamente una cualificacià³n muy grande en las FARC en los últimos tiempos y podemos mostrar un hecho que marca esto con la detencià³n del camarada Simà³n Trinidad. Muchos paà­ses y muchos amigos han mostrado su asombro porque han visto que la prensa no ha podido callar que se trata de un hombre educado en las mejores universidades de los Estados Unidos, un hombre con una formacià³n cultural muy profunda. No olvides que siempre se ha considerado que las FARC somos una cantidad de campesinos atrasados, ignorantes y eso hace parte de lo que el enemigo dice contra nosotros y que nuestros amigos, a veces sin reflexià³n, toman y lo asimilan. Eso es normal. Siempre en nuestros vaivenes en cuanto a la cuestià³n de la confrontacià³n ideolà³gica, hay amigos que cuando viene al debate la cuestià³n de la represià³n, entonces a veces toman cierta distancia y se cuidan. Incluso hay algunos que asimilan lo que dice la gran prensa sin ninguna actitud crà­tica. Nosotros entendemos perfectamente eso, no nos molesta, simplemente les decimos a nuestros amigos y simpatizantes que tengan confianza, que aquà­ este ejà©rcito se ha consolidado y está cada vez creciendo más en el campo, en la ciudad, en profundidad, es decir, en el reclutamiento de nuevos guerrilleros, y tambià©n en extensià³n, cubriendo nuevas áreas de la geografà­a colombiana. Estamos llegando, esa es la realidad, al corazà³n y a la mente de muchos compatriotas en las grandes ciudades de Colombia.

M.U.R.: En relacià³n a la cuestià³n que acabas de abordar querà­a sà³lo que fueras más preciso en un punto. Las FARC afirman que combaten en 60 frentes, distribuidos por todo el territorio nacional. Sin embargo, el gobierno de Uribe y toda la prensa --basta ver " El Tiempo"--, dicen que este año, según el alto mando del ejà©rcito, à©ste ha obtenido grandes victorias militares. Yo pregunto ¿ quà© hay de concreto sobre la situacià³n militar durante el perà­odo?, ¿hubo algún cambio?, ¿es que las FARC son hoy más dà©biles que al comienzo de la toma de mando de Uribe, cuando Pastrana acabà³ con la zona de despeje, o las FARC mantienen su capacidad militar intacta?

Ricardo: Las FARC están intactas y podemos decir que desde su comandante en jefe, que goza de magnifica salud, asà­ mismo está el cuerpo total de las FARC.

M.U.R.: A propà³sito de eso, del comandante, han dicho que estaba con un cáncer en fase terminal en un hospital de Brasil, de Mato Grosso. Eso aparecià³ en la prensa internacional, creo que en la CNN. ¿Quà© hay que decir sobre esto?

Ricardo: Imagina, a Marulanda lo han matado como 50 veces más o menos y à©sta es otra muerte prematura que le dan a nuestro Comandante en Jefe.

Entonces, como se dice siempre: "los muertos que vos matás gozan de muy buena salud". Asà­ está nuestro Comandante en Jefe.

M.U.R. Otra cuestià³n, ahora sobre la reeleccià³n de Uribe. Se trata, si no me equivoco, de la segunda tentativa, porque la primera no pasà³ en el Congreso. La nueva maniobra partià³, creo, de la embajadora de Colombia en Madrid, ex candidata a la presidencia, y ex ministra. ¿Quà© posibilidades tiene esto de ir adelante y quà© efecto puede tener en todas estas maniobras la discusià³n en torno al canje de prisioneros?

Ricardo: Bueno, la aspiracià³n de Uribe es convertirse en un pequeño Cà©sar, en un diminuto Cà©sar...

M.U.R: ¿Uribe es fascista?, ¿las FARC identifican en à©l a un fascista?

Ricardo: Exactamente, es un fascista de tiempo completo. El no oculta jamás, digamos, su simpatà­a por este tipo de fenà³meno polà­tico y trata de reeditar a Hitler, y se guà­a mucho por su maestro y jefe que es el Sr. Bush. Entonces, en ese sentido estamos frente a un rà©gimen que utiliza todos los medios, incluso inconstitucionales, en su estrategia autocrática. Utiliza concretamente el sector financiero y el industrial. Incluso, ahorita, los puestos clave como el Ministerio de la defensa y el Ministerio del Interior y Justicia son atendidos por gente que viene de los grupos econà³micos más influentes del paà­s.

Entonces hay toda una cuestià³n no solamente por su situacià³n de clase sino por el ejercicio del poder que le deja prácticamente hacer redadas sin fà³rmula ni juicio contra cualquier persona detenida. Ahora tratan de empadronar a todo colombiano. Tiene que registrarse obligatoriamente ante notario su lugar de residencia, con cuantas personas vive. Fà­jate, si se va a mover de una ciudad a otra tendrà­a que pedir permiso para hacerlo y prácticamente Colombia se está convirtiendo en una inmensa cárcel. Mucha gente ha pagado ahora 6,8,10 meses de cárcel y luego tienen que ponerla en libertad porque no hay ningún indicio que sea auxiliar de la guerrilla o que està© comprometida con el movimiento insurgente. Toda la protesta social está penalizada, hay tortura, hay cárcel, hay ejecuciones extrajudiciales y eso es lo que estamos viviendo los colombianos en este momento, cuando por fuera entonces el Sr. Ílvaro Uribe Và©lez habla de la tal seguridad democrática global que en el fondo no es más que convertir a Colombia en un inmenso cuartel.

M.U.R.: Pasemos a la situacià³n internacional. La humanidad vive una crisis de una complejidad enorme, una crisis de civilizacià³n, y en este momento, pese a su enorme poderà­o --militar, polà­tico y econà³mico--, el sistema de dominacià³n imperial, con su ambicià³n planetaria, está en una crisis que según muchos economistas es diferente de las anteriores. Serà­a una crisis estructural. Los enormes dà©ficits comercial y del presupuesto, y la colosal deuda externa, la mayor del mundo, explican la agresividad creciente del sistema. Hoy para Washington no existiria otra salida a la crisis que guerras preventivas y saqueo de recursos de otros pueblos. ¿Es que las FARC piensan que es correcta esta tesis, que ha sido defendida por eminentes cientà­ficos marxistas, como el húngaro Mà©szaros, que retoman la frase de Rosa Luxemburgo "socialismo o barbarie"? Según ellos, la salida de esta crisis no puede ser otra que el fin del capitalismo. Yo pregunto: ¿es que las FARC creen que el marxismo, las concepciones de Marx y Lenin tendrán que jugar un papel importante en la construccià³n del futuro?

Ricardo: Con toda esa recomposicià³n del capitalismo y sus polà­ticas neoliberales han tratado, digamos, de borrar la cuestià³n de las luchas de clase, han tratado de cambiar el lenguaje . Niegan incluso la existencia del imperialismo como tal, y lo que vemos es que ellos decà­an que habà­a llegado el fin de la historia con la caà­da del campo socialista. Verdaderamente no se le ha quitado el hambre al mundo. Por el contrario, las desigualdades sociales crecen, no solamente en los paà­ses de Amà©rica Latina, sino en la misma Europa y al interior de los mismos Estados Unidos. Obviamente, tambià©n los recursos estratà©gicos comienzan a escasear. El caso del petrà³leo, que es un problema serio para los Estados Unidos y para los paà­ses altamente desarrollados, las cuestiones del medio ambiente, problemas tambià©n como el agua potable y sus reservas a nivel mundial. Esto hace que el Imperio trate de recomponerse desde el punto de vista estratà©gico. Entre los problemas del hemisferio está la cuestià³n de la cuenca amazà³nica donde se concentra la sexta parte del agua potable del planeta Tierra, donde está la mayor biodiversidad, donde hay gigantescos recursos y minerales estratà©gicos.

Vemos que los Estados Unidos no ocultan su deseo de hacerse con esas riquezas a nivel de Amà©rica Latina, como ya lo empezà³ a hacer en Iraq y Afganistán con la cuestià³n del petrà³leo. Entonces, mira que con todo lo que estamos viendo a partir del 11 de septiembre, el imperio fue herido en el corazà³n, comienza sus coleteos, se aventura en Afganistán, va a la guerra de Iraq pensando que esto era un paseo para derrotar a Saddam Hussein que, digamos, puede haber sido lo que fue como dictador, pero era presidente de un paà­s soberano. Los Estados Unidos se abrogan el derecho por encima de Naciones Unidas de entrar ahà­ para imponer su nuevo orden econà³mico y su nuevo orden internacional, y, fà­jate la empantanada en que se han pegado allà­. Es que los pueblos no están en estos momentos de rodillas y el pueblo iraquà­, utilizando la forma de guerra de guerrillas, viene causándole enormes bajas al ejà©rcito más poderoso que ha conocido la humanidad, y viene enfrentando con à©xito tambià©n a los otros ejà©rcitos de ocupacià³n que existen allà­: el inglà©s, el español, el italiano. Y las repercusiones comienzan a sentirse dentro de quienes han planificado esta guerra de exterminio, esta guerra injusta, esta guerra de agresià³n, esta guerra maldita contra el pueblo iraquà­.

Por eso, con lo trágico que ha sido la desaparicià³n de alguna gente inocente en España, el señor Aznar está recibiendo en este momento el castigo de haber llevado a la guerra su pueblo, que estaba en su mayorà­a en contra ella, está recibiendo en su territorio los toques de una guerra que à©l se buscà³ por defender los intereses norteamericanos en el Medio Oriente. Eso lo puedes ver ahora. La situacià³n allà­ en España ha causado ya la caà­da del Partido Popular y si vemos a Amà©rica Latina la vemos convulsionada: desde Argentina, enfrentada al Banco Mundial y al FMI, pasando por Bolivia con ese levantamiento popular que hubo allà­, en Ecuador, en Perú, en Haità­, en Colombia. Es decir, este momento es el momento de un auge en la lucha de los pueblos y creo que el imperio ha quedado tambià©n mortificado por no poder aplicar su polà­tica de globalizacià³n en la forma que ellos pretendà­an, utilizando la dominacià³n de las grandes transnacionales. Eso los pueblos no lo van a aceptar y se va a producir una lucha y una confrontacià³n violentas.

Los movimientos anti-guerra en Europa han crecido y las manifestaciones de repudio a una guerra montada sobre la mentira comienzan a sentirse en todo el planeta Tierra. Con cada pueblo empleando la forma de lucha que a bien tenga podemos entre todos ir creando una corriente de opinià³n y de resistencia y hacer retroceder el fascismo y el proyecto de dictadura mundial que trata de imponernos el imperio. El hecho de la existencia de las FARC en este momento, con las armas en la mano, recibiendo todo el peso de la agresià³n del ejà©rcito colombiano, ayudado econà³micamente, militar, tecnolà³gica y, no lo olvides, con ayuda de alta tecnologà­a y de inteligencia militar, insisto, la lucha de las FARC es una gran contribucià³n para las luchas revolucionarias en el mundo. Estamos en combate sin haber sufrido las bajas que ellos anuncian.

En la pregunta anterior tú me hablabas de los 60 frentes y efectivamente, nosotros tenemos los 60 frentes funcionando Ese dato es oficial de las FARC, y confirmado por la inteligencia militar que siempre dice que las FARC tienen 18 000 hombres. Nosotros no sabemos exactamente cuantos somos. Tal vez lo sepa el Comandante en Jefe Manuel Marulanda Và©lez, pero si tomas los perià³dicos y la informacià³n de prensa del año pasado y lo que ha pasado hasta hoy, nos encontramos que han dado de baja a 23 000 guerrilleros nuestros. Entonces, supuestamente no queda nadie. Esos son cálculos hechos en el papel. Ellos están pasando sus deseos por la realidad. La realidad es otra. Por el contrario, las FARC vienen creciendo en combatientes y en extensià³n territorial. Lo que pasa es que la confrontacià³n en esta última fase, despuà©s de que el Sr. Pastrana rompià³ los diálogos y que asumià³ la presidencia el Sr. Alvaro Uribe Và©lez, nada más está comenzando.

Las FARC no pueden ponerse a pelear en el momento en que el gobierno lo diga, o que lo diga el ejà©rcito colombiano, o que lo diga el Sr. Uribe Và©lez, o que lo digan los gringos. No. Las FARC se reservan el derecho de dar pelea, de dar combate en el momento que lo crean oportuno y necesario. Entonces nosotros estamos tranquilos, mirando con mucho optimismo el desarrollo de los acontecimientos. Los años venideros dirán si tenemos o no la razà³n, pero desde el punto de vista militar es utà³pico pensar que van a doblegar a las FARC o que van a exterminarlas. Precisamente, en octubre del año pasado, las FARC hicieron un pleno para la reestructuracià³n de toda su là­nea de mando, comenzando por el Secretariado nacional, por el Estado Mayor Central, por los estados mayores de bloque, por los estados mayores de frente y por los estados mayores de columnas de combate. Es decir, la direccià³n está garantizada ya hacia el futuro, sin ningún sobresalto, ocurra lo que ocurra dentro de la confrontacià³n en Colombia. Estamos muy tranquilos: cualquiera que sea el desemboque de la revolucià³n en Colombia, las FARC siempre van a estar presentes.

M.U.R: Ricardo, volviendo un poco a la cuestià³n del imperialismo, ¿crees que realmente la alternativa, si el capitalismo es erradicado en la Tierra, sea el socialismo o la barbarie? ¿Quà© papel tendrà­a el marxismo? En todo el debate alrededor del binomio movimientos-partidos no faltan intelectuales y dirigentes polà­ticos que afirman que la solucià³n vendrá exclusivamente de la accià³n de los movimientos sociales. Me acuerdo de intervenciones en que Fausto Bertinotti, de Rifondazione Comunista, defendià³ una posicià³n extrema. Según à©l, la destruccià³n del capitalismo será el resultado de la accià³n, con carácter revolucionario, del movimiento de los movimientos. Sin embargo, otros sostienen que cabe a las organizaciones y partidos revolucionarios cumplir un papel insustituible. ¿Quà© piensas de ese debate?

Ricardo: Nosotros jamás hemos negado que somos una organizacià³n marxista- leninista. En las FARC una escuadra la componen 12 hombres o mujeres y es a la vez una cà©lula del Partido Comunista y allà­ educamos a nuestros combatientes en todo el pensamiento marxista-leninista. Creemos que tal posicià³n tiene plena vigencia. Además le agregamos al marxismo el pensamiento bolivariano porque consideramos que Bolà­var tiene mucho que hacer en Amà©rica Latina. Es más, Bolà­var hoy es una gran preocupacià³n para Washington. Los estrategas e ideà³logos del sistema temen que Bolà­var salga de su sepulcro a empuñar la espada libertadora nuevamente. En el documento Santa Fà© 4, los gringos expresan la preocupacià³n de que este pensamiento bolivariano pueda extenderse a toda el área andina y a toda el área suramericana. Estamos en otra à©poca desde luego, pero el pensamiento de unidad latinoamericana está plenamente vigente, la amenaza de quedar sometidos por el Imperio se acentúa, la cuestià³n de crear gobiernos que den mayor felicidad a sus pueblos es exigencia continental, la constitucià³n de ejà©rcitos libertadores no perdià³ actualidad. Entonces encontramos que Bolà­var sà­, tiene mucho que hacer acá.

Nosotros creemos que el socialismo es plenamente factible y que la misma globalizacià³n ha ido haciendo de las posibilidades de esa transicià³n algo más cercano.No pudià©ramos decir que haya una única và­a para enfrentar al imperio y dar los saltos. Seguramente será en algunas partes mucho más difà­cil. Por ejemplo, nosotros, en este momento, como Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, por las condiciones que nos impone el rà©gimen de Uribe Và©lez, la confrontacià³n armada nos coloca en una situacià³n mucho más compleja que la de otras organizaciones revolucionarias del pasado cuando existà­a el campo socialista y podà­a haber ayuda econà³mica. De pronto sufrimos las consecuencias del intercambio de inteligencia, del asesoramiento militar, del entrenamiento de batallones especiales, etc.

Somos una guerrilla que tiene que autoabastecerse en todo el campo, incluyendo la compra de armas en el mercado negro o tenemos que fabricarlas como hemos comenzado a hacer con los armamentos caseros, para librar una lucha muy desigual desde el punto de vista tecnolà³gico, fundamental en la guerra moderna. Nosotros creemos que, bueno, iremos hacia un socialismo con las caracterà­sticas y la idiosincrasia de Colombia, que seguramente habrá que analizar todos los tipos de socialismo que existieron, desde la Unià³n Sovià©tica, la misma China, Corea, Viet Nam, Cuba socialista, y de todo eso sacar lo productivo que ha habido y aplicarlo a las condiciones del desarrollo de las fuerzas productivas en Colombia. Pero nosotros no creemos que haya una tercera và­a, nosotros creemos que la opcià³n es entre socialismo o barbarie. Y la barbarie ya sabemos quià©n la aplica. La aplica el imperialismo porque eso no ha desaparecido. Por el contrario, ahora está más vivo y más peligroso que en el pasado y los revolucionarios despuà©s de la desbandada y de lo que pasà³ en Europa Oriental estamos en desventaja. Sin embargo, nosotros en Colombia somos muy optimistas y llevamos conscientemente el peso de la responsabilidad histà³rica que asumimos en este momento.

M.U.R.: Ahora, una cuestià³n muy delicada. La de la droga. La campaña, yo dirà­a mundial, contra la FARC, esa campaña está en todos los continentes y dificulta mucho la movilizacià³n de la solidaridad .Su argumento permanente y principal es la afirmacià³n de que las FARC son una organizacià³n que está à­ntimamente conectada con la droga. Yo sà© que fue un diplomático estadounidense, Louis Stamb, ex embajador en Bogotá, quien un dà­a, durante una reunià³n en el Pentágono, dijo que habrà­a que inventar un slogan que pudiera crear una leyenda negra en torno a las FARC. En esa reunià³n nacià³, a propuesta suya, la expresià³n "la guerrilla del narcotráfico" para desmoralizar a las FARC. Ahora yo pregunto: ¿quà© responden las FARC a la montaña de acusaciones que la presentan comprometida con los carteles de la droga? Sus adversarios sostienen que es una organizacià³n millonaria y que no podrà­a, sin los millones de la droga, actuar como actúa. ¿Quà© hay que decir sobre esto que es la acusacià³n fundamental contra las FARC? Incluso muchos intelectuales de izquierda temen demostrar solidaridad con las FARC porque la organizacià³n aparece como una guerrilla inseparable del narcotráfico.

Ricardo: Contra nosotros siempre se han utilizado diversas campañas de desprestigio. Cuando no existà­a el narcotráfico en Colombia decà­an que à©ramos la quinta columna del imperialismo sovià©tico, que eran los sovià©ticos los que sufragaban a las FARC y que por eso las FARC existà­an. Despuà©s nos trataron de bandoleros, simples bandoleros y delincuentes comunes. Posteriormente sà­, el señor Stamb, como dijiste, saca el epà­teto de narcoguerrilla y ahora no es raro que nos digan narcoterroristas o simplemente terroristas. Es una campaña bien orquestada y montada en momentos determinantes. Ahà­ cualquier persona despreocupada puede darse cuenta que el negocio del narcotráfico es un negocio eminentemente capitalista, que en Colombia, por las condiciones especà­ficas y la aplicacià³n de las polà­ticas neoliberales, arruinaron el campo colombiano, sacaron de circulacià³n un millà³n 500 000 ha. de cultivo del cafà©, arruinaron toda la economà­a del sorgo, arruinaron toda la economà­a del campo de otro producto como el algodà³n y la gente comenzà³ a cultivar marihuana o a cultivar plantaciones de coca y eso fue en cierta medida tolerado por los gobiernos colombianos.

Los narcotraficantes en la dà©cada de los 80 estaban metidos en todas las capas de Colombia, el mismo Pablo Escobar, el rey de la droga, se hizo elegir a la Cámara de Representantes por las listas del Partido Liberal. Y en los aviones de los narcotraficantes colombianos andaban desde el presidente ya fallecido, el Sr. Carlos Lleras Restrepo, hasta lo que vimos con el narcopresidente llamado Ernesto Samper, que fue elegido con los dineros del narcotráfico. Otra cosa tambià©n que demuestra la hipocresà­a de esa sociedad colombiana, cuando el Papa Juan Pablo II visità³ a Colombia, los carteles de la droga reunieron como unos 3 millones de dà³lares para entregarle al Vaticano para hacer obras sociales, es decir...

M.U:R.: ¿Y à©l aceptà³?

Ricardo: Seguramente no supo de dà³nde venà­a eso, pero el dinero llegà³ a las manos de à©l. Tú recuerdas que Pablo Escobar era un hombre absolutamente creyente, le rezaba a la virgen antes de ir a colocar las bombas. Pero fà­jate que el narcotráfico ha copado todas las estructuras de la sociedad colombiana, desde el Parlamento, a los grandes banqueros, a los industriales, los jueces y magistrados, oficiales del ejà©rcito colombiano…… Incluso en los aviones de la Fuerza Aà©rea Colombiana han llevado droga a los Estados Unidos. El buque insignia "Gloria", el barco No.1 de la Armada colombiana, ha sido capturado llevando en su interior cocaà­na y en el mismo avià³n presidencial, cuando el Dr. Ernesto Samper Pizarro iba a visitar los Estados Unidos, ahà­ encontraron cocaà­na. Pero obviamente este negocio es de los más rentables que hay en el planeta Tierra, está casi que a la par con el de armamentos.

Aquà­ el capital circula con mucha mayor rapidez y analistas del problema calculan que hay 550 000 millones de dà³lares circulando en el mundo producto del narcotráfico..De esos 550 000 millones reverten para Amà©rica latina 20 000 millones de los cuales a Colombia le llegan 5 500 millones según los más optimistas, y eso que supuestamente Colombia produce el 80% de la cocaà­na del planeta Tierra. ¿Donde se está quedando este dinero? Es dentro del imperio, el gran negocio lo están haciendo los mismos Estados Unidos. Fà­jate que en todo el perà­odo del Sr. Clinton la economà­a de los Estados Unidos crecià³ a un ritmo de 6.11%, porque claro, estos dineros provenientes del narcotráfico irrigaban todo el torrente financiero de la economà­a norteamericana. Las FARC mismas les han propuesto a los Estados Unidos, les han propuesto a Naciones Unidas, y les han propuesto a todos los gobiernos del mundo que defienden un combate real contra el narcotráfico, una polà­tica clara de sustitucià³n de cultivos, de ataque en profundidad a la cuestià³n del narcotráfico.

Nosotros hemos recibido los ataques de los grandes carteles de la droga, a los que hemos tenido que enfrentar militarmente porque la verdadera alianza está entre los narcotraficantes, los paramilitares, los hombres de algunos mandos militares colombianos y toda esa podredumbre de la casta polà­tica colombiana ensuciada en ese negocio. Es decir, son ellos realmente los que lo manejan, pero pueden salir del paà­s sin problemas. Nosotros no podemos siquiera movernos del territorio colombiano porque nos buscan por todos lados. Como sabes, desde la à©poca de la guerra frà­a, todo el Caribe y el Pacà­fico, la Amazonia y la regià³n andina están plagados de radares de los Estados Unidos. Nosotros le hemos dicho a los gringos: dà©jense de ser hipà³critas, el problema lo tienen ustedes allá y ustedes usufructúan. En Estados Unidos se calcula que en este momento hay 25 millones de consumidores directos de la droga y si calculamos que cada habitante suyo que está metido consumiendo la droga afecta a 4 à³ 5 personas, nos encontramos que entonces hay unos 120-125 millones de norteamericanos metidos en el problema.

Para combatir dentro de los Estados Unidos el flagelo de los narcà³ticos, el gobierno, para rebajar el 1% del consumo en su territorio, curando a sus enfermos, haciendo campañas en las universidades, en los colegios, en la poblacià³n, para rebajar el 1%, se gastarà­an 180 millones de dà³lares. Si dentro de los Estados Unidos se hace esa misma campaña, pero acompañada de la interdiccià³n de la droga antes de que entre en el paà­s, entonces, para rebajar ese mismo 1%, la administracià³n federal gastarà­a 380 millones de dà³lares.

La hipocresà­a es inocultable. No combaten el problema en los Estados Unidos, pero traen la guerra contra la droga a Bolivia, al Perú, al Ecuador, o a Colombia, y entonces ya los costos para rebajar ese mismo 1% se elevan a 780 millones de dà³lares. Es decir, para los Estados Unidos serà­a más productivo el combate al interior en su territorio.

Nosotros propusimos en el 1er. encuentro internacional sobre combate a cultivos llamados ilà­citos y al narcotráfico, a la Unià³n Europea, al Sr. Presidente Pastrana, sustituir el cultivo a base de todo un estudio que se hizo en un área que se llama Cartagena del Chairá donde existà­an para ese empeño unas 7 200 ha. de plantaciones de coca y formar allà­ un gran laboratorio, desarrollar lo que seria un teste para probar que sà­, que se puede realmente combatir el narcotráfico en profundidad. Te dije que se han levantado esos fantasmas contra nosotros, que ese es el pretexto de los Estados Unidos para agredir militarmente a Colombia y para enmascarar la verdadera cuestià³n de su Plan Colombia que es un plan contrainsurgente de acabar con las FARC, para implantar su dominio en el paà­s, agredir a Venezuela, pero, además, apropiarse de toda la regià³n. Ya antes hemos hablado de la Amazonia por lo que allà­ hay. Lamentamos mucho que en este momento, tan difà­cil, nuestros amigos sigan creyendo en las infamias que se dicen en cuanto a nuestra organizacià³n guerrillera.

Siempre hemos condenado el narcotráfico como un crimen contra la humanidad, sabemos de los males que eso causa sobre todo a la juventud, y nosotros, en las áreas donde estamos, condenamos con mucho rigor el consumo de estupefacientes.

Siendo mayoritariamente campesina, la guerrilla de las FARC es una guerrilla sana, los campesinos de Colombia, los campesinos incluso de los Estados Unidos, lo mismo los de Portugal, de la Argentina, de Venezuela, son gente sana que nunca ha utilizado este tipo de cosa. Eso lo utilizan allá los norteamericanos, un gran sector de ellos que demuestra tambià©n un grado de desequilibrio moral de esa sociedad, tal como en Europa. En Colombia no, nosotros no estamos metidos en el negocio, pero a raà­z de eso se dice que las FARC son un movimiento multimillonario, eso da risa, porque nadie sabe de verdad con la sed que otro bebe; nosotros somos una guerrilla ciertamente autárquica y nos hemos visto obligados a autofinanciar todas las cosas. Hay grandes industriales patriotas que aportan a las FARC como los hay tambià©n algunos dueños de grandes fincas que efectivamente nos ayudan.

Las FARC dentro de Colombia tienen negocios rentables que les permiten abastecerse. Obviamente, como es una guerra que nos han impuesto y la plata la tienen los ricos y la plata la tienen los potentados que han usufructuado del sudor y de las lágrimas de nuestro pueblo, a veces hemos tenido que recurrir a la cuestià³n de retenciones de personas, pero no te olvides que en la última etapa y desde el Caguán, las FARC promulgaron la Ley 002 por la cual cualquier persona nacional o extranjera cuyas utilidades sean superiores a 1 millà³n de dà³lares tiene que pagarle a las FARC el 10% . Ese impuesto nosotros lo estamos cobrando, y para cobrarlo no es con florecitas. Eso se tiene que hacer porque las FARC, cuando promulgan una ley, es para cumplirla. En este momento hay que decir que cada vez más industriales, más banqueros, más transnacionales se arriman a tocar las puertas de las FARC para ver cuánto es lo que tienen que cancelarnos. Pero obviamente los costos de mantener un ejà©rcito como el nuestro son elevados.

No somos una guerrilla millonaria. Pasamos dificultades de todo orden. Eso mismo nos impide tener acceso a la alta tecnologà­a de armamentos. Francia, los Estados Unidos, las Naciones Unidas nos dicen que no utilicemos las minas quiebrapatas u otras armas no convencionales. ¿Quà© hacer? Como nosotros ya somos un estado pequeño y en gestacià³n, le decimos a los ingleses, a los mismos norteamericanos, a los gringos, que si a ellos les duele mucho que les pongan las minas quiebrapatas, pues entonces que nos abran un crà©dito, que nos den vendan armas convencionales para poderlas utilizar.

M.U.R.: ¿Cà³mo son las minas quiebrapatas?, explica, ¿cà³mo traducir eso?, ¿son minas personales?

Ricardo: Si, son minas personales que nosotros hacemos, los combatientes de las FARC. En una lata de sardinas se le coloca X cantidad de explosivos, se le coloca lo que llaman metralla, tornillos, toda esa cuestià³n entre otras cosas, eso es lo que viene pegando al ejà©rcito colombiano al terreno.

M.U.R: Es decir, ustedes no tienen misiles……

Ricardo: No, nosotros no tenemos misiles.

M.U.R: ¿Nunca siquiera fueron acusados de eso?

Ricardo: Por ahà­ una vez vieron por allá unos campesinos con un carro viejo pintado como en forma de misil y dijeron que nosotros tenà­amos ya esos misiles, pero no, eso fue un galà³n de gasolina ahà­ pintado, asà­ que no tenemos todavà­a esas cosas sofisticadas, por ahà­ lo máximo que hay son flechas y alguna que otra escopetica……

M.U.R: Ricardo, una última pregunta sobre el problema de la contradiccià³n de un gobierno que se niega a negociar y a discutir y a dialogar directamente sobre la cuestià³n del canje de prisioneros, pero al mismo tiempo mantiene un diálogo casi amistoso con los paramilitares de Carlos Castaño y de Salvatore Mancuso. ¿Cà³mo ven esa contradiccià³n?

Ricardo: No, yo no dirà­a que hay diálogo entre Uribe y los paramilitares, lo que hay es un monà³logo entre ellos mismos. El Sr. Uribe se enorgullece de que le digan paramilitar, es que à©l viene de ahà­. Hay que preguntarle al Dr. Ílvaro Uribe que hacà­a à©l en la aeronáutica civil cuando fue de director nacional; la cantidad de pistas de aterrizaje que le entregà³ a los narcotraficantes colombianos. El señor Uribe tiene un pasado horrendo en ese campo. Entonces lo que se ha hecho es que viejos conocidos se reúnen y hacen una divisià³n social del trabajo. Votaron por Uribe y le han prestado toda la ayuda de ahora y antes como la han recibido ellos. Reciben ahora el pago de los servicios que le prestaron al señor Uribe en otras à©pocas. à‰l ha sido muy generoso con ellos, y va a seguir de generoso. Ahà­ no hay nada, es el monà³logo.

M.U.R.: ¿Y el canje de prisioneros? Por el contrario, hay una actitud de rechazo en cuanto al canje de parte del gobierno.

Ricardo: El señor Uribe trata de mostrarse intransigente ante un clamor, que es un clamor nacional, que ya trasciende las fronteras colombianas. Lo que existe en Colombia es un conflicto interno de dos fuerzas, una irregular , en el caso las FARC, y la otra el ejà©rcito oficial. Nosotros tenemos prisioneros de guerra como el estado colombiano tiene prisioneros de guerra de las FARC en sus mazmorras. El señor Uribe simula desconocer que sus oficiales del ejà©rcito, de la policà­a, de la marina, sus integrantes de los servicios de inteligencia, como el DAS y el F2 están en poder de las FARC caà­dos en combate por defender ese establecimiento putrefacto que no se conmueve frente al dolor y al drama que su gente vive. Nosotros hemos hecho la propuesta de este canje de prisioneros que es válida...

M.U.R.: ¿Cuántos prisioneros tienen las FARC en total?, más o menos.

Ricardo: En este momento se calcula que puede haber unos 50 o 60 oficiales del ejà©rcito y la policà­a en poder de las FARC. Y otra gente representativa de la clase polà­tica colombiana. Como lo ha dicho el Comandante Raúl Reyes, todos están en perfecto estado de salud, viviendo, claro, en las incomodidades propias de la selva, pero tratados con dignidad y decoro. En eso las FARC han respetado, digamos, a nivel de la misma situacià³n de la guerra, y el trato que se les da es el trato que recibe cualquiera de nuestros guerrilleros. No hay discriminacià³n con ellos. Nosotros vemos que este canje va a tenerse que abrir cauce, en à©ste o en otro gobierno que sepa que tiene que abrir las compuertas para el entendimiento entre los colombianos. Por ello, eso de perpetuarse el señor Uribe en el poder no deja de ser un mal chiste, porque hay sectores colombianos, sobre todo a nivel de la gran prensa, que magnifican el grado de aceptacià³n que tiene el actual presidente dentro de la poblacià³n. Nosotros creemos que no a nivel de la prensa puede sostenerse toda la situacià³n, a nivel de imágenes. Todos los dà­as garantizan que capturaron 100, 200, 300 miembros de las FARC o los mataron en combate. Ganan la guerra en el papel con los grandes titulares, pero la realidad en el campo de batalla es otra. Los golpes que se le han propinado al ejà©rcito colombiano son duros, pero eso no se refleja a nivel de la gran prensa. Los estragos que les estamos haciendo y que ya el diario "El Tiempo" tiene que comenzar a publicarlos. Las minas antipersonales le están causando al ejà©rcito una tremenda sangrà­a. Eso tiene que ser tambià©n analizado por el pueblo colombiano.

La guerra no trae nada bueno a los pueblos, la guerra deja desolacià³n y muerte. Aquà­ tenemos un presidente que todos los dà­as habla de guerra cuando nosotros decimos que queremos dialogar con un gobierno que realmente està© interesado en abrir los cauces y las compuertas para una solucià³n dialogada al conflicto social armado que vive Colombia.

M.U.R.: Bueno llegamos al final. El tema es inagotable, podrà­amos hablar durante horas sobre la lucha de las FARC, pero creo que has dicho cosas importantes. ¿Algo más?

Ricardo: Sà­. Quiero expresar mi agradecimiento por la solidaridad de los comunistas portugueses a nuestra lucha. A los camaradas del Partido Comunista Portuguà©s, y en especial a su ex secretario general, Alvaro Cunhal, va nuestro más fraterno, revolucionario y combativo saludo marxista-leninista. Partidos como el portuguà©s han demostrado grandeza y fortaleza ideolà³gica. Nosotros los admiramos profundamente, hemos leà­do y estudiado "Partido con paredes de cristal" y todavà­a nos deleitamos bastante y aprendemos bastante. Yo creo que los comunistas portugueses pueden sentirse orgullosos de no haber claudicado cuando la cobardà­a comenzà³ a apoderarse del mundo. Ahora más que nunca nos sentimos más estrechos en todos los và­nculos. Para ustedes un saludo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y ojalá en alguna oportunidad nos visiten en nuestros campamentos en la montaña y que alguna delegacià³n nuestra pueda tambià©n estar recibiendo ese calor de los comunistas y del pueblo portuguà©s que, a pesar de la distancia, está cerca de nuestra mente y nuestro corazà³n.

Marzo de 2004, en algún lugar de Mà©xico


*Este articulo fue publicado en el semanário "Avante!",organo central del Partido Comunista Portugues