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Desde Marquetalia, hasta la victoria

15. June 2003

omunicado de las FARC-EP

En mayo de 1964, Guillermo Leà³n Valencia, Presidente de la República por el frente nacional, incitado por el Senado y apoyado por el Gobierno de los Estados Unidos, lanzà³ la operacià³n Marquetalia como imperativo del Plan Laso, proyecto contrainsurgente de Washington que se habà­a trazado el objetivo de exterminar al “enemigo interno”, buscando impedir a toda costa una revolucià³n en el continente como la que acababa de ocurrir en Cuba. Como consecuencia de esta agresià³n, surgieron las FARC hace 39 años.

En ese entonces Marquetalia era el espacio de trabajo pacà­fico de curtidos guerrilleros que conducidos por Jacobo Prias y Manuel Marulanda habà­an eludido la tramposa pacificacià³n del General Rojas Pinilla, mantenido a raya la manguala agresiva de liberales auto proclamados “limpios”, ejà©rcito y policà­a que los perseguà­a, y que, ni ante Rojas ni ante el Gobierno del frente nacional habà­an entregado sus armas.

En enero de 1960 habà­a sido asesinado por los liberales en Gaitania, Sur del Tolima, el inolvidable Jacobo Prias (Charro Negro). Los hombres de Marulanda esperaron justicia por parte del Estado, pero esta nunca llegà³.

El asesinato de Jacobo Prias fue la chispa polà­tica, el detonante de la lucha guerrillera del pueblo, que luego del ataque a Marquetalia y de atravesar por varias etapas, hoy ha completado su despliegue en todo el territorio nacional y se apresta a librar batallas decisivas por la libertad, la justicia social y el nuevo poder.

De Marquetalia al 2003, Estados Unidos ha incrementado su intervencià³n en Colombia en proporcià³n a su ambicià³n geopolà­tica; desde la guerra bacteriolà³gica de 1964 hasta la que hoy despliega con sofisticada tecnologà­a militar, el imperio y la oligarquà­a han convertido a nuestro paà­s en un enclave que apunta a mejorar el posicionamiento del neoliberalismo y la implantacià³n del ALCA en el continente.

Una constante histà³rica de la Oligarquà­a y de la Casta polà­tica que gobierna a Colombia ha sido y sigue siendo la utilizacià³n de la violencia del Estado, pretendiendo que el hambre y las necesidades vitales del pueblo se pueden resolver a punta de plomo. Fue lo que ocurrià³ en Marquetalia, en Casa Verde en diciembre de 1990 y en San Vicente del Caguán en febrero del 2002.

La solucià³n polà­tica del conflicto, objetivo estratà©gico esencial de las FARC-EP, se ha visto permanentemente obstruida por esa ciega actitud de los cogollos del poder que se niegan a aprender de la historia y se empecinan en una ilusoria derrota militar de la guerrilla.
No decà­an en 1964 que Marquetalia serà­a tomada en un mes? Han transcurrido 39 años y Marquetalia se ha multiplicado a lo largo y ancho del paà­s.

Derrotar a la insurgencia por la và­a de las armas, creer que esto lo resuelve la intervencià³n militar directa de los Estados Unidos, pretender que el pueblo se someta mansamente a la violencia y a la injusticia del Estado, es un desvarà­o. Uribe Và©lez es lo más parecido a un vendedor de espejismos y de ilusiones, convertidas en esperanzas para Ricos y Oligarcas que anhelan prolongar la injusticia.

Su programa de “Seguridad Democrática “es el programa de la dictadura y la violacià³n de los derechos humanos, de la polà­tica neoliberal y la renuncia a la soberanà­a, de la guerra total y el abrazo del Gobierno con sus paramilitares.

La puesta en marcha de las nuevas Brigadas mà³viles, los Batallones de alta montaña, el millà³n de sapos, el incremento del pie de fuerza y de medios bà©licos, los “soldados campesinos”, la proteccià³n de la infraestructura econà³mica, etc., demandan billones y billones de pesos.

Colombia es un polvorà­n social a punto de estallar. Casi 30 millones de compatriotas viven la pobreza, mas de 3 millones no tienen empleo y 6 millones 800 mil sobreviven del rebusque, que es desempleo disfrazado. Y remata este sombrà­o panorama la quiebra empresarial, la fuga de capitales, el dà©ficit fiscal, y una deuda, cuyos intereses de amortizacià³n, consumen el 70 % de los ingresos totales del Gobierno.

La financiacià³n de la guerra está saliendo del bolsillo de la gente, de los fondos de los programas sociales y de los emprà©stitos y la “ayuda” norteamericana. Esta última es al mismo tiempo el boquete de la intervencià³n y el grillete de la dependencia, el mercado de la industria militar yanqui y el zarpazo a las riquezas del paà­s.

Las llamadas zonas de rehabilitacià³n de Arauca y los montes de Marà­a son los escenarios donde la dictadura viola todos los derechos humanos con el exclusivo propà³sito de proteger los intereses de empresas petroleras norteamericanas. Colombia debe oponerse a esta arbitrariedad como a la fumigacià³n que se hace del paà­s con el glifosato de la miseria y la devastacià³n ecolà³gica, tambià©n por exigencia de ese imperio.

No queda otro camino que el de la resistencia de todo el pueblo a las pesadas y cada vez mayores cargas tributarias, a las tropelà­as de las reformas laboral y pensional que arrebatan al trabajador, sin ninguna consideracià³n, parte de su salario y conquistas; resistencia para evitar que decretos liberticidas emanados de la conmocià³n interior sean incrustados en la legislacià³n permanente como sustento jurà­dico de la dictadura; resistencia a la aprobacià³n del estatuto anti-terrorista, con el que se encubren los fascistas del Congreso y del Gobierno, porque al desfigurar el delito polà­tico y las causas del alzamiento armado, refuerza el cerrojo contra toda posibilidad de solucià³n polà­tica del conflicto; resistencia, en fin, a la guerra y al Gobierno ilegà­timo de Uribe.

Uribe Và©lez no representa al paà­s. Llegà³ a la presidencia con una votacià³n fraudulenta y raquà­tica frente a un gran potencial electoral. Es el Gobierno de un grupo minoritario, de la derecha fascista y del paramilitarismo no es el Gobierno de todos los colombianos.

Desde Marquetalia y desde siempre hemos privilegiado la solucià³n polà­tica al conflicto social y armado y no vamos a renunciar a esta posibilidad. En 1984, en desarrollo del acuerdo de la Uribe, las FARC-EP se convirtieron en plataforma de lanzamiento de un nuevo movimiento polà­tico amplio, la Unià³n Patrià³tica, pero esta fue borrada a balazos de la vida polà­tica nacional. Fueron más de 4.000 los dirigentes, activistas y militantes asesinados por sicarios del B-2 y por paramilitares con el apoyo de la comandancia General del Ejà©rcito.

Por eso, el movimiento bolivariano por la nueva Colombia, que lanzamos hace tres años en San Vicente del Caguán y que hoy se extiende por la geografà­a de la Patria, es clandestino. Y al mismo tiempo es amplio, porque en Bolà­var nos encontramos todos.

Como hace 172 años, la preocupacià³n del Gobierno de Washington sigue siendo Bolà­var, porque su pensamiento sembrado en la tierra de nuestra Amà©rica está germinando como unidad de los pueblos y alternativa a la hegemonà­a del imperio.

Con estas premisas, en su 39 aniversario, las FARC-EP mantienen en alto su voluntad de paz y de búsqueda de una solucià³n polà­tica al conflicto, y están dispuestas a retomar el diálogo con un Gobierno que tenga igual actitud. Sino se busca pronto un acuerdo de paz, ningún Gobierno de la Oligarquà­a podrá gobernar como antes. La solucià³n del conflicto interno de Colombia corresponde hacerlo a su pueblo, a sus dirigentes, en su Patria, porque no estamos los colombianos en guerra contra otra nacià³n soberana de la regià³n ni del mundo.

En menos de un año Uribe Và©lez ha logrado el incendio del paà­s con el fuego de la guerra. Hay que frenar a ese Nerà³n enloquecido que está destruyendo la Patria, conducià©ndola a la quiebra y a la bancarrota total, a la pobreza extrema y a la situacià³n de colonia cautiva de los Estados Unidos.

Ante el fracaso y la ilegitimidad del actual Gobierno, proponemos iniciar contactos clandestinos tendientes a la conformacià³n de un nuevo Gobierno alternativo que saque al paà­s de la encrucijada de la guerra, que lo libere del neoliberalismo y la dependencia, que lo redima social y econà³micamente y que haga posible la verdadera democracia y la paz.

Este nuevo Gobierno debe ser integrado por 12 Patriotas representantes de la vida polà­tica, econà³mica, social, sindical, cultural, eclesiástica, incluido un Comandante de las FARC-EP. Inicialmente tendrá que trabajar en la clandestinidad, concretar un acuerdo polà­tico y programático en beneficio de los colombianos y, luego, cuando pueda salir a la legalidad, oficializar de su seno, un candidato a la presidencia de la República, que convoque en las plazas públicas el respaldo popular contra las Castas corrupta

Es hora de ponerle tà©rmino a la dispersià³n que ha hecho posible tanto desafuero desde el poder.

Reiteramos la invitacià³n de nuestro comandante en Jefe, Manuel Marulanda Và©lez, a los Generales del Ejà©rcito y al conjunto de la oficialidad de las Fuerzas Armadas, para que nos encontremos en la clandestinidad y acordemos acciones que contribuyan a la salvacià³n de Colombia.

En este 39 aniversario, con la certeza plena en el triunfo, saludamos a todos los mandos y combatientes de las FARC-EP, a los milicianos de Bolà­var y a los militantes del Partido Comunista Clandestino. Rendimos un sentido homenaje a todos los combatientes farianos que han ofrendado su sangre generosa, desde Marquetalia hasta hoy, por la causa de la justicia social, la paz y la libertad. Su ejemplo es fuego y moral empujando nuestra lucha hasta la victoria final.

Vivan las FARC, ejà©rcito del Pueblo!
Vivan Marquetalia y Manuel Marulanda Và©lez
Con Bolà­var, con Manuel, con el pueblo al poder!

Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, 27 de mayo de 2003

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