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Respuesta de Marcos a ETA

18. January 2003

Debate entre EZLN y ETA

Ejà©rcito Zapatista de Liberacià³n Nacional
Mà©xico.

9 al 12 de Enero del 2003.

A la organizacià³n polà­tico-militar vasca Euskadi Ta Askatasuna (ETA).
Paà­s Vasco.

De: Ejà©rcito Zapatista de Liberacià³n Nacional.
Mà©xico.

Señoras y señores:
Recibimos la carta que, fechada el 1 de enero del 2003, nos enviaron a travà©s de agencias de noticias, perià³dicos, páginas web y etcà©tera. Supimos de la existencia de su misiva el dà­a 6 de enero, pero no en la versià³n completa hasta que salià³ publicada en el perià³dico mexicano La Jornada. A esa versià³n nos referiremos.
La noticia llegà³ como de por sà­ llegan las noticias acá. Estaba yo en la letrina, pensando en lo que pasarà­a si ETA me tomaba la palabra y cumplà­a mis deseos justo cuando estuviera yo cumpliendo con necesidades que llaman fisiolà³gicas. Ya me imaginaba las cabezas de los perià³dicos del dà­a siguiente: “Muere el Sup và­ctima de su bocota”, y luego el balazo (es un tà©rmino periodà­stico, no lo que ustedes piensan): “Quedà³ hecho mierda” (bueno, los perià³dicos que cuidan las buenas maneras y salvaguardan las buenas costumbres pondrà­an “Quedà³ hecho popà³”). Y todos los diarios publicarà­an un desplegado, firmado por las mentes más lúcidas y elegantes de Mà©xico y España, que rezarà­a “De por sà­ nosotros siempre dijimos que ese tà­o era una mierda”. En fin, estaba yo en reflexiones de este tipo (que tanto entusiasman a Savater y cà­a) y regresando a la comandancia, cuando llegan a buscarme los comandantes Tacho, Mister y Brus Li (y no “Bruce Lee”, como ponen en los perià³dicos) y me dicen:
-Escuchamos en las noticias que ya respondià³ ETA.
-¿Ah sà­? ¿Y quà© dicen?
-Te regañan.
-Bueno, eso ya es un deporte internacional. Además ¿cà³mo que “te regañan”?
Será “nos regañan”, ¿no que por mi voz habla la voz del ezetaelene?
-No, te regañan a ti. Asà­ es el trato: a ti te tocan los regaños y a nosotros las felicitaciones -dice Mister. Y agregà³: -Tal vez alguien manda la carta completa.
Eso tardà³ un tiempo bastante largo, sobre todo si se toma en cuenta que, se supone, somos una guerrilla “posmodernista”, con todos los adelantos de la tecnologà­a y que “surfeamos” por el ciberespacio. Ya con la carta en las manos, la leyeron y despuà©s me la pasaron con un “¡Uy!” sarcástico.
Tacho preguntà³: -¿Por quà© será que dicen eso de que “sabemos que no siempre acertaron”?
Omar respondià³, sonriendo: -Yo creo que porque no acertamos cuando pusimos al Sup de vocero.
Las carcajadas deben haberse escuchado hasta el Paà­s Vasco. El comandante David se me acercà³ y me consolà³: “No les hagas caso, están bromeando”. La comandanta Esther tratà³ de decir algo pero la risa se lo impidià³. En cambio, la comandanta Fidelia ofrecià³ prepararme un tà© y me dijo: “Hay que responderles, sobre todo lo de los niños y niñas del EZLN”. “Tambià©n esto otro”, dice Tacho y me marca, con un lapicero que alguna vez fue del General de Divisià³n Absalà³n Castellanos (General del ejà©rcito federal mexicano, famoso por asesinar indà­genas y perseguir, torturar, encarcelar y matar voces disidentes; fue tomado prisionero por fuerzas zapatistas en 1994, juzgado y condenado a la pena de cargar el resto de su vida con el perdà³n de quienes fueron sus và­ctimas), algunos párrafos de su carta de ustedes.
Asà­ que aquà­ les va:
Primero.- Les aclaro que los niños y niñas del EZLN no entienden todo sin palabras, como ustedes suponen errà³neamente en su carta. Nosotros los tratamos de por sà­ como niños. Es el poderoso con su guerra el que los trata como adultos. Nosotros les hablamos. Les enseñamos que la palabra, junto con el amor y la dignidad, es lo que nos hace seres humanos. No les enseñamos a pelear. O sà­, pero a pelear con la palabra. Ellos aprenden. Saben que si nosotros estamos en esto es para que ellos no tengan que hacer lo mismo. Y hablan y tambià©n escuchan. Contra lo que ustedes dicen, nosotros les enseñamos que las palabras no matan, pero que sà­ se puede matar a las palabras y, con ellas, al ser humano. Les enseñamos que hay tantas palabras como colores, y que hay tantos pensamientos porque de por sà­ el mundo es para que en à©l nazcan palabras. Que hay pensamientos diferentes y que debemos respetarlos. Que hay quien pretende que su pensamiento debe ser el único y que persigue, encarcela y mata (siempre escondido detrás de razones de Estado, de leyes ilegà­timas o “causas justas”) a los pensamientos que son diferentes. Y les enseñamos a hablar con la verdad, es decir, con el corazà³n. Porque la mentira es otra forma de matar la palabra. En la lengua de los hombres murcià©lagos, los que hablando se van orientando en su caminar, los tzotziles, hablar con la verdad se dice “YALEL TA MELEI”. Les enseñamos a hablar y tambià©n a escuchar. Porque aquel que sà³lo habla y no escucha, termina por creer que lo que dice es lo único que vale. En la lengua de los tzotziles, los que escuchando se van orientando en su caminar, escuchar con el corazà³n se dice “YATEL TAJLOK `EL COONTIC”. Hablando y escuchando palabras es como sabemos quià©nes somos, de dà³nde venimos, y a dà³nde va nuestro paso. Tambià©n es como sabemos del otro, de su paso y de su mundo. Hablando y escuchando palabras es como escuchamos la vida.
Segundo.- Veo que tienen sentido del humor y que nos descubrieron: nosotros los zapatistas, que nunca hemos tenido la atencià³n de la prensa nacional e internacional, quisimos “usar” el conflicto vasco que, como es evidente, tiene buena prensa de sobra. Es más, desde el dà­a en que nos referimos públicamente a la lucha polà­tica en Euskal Herria, los comentarios positivos sobre los zapatistas, en la calle y en la prensa nacional e internacional, han ido en ascenso. Respecto a que no quieren ser parte de ningún tipo de “pantomima” u “opereta”, lo entiendo. A vosotros os gustan más las tragedias. En lo que se refiere a que rechazan “ser un motivo para la prà³xima camiseta de moda en la Gran Và­a madrileña”, pues eso malogra nuestro plan de poner un puesto de souvenirs zapatudos en dicha và­a (que era como pensábamos cubrir los gastos del viaje). Además dudo que alguien se atreva a llevar puesta una camiseta con ETA de motivo (y no por que les falten simpatizantes -que los tienen y no lo olvidamos-, sino porque si ilegalizan a Batasuna porque no condena la lucha armada de ETA, imagà­nense lo que le harà­an a alguien con una camiseta que dijera “Gora ETA”). Por lo demás no pensábamos pedirles autà³grafos o pelearnos con nadie por compartir el estrado con ustedes. Que el encuentro serà­a algo serio estarà­a garantizado porque no lo organizarà­amos nosotros (que sà³lo nos especializamos en zarzuelas y teatro
del absurdo), sino las fuerzas polà­ticas y sociales vascas, que fue a quienes propusimos, públicamente, que lo organizaran y realizaran, aun cuando no se pudiera hacer el debate con Garzà³n, sea por obstáculos de los gobiernos español y mexicano, o sea por el desacuerdo de à©l o de ETA.
Tercero.- “La manera pública, sin consulta previa”, en que lanzamos nuestra iniciativa de UNA OPORTUNIDAD A LA PALABRA es de por sà­ como hacemos las cosas los zapatistas. No hacemos previamente acuerdos “en lo oscurito”, para luego fingir que proponemos cosas que ya fueron pactadas de antemano. Además no tenemos ni los medios, ni el interà©s, ni la obligacià³n de “consultar” a ETA antes de hablar.
Porque los zapatistas hemos conquistado el derecho a la palabra: a decir lo que nos venga en gana, sobre lo que nos venga en gana y cuando se nos venga en gana. Y para eso no tenemos que consultar ni pedirle permiso a nadie. Ni a Aznar, ni al rey Juan Carlos, ni al juez Garzà³n, ni a ETA.
Cuarto.- Lo de que le hemos faltado el “respeto al pueblo vasco” es algo de lo que tambià©n nos acusà³ Garzà³n (el cual, en consecuencia, debe auto-declararse ilegal, por coincidir con ETA en sus planteamientos) y toda la derecha hispana y vasca. Debe ser porque el proponer darle una oportunidad a la palabra contraviene los intereses de quienes, desde posiciones aparentemente contrarias, han hecho de la muerte de la palabra su negocio y su coartada. Porque el gobierno español mata la palabra cuando ataca al idioma vascuense euskera o lengua navarrorum, cuando hostiga y encarcela a los periodistas que “osan” hablar del tema vasco incluyendo todos los puntos de vista, y cuando tortura presos para que confiesen lo que le sirva a la “justicia” hispana. Y ETA mata la palabra cuando asesina a quienes la atacan con palabras, no con armas.
Quinto.- Respecto a que ETA está dispuesta a “hacer todo lo posible para que el EZLN se informe mejor sobre el conflicto que enfrenta al Paà­s Vasco con los Estados francà©s y español”, rechazamos su disposicià³n. No estamos pidiendo que nadie nos informe. Estamos informados, y mejor de lo que muchos suponen. Si no expresamos esta informacià³n, que es tambià©n una opinià³n, es porque entre nuestros principios está el de que los asuntos de cada Nacià³n corresponden a cada pueblo, por eso señalamos que nosotros no hablarà­amos en el encuentro “Una oportunidad a la palabra”. Pero ya que están tan dispuestos a informar, creo que a quien deberà­an informarle es al pueblo vasco. Nosotros pedimos una oportunidad para la palabra. Para eso debimos dirigirnos a varios actores del conflicto vasco. Lo hicimos porque es nuestro deber, no porque nos apasione escribirle a Garzà³n o a ETA. De una u otra forma, desde distintos puntos del espectro polà­tico e intelectual mexicano, español y vasco (ustedes incluidos), han tomado esa oportunidad y han hablado (aunque la mayorà­a para regañarnos). Asà­ que, aunque sea refunfuñando y pontificando, están ya dándole una oportunidad a la palabra. Y de eso se trata.
Sexto.- Está el asunto à©ste de la representatividad. El juez Garzà³n alega representar a los pueblos español y asco (y une a esa representacià³n al rey, a Pepillo y a Felipillo), y si ofendo a los susodichos entonces ofendo a todo el pueblo español y vasco. ETA alega representar al pueblo vasco, y si la ofendemos al proponer una oportunidad a la palabra, entonces ofendemos a todo el pueblo vasco. Ignoro si los pueblos vasco y español están de acuerdo con ser representados por unos y otros. Toca a ellos decidirlo, no a nosotros. A diferencia del juez Garzà³n y de ustedes, nosotros no alegamos representar a nadie, sà³lo a nosotros mismos. No representamos a todo el pueblo mexicano (hay muchas organizaciones polà­ticas y sociales en este paà­s). No representamos a la izquierda mexicana (hay otras organizaciones de izquierda consecuentes). No representamos a la lucha armada mexicana (hay cuando menos otras 14 organizaciones polà­tico-militares de izquierda). Tampoco representamos a todos los pueblos indios de Mà©xico (hay, afortunadamente, muchas organizaciones indà­genas en Mà©xico, algunas mejor organizadas que el EZLN).
Asà­ que nunca hemos dicho que las tonterà­as que nos han dedicado, tanto Garzà³n como ustedes, ofenden “al pueblo de Mà©xico” o “a los pueblos indios”. Nos conciernen a nosotros, y no nos escondemos detrás de supuestas representaciones que, en la mayorà­a de los casos, se asumen sin que los “representados” se enteren. Sà©ptimo.- Sabemos que en el (des) concierto de las organizaciones revolucionarias y de vanguardia en el mundo, los zapatistas no tenemos lugar ni en la retaguardia. Eso no nos hace sentir mal. Al contrario, nos satisface. No nos apena el reconocer que nuestras ideas y propuestas no tienen como horizonte la eternidad, y que hay otras ideas y propuestas mejor planteadas que las nuestras. Asà­ que hemos renunciado al papel de vanguardia, y a obligar a nadie a aceptar nuestro pensamiento con otro argumento que no sea la fuerza de la razà³n. Nuestras armas no son para imponer ideas o formas de vida, sino para defender un pensamiento y un modo de ver el mundo y relacionarse con à©l que, sà­, puede aprender mucho de otros pensamientos y vidas, pero tambià©n tiene mucho que enseñar. No es a nosotros a quienes tienen que exigir respeto. Ya ven que como “vanguardia revolucionaria” somos un fracaso, asà­ que nuestro respeto no les servirà­a de nada. Con quien tienen que ganarse el respeto es con su pueblo. Y una cosa es “respeto”, y otra muy distinta es “miedo”.
Sabemos que están enojados porque piensan que no los tomamos en serio, pero no es su culpa. Nosotros de por sà­ no tomamos en serio a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. Porque quien se toma en serio acaba por pensar que su verdad debe ser verdad para todos y para siempre. Y, tarde o temprano, dedica su esfuerzo no a que su verdad nazca, crezca, dà© frutos y muera (porque ninguna verdad terrenal es absoluta y eterna), sino a matar a todos aquellos que no acatan esa verdad.
No vemos por quà© pudià©ramos preguntarles quà© hacer o cà³mo hacerlo. ¿Quà© nos van a enseñar? ¿A matar periodistas porque hablan mal de la lucha? ¿A justificar la muerte de niños por razones de la “causa”? Ni necesitamos ni queremos su apoyo o solidaridad. Tenemos ya la solidaridad y el apoyo de mucha gente en Mà©xico y en el mundo. Nuestra lucha tiene un cà³digo de honor, heredado de nuestros antepasados guerreros, y contiene, entre otras cosas: el respetar la vida de los civiles (aunque ocupen cargos en los gobiernos que nos oprimen); el no recurrir al crimen para allegarnos de recursos (no robamos ni en la tienda de abarrotes); y el no responder con fuego a las palabras (por mucho que nos hieran o nos mientan).
Pudiera pensarse que al renunciar a esos mà©todos tradicionalmente “revolucionarios”, renunciamos a avanzar en nuestra lucha. Pero, a la tenue luz de nuestra historia, parece que hemos avanzado más que quienes recurren a tales argumentos (más por demostrar su radicalidad y consecuencia, que por su efectividad para la causa). Nuestros enemigos (que no son pocos ni sà³lo están en Mà©xico) desean que recurramos a esos mà©todos. Nada serà­a más agradable para ellos que el EZLN se convirtiera en la versià³n indà­gena y mexicana de ETA. De hecho, desde que hemos tomado la palabra para referirnos a la lucha del pueblo vasco, nos han acusado de eso.
Desgraciadamente para ellos, no es asà­. Y no será. Por cierto, en la lengua de los guerreros de la noche “Luchar con honor” se dice “PASC `OP TA SCOTOL LEQUILAL”.

Vale. Salud y no pretendemos decirle a nadie lo que debe hacer, sà³lo pedimos una oportunidad a la palabra. Si no se la quieren dar, ni modos. Desde las montañas del Sureste Mexicano y, pese a quien le pese, a nombre de los niños, niñas, hombres, mujeres, ancianos y ancianas del EZLN.

Subcomandante Insurgente Marcos.
Cuartel General del Ejà©rcito Zapatista
de Liberacià³n Nacional.
Mà©xico, Enero de 2003.

P.D. Antes de que se me olvide (Tacho me lo ha recordado), respecto a su final de “¡Viva Chiapas Libre!”: Nosotros no les pedimos respeto, sino conocimientos de geografà­a. Chiapas es un estado del sureste mexicano. Ninguna organizacià³n ni individuo se plantea luchar por liberar Chiapas (bueno, sà­, una vez lo planteà³ el PRI chiapaneco, molesto porque el ejà©rcito federal mexicano no se decidà­a a aniquilarnos), mucho menos los zapatistas. Nosotros no queremos independizarnos de Mà©xico. Queremos ser parte de à©l, pero sin dejar de ser lo que somos: indios. Asà­ que, puesto que nosotros luchamos por à©xico, por los pueblos indios de Mà©xico, y por todos los hombres y mujeres mexicanos, sin importar si son indios o no lo son, el final deberà­a decir: ¡Viva Mà©xico con sus Indà­genas!
P.D. “ACCIDENTAL”.- Algo debe haber pasado, en tiempos anteriores, en las fechas en las que se inicia y termina esta carta.
OTRA P.D. Tal vez sea ya evidente, pero como quiera lo remarco: tambià©n me cago en las vanguardias revolucionarias de todo el planeta.

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