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La perspectiva socialista en América Latina

23. September 2003

Ponencia de las FARC-EP

La perspectiva socialista en Amà©rica Latina

Ponencia de las FARC-EP en el Seminario Internacional “Las Alternativas Populares y la Perspectiva Socialista en Amà©rica Latina”. Realizado del 7 al 10 de septiembre, en Santiago de Chile.

Preparados para dialogar à³ combatir Somos pueblo alzado en armas contra un rà©gimen opresor. Somos fuerza beligerante, una organizacià³n polà­tico – militar en lucha por el poder. No somos terroristas.Los verdaderos terroristas están en la Casa Blanca y en el Palacio de Nariño. Ellos señalan como terroristas a quienes se oponen a sus polà­ticas oprobiosas, se levantan contra el sistema, les duele la patria, defienden sus derechos y luchan por mejores condiciones de vida.

Seminario Internacional “Las Alternativas Populares y la Perspectiva Socialista en Amà©rica Latina” 7 al 10 de septiembreSantiago-Chile

“Todo hombre honesto que puede hacerle un bien a la humanidad, se convierte en delincuente si permanece ocioso” Simà³n Bolà­var.

Compañeras y compañeros asistentes y organizadores, reciban de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejà©rcito del Pueblo, FARC-EP, un saludo cálido, revolucionario y bolivariano, que a travà©s de ustedes se extienda a todos y todas quienes luchan en el mundo por la libertad, la paz, la justicia social y el bienestar de las mayorà­as, sà³lo posible en el socialismo.

Mencià³n especial a la revista Amà©rica Libre, en otras ocasiones hemos participado en sus fructà­feros seminarios, a sus 10 años de existencia sigue aportando luces en la discusià³n, el análisis y las propuestas sobre la realidad de Nuestra Amà©rica, la necesidad y la forma de transformarla para beneficio de sus pueblos. De igual manera al ICAL (Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz de Chile, al CEPIS (Centro de Educacià³n Popular Instituto Sedes
Sapientiaie) de Brasil y al Centro Martin Luther King Jr. de Cuba.

A 30 años de la agresià³n imperial al pueblo latinocaribeño, expresada esta vez en el asesinato del Presidente constitucional de Chile, el compañero Salvador Allende y la ruptura del legà­timo derecho del pueblo chileno a su autodeterminacià³n, nos reunimos para aunar los esfuerzos y potenciar las luchas en direccià³n a edificar sociedades con justicia social, en paz, soberanas, dignas y libres, es decir construir el socialismo.

“No hay mejor medio de alcanzar la libertad que luchar por ella”, dijo el Libertador Simà³n Bolà­var y lo demuestra la historia de lucha de Nuestra Amà©rica, iniciada por los pueblos indà­genas liderados por Guaicaipuro, Tupac Amaru, Lautaro, Caupolicán, la Gaitana, El Cacique Upar, Bartolina Sisa, Tupac Katary, junto a tantos otros y otras. Lucha continuada por Bolà­var, Artigas, Sucre, O´Higgins, Hidalgo, Josà© Fà©lix Ribas, Manuelita Sáenz, Morelos, Tiradentes, Josà© Ignacio de Abreu y Lima y todos los patriotas que enfrentaron y expulsaron al invasor europeo. No podemos olvidar la memoria, de luchadores y constructores de sociedades mejores como Josà© Martà­, Emiliano Zapata, Pancho Villa, Luis Emilio Recabarren, Augusto Cesar Sandino, Josà© Carlos Mariategui, Maria Cano, Luis Carlos Prestes, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Manuel Rodrà­guez, Salvador Allende, Camilo Torres, Gilberto Vieira y Jacobo Arenas. Seguramente no mencionamos a algunos y/o algunas, pero siempre nos queda su legado de lucha.

La primera independencia nos librà³ del yugo español, sin embargo, se nos impuso el de las oligarquà­as criollas que traicionaron el ideario libertador e independentista, aliadas al naciente imperio del norte. Bolà­var no se equivocà³, su visià³n se hizo realidad y los Estados Unidos plagan hoy la Amà©rica de miseria en nombre de la libertad. Por tanto, sigue la lucha popular, expresià³n de la dignidad y en defensa del derecho a la autodeterminacià³n, refleja lo multinacional, plurià©tnico y pluricultural, el carácter mestizo y único de Nuestra Amà©rica.

La crisis general del sistema capitalista y sus polà­ticas neoliberales, es profunda y se extiende a todos los niveles. Los gobiernos, las clases dominantes corruptas y el Imperio, pretenden descargar las consecuencias de dicha crisis en las espaldas de los trabajadores, del pueblo. En nuestro paà­s, acuñaron la excusa, para ellos perfecta, “todo lo que pasa o deja de pasar es por la guerrilla”, asà­ pretenden escapar a su responsabilidad histà³rica, pues la crisis es resultado de sus malos manejos y polà­ticas.

Nuestros pueblos se han enfrentado a las balas asesinas del terrorismo de Estado, a las tiranà­as y dictaduras producto de la aplicacià³n de la Doctrina de Seguridad Nacional. Nunca ha cesado la lucha por la segunda independencia, por la construccià³n de la Patria Bolivariana. Bolà­var despertà³, como lo anuncià³ Neruda y anda levantando los pueblos de Nuestra Amà©rica. El devenir histà³rico demuestra que esta vivo, su pensamiento es vigente y encarna los intereses populares.

¡Es hora de revoluciones! Bolà­var anda con los pueblos preparando la segunda y definitiva independencia. Por tanto es imperativo: Reunir fuerza, esperanza y decisià³n en torno al ideario bolivariano. Enarbolar con fuerza las banderas de la unidad, la solidaridad, la justicia y la libertad de los pueblos de Nuestra Amà©rica, desde el Rà­o Bravo hasta la Patagonia y
retomar los hilos de la construccià³n de la Patria Bolivariana, asà­ tendremos un nuevo polo de poder y equilibrio mundial frente al hegemonismo Imperial.

El ideario de El Libertador, ha sido conservado y sus banderas ondeadas por grandes luchadores americanos en el compromiso ineludible de culminar su obra libertaria, la independencia definitiva de Amà©rica Latina y el Caribe. Actualmente lo sostienen y las ondean manos tan poderosas, prà­stinas y representativas de nuestros pueblos como las de Fidel Castro, en Cuba socialista; Hugo Chávez en Venezuela Bolivariana y Manuel Marulanda Và©lez en la nueva Colombia en construccià³n. Al lado, hombro a hombro con millones de hombres y mujeres de Nuestra Amà©rica dispuestos a defender hasta con la vida misma el anhelo y derecho de libertad, paz con justicia social, soberanà­a y autodeterminacià³n.

Las directrices imperiales impuestas por los organismos financieros internacionales mantienen las polà­ticas neoliberales como carta de navegacià³n, para seguir el impune robo de las riquezas naturales, expropiar a nuestros pueblos con las privatizaciones y garantizar su inmisericorde explotacià³n. Nos estrangulan, además, con la impagable deuda externa. Washington centra ahora su ambicià³n sobre el agua y la biodiversidad del continente y desarrolla planes de guerra contra nuestros pueblos.

El ALCA condensa esos planes imperiales, es la carta estratà©gica de dominacià³n que nos quieren imponer. Los representantes nacionales de los gringos, están deseosos de firmar los tratados que le garantizan al amo del norte reposicionamiento geoestratà©gico en su pugna producto de la globalizacià³n capitalista. Son parte de estos planes, en el aspecto militar y como generador de violencia, El Plan Colombia y su complemento la Iniciativa Regional Andina. A ellos se une como instrumento expoliador el Plan Puebla Panamá.

Ya los traidores de la dignidad de Allende y Neruda, de los intereses y la memoria de millares de asesinados por el fascismo pinochetista, auspiciado por la Casa Blanca, utilizaron pluma y conciencia perennemente manchados de sangre de pueblo chileno, para firmar con orgullo burguà©s, es decir postrados, ese instrumento de dominacià³n que es el ALCA. Algún dà­a, más temprano que tarde, pagarán por su traicià³n.

La actual prepotencia imperial, paradà³jicamente producto de la crisis del sistema, genera múltiples problemas para nuestros pueblos. En medio del desespero del poder, ven como única solucià³n para reactivar su maltrecha economà­a, la guerra que revitalice su industria bà©lica. Para justificar las agresiones, en cualquier parte del mundo, utilizan la excusa del momento, la lucha contra el terrorismo, como ellos identifican la lucha que desarrollan las mayorà­as populares por los derechos fundamentales.

No hay duda de la hegemonà­a estadounidense, sin embargo no podemos desconocer el papel que juegan en el dominio y explotacià³n mundial la Unià³n Europea con Alemania, Francia e Inglaterra como cabezas imperiales y Japà³n centro imperial asiático.
Ante esta situacià³n de agresià³n, violencia y desconocimiento de los derechos, por parte de los imperios y de sus fieles servidores y representantes, las burguesà­as nacionales, proponemos a nuestros pueblos, la creacià³n del Frente Antiimperialista de Nuestra Amà©rica. Organismo capaz de canalizar y amplificar las luchas por conquistar las sociedades que nos merecemos, las cuales garanticen los derechos de las mayorà­as y la explotacià³n de las riquezas nacionales para beneficio de los pueblos en su conjunto.

“Nuestra patria es Amà©rica”, sentencià³ El Libertador, es nuestra obligacià³n histà³rica construirla, como luchadores dispuestos a mantener en alto las banderas de la independencia, a cumplir nuestro designio histà³rico, seguros que sà³lo hay una opcià³n para nuestros pueblos: Vencer.

Sabemos perfectamente que el primer enemigo de clase de los pueblos del mundo son los Estados Unidos de Norteamà©rica. Este imperio sin ningún escrúpulo utiliza toda su capacidad polà­tica, econà³mica, militar y terrorista en su intento por destruir personalidades, gobiernos y pueblos no afectos a sus hegemà³nicos propà³sitos de explotacià³n, saqueo, intimidacià³n, represià³n e intervencià³n violenta.

De los 40 millones de colombianos, casi 30 viven en la pobreza, mas de 3 millones no tienen empleo y aproximadamente 7 millones sobreviven del rebusque, que es desempleo disfrazado. Remata este sombrà­o panorama de miseria popular, la quiebra empresarial, la fuga de capitales, el dà©ficit fiscal, y una deuda, cuyos intereses y amortizacià³n, consumen el 70 % de los ingresos totales del gobierno.

El Plan Laso, con el que se inicio la intervencià³n en los años 60 y el Plan Colombia son parte de la misma intervencià³n que no cesa. Los diferentes pretextos o justificaciones ideolà³gicas sà³lo buscan asegurar el engaño. La lucha contra el “enemigo interno”, e comunismo, el narcotráfico y el terrorismo, son una espesa cortina de humo tendida para ocultar el robo de nuestro petrà³leo, del gas, del carbà³n, del uranio y que ha fijado su codicia ahora en el agua y en nuestra biodiversidad.

Una constante histà³rica de la oligarquà­a y de la casta polà­tica que gobierna a Colombia es la utilizacià³n de la violencia del Estado, de la guerra y el asesinato para aplastar a quienes reclaman soluciones polà­ticas y sociales. Creen que el hambre y las necesidades vitales del pueblo, asà­ como la ausencia de democracia, pueden ser resueltas a punta de plomo, helicà³pteros artillados y con gringos intervensionistas.

En Colombia, compañeros y compañeras, libramos una guerra por la liberacià³n nacional, por la segunda y definitiva independencia, cada dà­a se agudiza más la confrontacià³n, es la expresià³n de la lucha de clases que continua siendo el motor de la historia para pesar de muchos y muchas. De un lado las mayorà­as nacionales: El pueblo y sus organizaciones, en lucha por sus derechos fundamentales. Del otro, el Imperio, la clase dominante, su Estado terrorista, con sus Fuerzas Armadas Oficiales y sus paramilitares. Los y las que todo lo tienen y llevan siglos apropiándose de las riquezas del paà­s para su exclusivo beneficio En este conflicto, la propaganda y desinformacià³n se constituyen en arma de la oligarquà­a para desvirtuar la verdad. Todos y todas quienes han luchado y seguimos la lucha por los intereses y el bienestar del pueblo, enfrentamos, en algún momento, el gran poder de desinformacià³n y satanizacià³n de los medios de comunicacià³n. En nuestra lucha por ejercer soberanamente y con dignidad el derecho a la justicia social y a la autodeterminacià³n, hemos sido objeto de diversas calumnias, que han utilizado en diferentes momentos.

Primero nos señalaron como avanzada y cabeza de playa del comunismo internacional, para justificar la intervencià³n gringa y el ataque a Marquetalia, en 1964, acusacià³n propia de la guerra frà­a, cuyo fracaso lo demostrà³ la historia.

Tiempos despuà©s nos acusaron de narcotraficantes, en un intento por desvirtuar el carácter polà­tico de nuestra organizacià³n. El mundo sabe que las FARC-EP nada tienen que ver con el narcotráfico, tal como lo constataron decenas de embajadores en la Audiencia Pública Internacional Sobre Cultivos Ilà­citos y Medio Ambiente, realizada en junio del 2000. En este evento, nuestro Comandante en Jefe Manuel Marulanda Và©lez, presentà³ un fundamentado Proyecto de Sustitucià³n de Cultivos Ilà­citos, que jamás tuvo respuesta del gobierno central. Antes, un Pleno del Estado Mayor Central habà­a propuesto la legalizacià³n del consumo de los psicotrà³picos, como única forma de acabar con la mafia del narcotráfico, tal como ocurrià³ en el pasado con las del tabaco y el alcohol. Pero tampoco hubo respuesta del gobierno, porque lo que se necesita es el pretexto para la intervencià³n directa de los Estados Unidos.

Somos pueblo alzado en armas contra un rà©gimen opresor. Somos fuerza beligerante, una organizacià³n polà­tico – militar en lucha por el poder. No somos terroristas. Los verdaderos terroristas están en la Casa Blanca y en el Palacio de Nariño. Ellos señalan como terroristas a quienes se oponen a sus polà­ticas oprobiosas, se levantan contra el sistema, les duele la patria, defienden sus derechos y luchan por mejores condiciones de vida.

Insisten en nuestra presencia en paà­ses vecinos, con el calculado propà³sito de crearle dificultades a sus gobiernos. Las FARC-Ejà©rcito del Pueblo reiteran en este evento su polà­tica de fronteras: Somos respetuosos de la soberanà­a, la integridad territorial y la autodeterminacià³n de los pueblos. No incursionamos militarmente ni realizamos operaciones financieras fuera del territorio nacional. Propenden por unas relaciones pacà­ficas y de respeto recà­proco en las zonas limà­trofes.

Nuestra voluntad de paz es indeclinable. Seguimos dispuestos a retomar el proceso de paz con un gobierno que realmente està© interesado en resolver las causas que han generado el conflicto. Para ello consideramos necesario acabar con el paramilitarismo como polà­tica de Estado; desmilitarizar los departamentos de Caquetá y Putumayo, como escenario de las conversaciones; retomar la Agenda Común por el Cambio hacia la Nueva Colombia; suspender el calificativo de narcoterroristas utilizado por el Estado contra nuestra organizacià³n y garantizar la participacià³n en ellas de las organizaciones sociales y populares.

Ante la grave crisis de nuestra patria y la incapacidad de la oligarquà­a para solucionarla en beneficio del pueblo, hemos convocado a los sectores sociales, fuerzas, movimientos y colombianos opuestos al fascismo de Uribe Và©lez, a la conformacià³n de un gobierno democrático y antineoliberal, integrado por 12 colombianos representantes de todas las regiones y sectores del paà­s que se identifiquen con la Plataforma para un gobierno de reconstruccià³n y reconciliacià³n nacional.

Como organizacià³n polà­tica militar, fuerza beligerante que no ha requerido el beneplácito de los gobiernos de la oligarquà­a para serlo; luchamos por el poder, y desde ya lo estamos instalando en los municipios y territorios donde hemos venido desalojando paulatinamente al Estado. Luchamos por el poder para establecer un nuevo Estado y para instaurar un Gobierno que le de al pueblo la mayor suma de felicidad posible, como lo planteara El Libertador, y para que la democracia sea una realidad en Colombia.

Mantenemos en alto nuestras armas y banderas. Trabajamos por desarrollar alternativas encaminadas a potenciar y organizar la lucha de colombianos y colombianas impulsando la construccià³n del Partido Clandestino, las Milicias y el Movimiento Bolivariano Por la Nueva Colombia.

Los pueblos del mundo sabrán organizarse en sus luchas por construir para construir un mundo que responda a los intereses, sentires y quereres de las mayorà­as. Brindamos y concitamos la solidaridad.

Contra el imperialismo por la patria
Contra la oligarquà­a por el pueblo
Hasta la victoria final somos FARC-EP

Contra los planes imperiales. Unidad y lucha de Nuestra Amà©rica

Bolivarianamente,

Comisià³n Internacional FARC-Ejà©rcito del Pueblo

Septiembre de 2003

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