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Carta abierta a Marcos

25. January 2003

Joxe Garcà­a, Miembro de Komite Internazionalistak

Aupa, subcomandante. Espero no pillarte cagando en este momento sobre la memoria de Rosa Luxemburgo, Durruti, Likiniano, el Che, Argala o del primero que viajà³ en globo. Que no està©s cagando sobre la memoria de Pioquinto (muerto en Ocosingo el 2 de enero del 94), ni sobre mi abuelo, uno de los primeros andaluces que se levantà³ contra el franquismo (le hicieron cavar su propia tumba y le pegaron un tiro). Y, eso sà­, espero que està©s en compañà­a de tus alegres amigos, para que, con ese buen humor que tenà©is, según se desprende de tus comunicados, os podáis entretener a gusto y divertidos mucho con esta humilde carta.

Los vascos y vascas somos de hablar para decir; y chorradas, las justas, y, aun asà­, nos equivocamos mogollà³n. El respeto llena mucho más cuando viene del humilde.

Asisto espeluznado al rifi-rafe que te traes tú solito a cuenta de mi pueblo, su sufrimiento, su lucha y sus esperanzas. Tantos siglos acumulados de cárceles, millones de horas de sesiones de tortura, de Torquemada a Garzà³n, tanta sangre vertida, y muchas más horas de palabra de las que tú puedas contar. Sà­, leà­ste bien, de palabra. Y tú, prepotente, te lo juegas con Garzà³n. ¡Apostando mostrar tu cara!

Te pregunta Tacho: “¿Por quà© será que dicen eso de sabemos que no siempre acertaron?”. Y empieza la gracia. Bromas aparte y aunque no sà© si me corresponde, te contesto, Marcos, si no es mucho ofender.

Que no siempre acertasteis parece evidente. Al igual que en Euskal Herria no podemos decidir aún nuestro destino, vuestros niños y niñas siguen murià©ndose de hambre. A no ser que ese fuera vuestro objetivo, parece ser, repito, que no siempre acertasteis, por muy apenado que està© el general de divisià³n Absalà³n Castellanos.

En lo concerniente a nuestro pueblo, tampoco acertasteis. La falta de conocimiento global de nuestro paà­s y de sus problemas se hace evidente carta a carta a cualquier vasco o vasca de cualquier signo y que tenga un mà­nimo de luces (otra cosa es cà³mo quiera cada cual digerirlo). Los deslices con Navarra o la despedida con un “Gora euskera” son sà³lo detalles, pero bastante sintomáticos. Aun asà­, mostráis una gran osadà­a al lanzar vuestra propuesta de diálogo sin contar previamente con ninguno de los actores, poniendo las condiciones, el lugar, la fecha y, por último, haciendo esa apuesta estúpida que al pueblo vasco en nada le concierne.

Por eso, quizás, mucha gente te regaña, Marcos, y te dice …­y mucha más que te va a decir (incluida gran parte del movimiento social vasco)…­ que faltaste al respeto al pueblo vasco. Y por eso en las reuniones, en las calles y bares de Euskal Herria se discute más sobre esta falta de respeto que sobre la propia “propuesta de Marcos”.

Tambià©n os equivocasteis al olvidar que somos miles de vascos y vascas los que pasamos por vuestra tierra y que, aunque podamos parecer “gueritos tontos y torpes”, no somos ni sordos ni ciegos. No es cierto o, mejor, es mentira que los zapatistas no hacen cosas a lo “oscurito”; hacen cosas a lo “oscurito” incluso para con sus propias bases. Tambià©n es mentira que se la pasan hablando y escuchando para saber quià©nes son. A veces los machetes y los hierritos tambià©n salen a cumplir su funcià³n (por no hablar de la tienda de abarrotes). Asà­ que no andemos por la vida sobre el bien y el mal. Tambià©n miente Marcos al decir que no os escondà©is “detrás de supuestas representaciones”. Lo hace Marcos sin más en la última carta a ETA. Cualquiera dirà­a, leyà©ndola, que todos los tzotziles son zapatistas o que no existen tzotziles priistas y guardiablancas.

Os equivocáis tambià©n al pensar que sà³lo son opresores quienes portan pistolas, y serà­a bueno (me tomo la licencia, dadas las circunstancias) que, además de todas las cosas bonitas que enseñáis a vuestros niños, les enseñarais que hay palabras que matan, lo digo para que està©n prevenidos en caso de que no triunfà©is en tan rápido como pensáis.

Por cierto que… ¿tiene Marcos la exclusiva de la verdad, de la “poesà­a” o de la demagogia? Los vascos y las vascas amamos a nuestros hijos e hijas. Los fascistas y los que no lo son. El primer juguete de nuestros niños y niñas es siempre una caricia, y amor es el apellido que les damos. Nuestras amas conservan la costumbre ya para siempre y “amor” le llaman al butanero, a la panadera, al pescatero y, cà³mo no, al hijo de la vecina. Nuestra nobleza no es ni más ni menos que la de los y las tzotziles, los murcià©lagos, los escarabajos o la tierra. Pero, además, hay gente de este pueblo que enseña a sus niños y niñas a amar su tierra, la casa del padre, nuestra libertad de existir. A amar la libertad para poder ser. Los derechos no se dan ni se otorgan, y tampoco debieran de tener que negociarse. Se tienen de por sà­ o se agarran, cada uno como puede.

Insultas cuando pones en el mismo lugar opresores y oprimidos, y ejemplo especialmente sangrante es la comparacià³n que haces entre el pueblo palestino y el Estado de Israel

Quizás en Mà©xico no sea asà­, pero libre acá no es lo mismo que independiente. Libre es libre de poder decidir si se sube, se baja, se viene o se va. Libre es libre de opresores.

De todas formas, yo he conocido bastante al pueblo maya, en Mà©xico y en Guatemala, y me quedà³ la sensacià³n de que el concepto de estado-nacià³n occidental, al menos lo que conocemos hoy, ha sido impuesto a golpe de garrotazo y de obligar a cantar mucho himno del cual no entendà­an ni la letra. –

P.D.- No tiene la menor importancia, pero cuando el pueblo maya construà­a sus pirámides, el pueblo vasco estaba aquà­. Cuando atravesaba el estrecho de Bering, el pueblo vasco estaba aquà­. Cuando vuestros dioses discutà­an si el hombre serà­a de maà­z, oro o no sà© quà© cosa, el pueblo vasco estaba aquà­, de carne, huesos, sangre y alma. A nuestros niños y niñas tambià©n les enseñamos a respetar a los mayores. Las groserà­as y la mala baba es la palabra-arma mas fácil, estúpida y soez.

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