Por Carlos A. Lozano Guillà©n
La medida de aseguramiento decretada por la Fiscalàa General de la Nacià³n contra Hernando Hernández, ex presidente de la USO y uno de los dirigentes sindicales de mayor prestigio en el paàs, es una grosera provocacià³n contra el movimiento sindical y popular. Se podràa decir que es el súmmum de la judicializacià³n de la lucha social y la militancia de izquierda en que se ha empecinado el actual fiscal Luis Camilo Osorio, uno de esos personajes salidos de lo más profundo de alguna caverna prehistà³rica. HH no sà³lo tiene el reconocimiento de ser un activista por los derechos de los trabajadores desde su posicià³n de dirigente sindical, sino que ha colaborado como pocos en la búsqueda de la paz y los acercamiento con la guerrilla, en particular con el Ejà©rcito de Liberacià³n Nacional (ELN).
Precisamente, la noticia de la medida de aseguramiento en su contra la recibià³ cuando en compañàa de los integrantes de la Comisià³n Facilitadora, participaba en una reunià³n con el presidente Uribe Và©lez. Mientras los “peces gordos” sindicados de favorecer a los grupos paramilitares quedan en libertad, absueltos de la complicidad con los peores depredadores de los derechos humanos, la fiscalàa enfila bateràas contra dirigentes y activistas sindicales y populares como el caso de HH, Julio Avella y Ílvaro Tapias en Bucaramanga y tantos otros en el resto del paàs.
Pero este no es un acto aislado del fiscal de pacotilla. Hace parte del concurso de provocaciones y arbitrariedades con que el uribismo quiere abrirle paso a su polàtica totalitaria, que tiene su mayor expresià³n en el referendo tramposo. Al tiempo que Uribe Và©lez agencia la provocacià³n contra los luchadores populares, fomenta la legalizacià³n de los paramilitares en la “negociacià³n” con tufillo a farsa de sus comisionados. Adelantándose a la tenebrosa pretensià³n, el fiscal Osorio se declarà³ listo a suspender las ordenes de captura contra Castaño y Mancuso. La detencià³n de HH es otro acto perverso de la oligarquàa, que pretende a toda costa cerrarle el camino a la paz y por ende a la democratizacià³n del paàs. Es parte de la posicià³n perversa y de doble moral en la cúpula del poder, que aspira a acabar con toda expresià³n de resistencia popular para perpetuar el rà©gimen totalitario, con el sà³lo respaldo del bipartidismo y su amo yanqui. La respuesta a esta polàtica nefasta es la lucha y la accià³n de las masas, asà como la unidad del pueblo para derrotar a los verdaderos terroristas.