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Aplicando la ‘Hoja de ruta’

15. June 2003

Israel atenta contra al-Rantisi a fin de provocar el enfrentamiento interpalestino

Fuente: C.S.C.A

Tras el atentado fallido contra el dirigente de Hamas al-Rantisi, el primer ministro palestino `Abu Mazen` vuelve a estar, como lo estuvo antes Arafat, entre la espada de cumplir con las exigencias impuestas por EEUU e Israel de acabar con la Intifada y la pared de satisfacer, al menos, las mà­nimas expectativas del pueblo palestino de ver el fin de los asesinatos, las incursiones militares, de las demoliciones de viviendas y del castigo colectivo que ejerce contra à©l la represià³n israelà­.

Las fuerzas de ocupacià³n israelà­es bombardearon el 10 de junio, desde un asentamiento ilegal, el campamento de refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza, asesinando al menos a tres personas (entre ellos un joven de 19 años y a una chica de 16, de la misma familia Abed Rabbo) e hiriendo a más de 30. Antes de producirse el bombardeo el ejà©rcito de Israel se habà­a dirigido a los diplomáticos extranjeros y a los miembros de ONG internacionales para pedirles que abandonaran Gaza, en lo que se anunciaba como una nueva campaña de agresià³n militar contra toda la Franja [1]. Pocas horas antes, el intento de asesinato por parte del ejà©rcito de ocupacià³n israelà­ de uno de los principales dirigentes de la formacià³n polà­tica islamista Hamas, Abdul Asis al-Rantisi, en la ciudad de Gaza, habà­a puesto de manifiesto la falacia del compromiso del gobierno de Sharon por hallar una solucià³n negociada al conflicto palestino-israelà­ y ello ni si quiera en un marco que, como el contemplado en la denominad “Hoja de ruta” [2] promovida por EEUU y apoyada por el denominado Cuarteto (EEUU, Rusia, la UE y Naciones Unidas), favorece abiertamente a Israel a costa de los derechos palestinos. El atentado contra al-Rantisi ha causado la muerte directa de una madre palestina de 43 años y de su hija de 3, además de 36 heridos, en su mayorà­a menores de edad.

Una ejecucià³n extrajudicial fallida

La operacià³n militar israelà­ contra al-Rantisi, considerada de nuevo como “ataque selectivo”, debe ser estrictamente considerada como un nuevo intento de ejecucià³n extrajudicial por parte del Estado de Israel contra una figura pública palestina representante de una formacià³n polà­tica que cuenta con un gran apoyo popular entre los palestinos, en este caso, Hamas. Asimismo, el empleo tambià©n en esta ocasià³n de las habituales tácticas de guerra israelà­ contra los Territorios Ocupados (las fuerzas militares lanzaron al menos siete misiles desde helicà³pteros de combate Apache contra una calle plenamente transitada a las 8.00 horas de la mañana en el corazà³n de la ciudad de Gaza) no solo vuelve a demostrar la desproporcià³n entre el “uso de la fuerza” por parte de Israel y el objetivo a alcanzar, sino que resume la dura estrategia militar que el gobierno de Sharon ha impuesto en los Territorios desde que comenzase la Intifada: se ataca la ciudad de Gaza con la misma desproporcià³n y calculada arbitrariedad con que EEUU atacà³ los barrios populares de Bagdad durante su invasià³n de Iraq. Como en la capital iraquà­, el fin es causar el máximo daño posible bajo la excusa de atacar un objetivo simbà³lico, perpetrando a la vez un castigo colectivo y ejemplarizante.

Asà­ ha sido desde septiembre de 2000 para todos los Territorios Ocupados (TTOO). Que se mantenga la táctica militar y la misma estrategia de represià³n para contener la Intifada en el marco de la recià©n presentada “Hoja de ruta” supone, sin embargo, un nuevo y aleccionador desaire del sionista Sharon no ya a los palestinos, a quien nunca respetará ni polà­tica ni humanamente, sino al Cuarteto y a los regà­menes árabes que apoyan la iniciativa, asà­ como a la propia Administracià³n Bush, promotora de la misma. En ello, Israel vuelve a demostrar a la comunidad internacional su arrogancia, y cuenta de ella les corresponde dar a quienes durante dà©cadas -estadounidenses, europeos y árabes- la han alimentado, concediendo impunidad plena a Israel para actuar criminalmente al margen de toda legalidad. No está de más recordar ahora que en su última visita a Israel (el pasado 9 de junio), y tras haberse negado a entrevistarse con Arafat siguiendo la consigna de boicot impuesta por Israel y EEUU a los dirigentes extranjeros de visita a la zona, el primer ministro italiano Berlusconi ha declarado que Israel es “un candidato natural a ingresar en la UE, a raà­z de su `cultura común` y de su calidad de `única democracia de Oriente Medio`” [3].

Exacerbar la precaria situacià³n palestina

La evidencia de que la pretensià³n de Sharon es acabar con la “Hoja de ruta” antes de su entrada en vigor la materializa el hecho de que el ataque contra al-Rantisi está diseñado para exacerbar la ya precaria situacià³n polà­tica interna palestina. En palabras de Sharon, “hemos roto el espà­ritu de lucha de nuestro enemigo; ahora debemos hacer un esfuerzo adicional para consolidar nuestra victoria” [4]. Por un lado, desde que se hiciera pública la “Hoja de ruta”, la iniciativa estadounidense no ha inducido ningún cambio satisfactorio en los TTOO: la publicitada excarcelacià³n de 97 presos polà­ticos palestinos detenidos ilegalmente en Israel no es sino mera propaganda que oculta la realidad de los cerca de 6.000 presos y presas palestinos sometidos ilegalmente a procesos de detencià³n administrativa (sin juicio ni cargo) desde que comenzase la Intifada. Igualmente, la operacià³n del supuesto desmantelamiento de 62 enclaves (llamadas eufemà­sticamente “colonias ilegales”) construidos en Cisjordania sin la autorizacià³n del gobierno israelà­ desde 2001, tal y como reclama la “Hoja de ruta”, no supone sino operar a favor de la creacià³n de un nuevo referente que diluya la ilegalidad de todos los asentamientos de colonos creados en los TTOO desde el inicio de la ocupacià³n en 1967. Como declaraba el ministro palestino Abdel Rabbo, “el hecho de remover caravanas vacà­as lo que consigue es dar legitimidad a decenas de otras colonias habitadas, algunas de ellas recientemente construidas”. Unido a ello, el desmantelamiento ayer de algunas viviendas prefabricadas en asentamientos de Cisjordania coincidià³ con la demolicià³n de 13 viviendas palestinas en Bet Hanún (en el norte de la franja de Gaza) como castigo por el ataque al puesto fronterizo de Erezt (entre Israel y Gaza) en el que murieron los tres milicianos de Hamas, Yihad y Fatah (Brigadas de los Mártires de al- Aqsa) además de cuatro soldados israelà­es. De nuevo, castigo colectivo a la poblacià³n.

A estas constataciones nuevamente regresivas se añade el creciente sentimiento de consideracià³n de traicià³n que genera entre la poblacià³n palestina la aceptacià³n de la Autoridad Palestina (AP) a asumir el “cambio de rà©gimen” impuesto por Israel y EEUU en la persona de Mahmud Abbas (Abu Mazen) en detrimento de un Arafat que sigue asediado en Ramala y, tras ello, a aceptar una “Hoja de ruta” cuyo único objetivo es acabar con la Intifada. La decisià³n del recià©n nombrado ministro palestino de la Seguridad Interna, Mohamed Dahlan, mano derecha de Abu Mazen y otro paladà­n estadounidense-israelà­, de proceder a desarmar a las facciones palestinas para avanzar en las reformas adecuadas a que deben someterse las fuerzas de seguridad palestinas no deja tampoco lugar a dudas. Por loo demás, son los asesores de la CIA, junto a oficiales militares egipcios y jordanos, quienes han comenzado a dar entrenamiento e instruccià³n en tà©cnicas antiterroristas a miembros depurados de las fuerzas de seguridad palsetinas. Igualmente, la concesià³n por parte de la Unià³n Europea (UE) de 45 millones de euros al Ministerio de Seguridad de Dahlan para financiar esas reformas ha originado ya crà­ticas entre los palestinos cuando se ha sabido que Dahlan utilizarà­a parte de esos fondos para abrir un mercado de compra de fusiles de asalto y armas convencionales a un precio abrumadoramente más elevado del que tienen en el mercado negro palestino, en un momento en el que el empobrecimiento de la poblacià³n ha alcanzado là­mites desconocidos. El viceministro palestino de Exteriores, Mahdi al-Yalidi, confirmà³ por su parte que la AP debe invertir 500 millones de dà³lares para reequipar sus fuerzas de seguridad y reconstruir su infraestructura, casi totalmente destruida por el ejà©rcito israelà­ durante la segunda Intifada [5].

En este contexto, el discurso de Abu Mazen ante Bush, Sharon y el rey Abdala de Jordania en la reciente Cumbre de Aqaba, en el que pública y formalmente se comprometià³ a “poner fin a la violencia y al terrorismo” tras recordar a las và­ctimas israelà­es sin mencionar a las palestinas, desencadenà³ de inmediato el rechazo polà­tico desde todos los sectores palestinos (incluido Arafat) reflejado tambià©n en la prensa local. El malestar generado por Abu Mazen supuso un inmediato comunicado conjunto de Hamas, Yihad, Fatah y FPLP rechazando el compromiso de Abu Mazen de desarmar a las milicias palestinas y negando su legitimidad para alcanzar ningún pacto con Israel, acusándole de haber obviado las reivindicaciones básicas y legà­timas palestinas: el fin de la ocupacià³n israelà­, el derecho al retorno de los refugiados, la cuestià³n de Jerusalà©n y el asedio a Arafat. Pocas horas despuà©s, Hamas, Yihad y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa de Fatah, llevaron a cabo la antes mencionad accià³n militar conjunta contra la base del ejà©rcito israelà­ en el puesto de control de Erez, en Gaza, accià³n que fue inmediata y públicamente condenada por el primer ministro palestino. Debiendo hacer frente a una situacià³n extremadamente crà­tica y vulnerable, y habida cuenta de su precaria condicià³n por la falta de apoyo popular y polà­tico en el interior de los TTOO, Abu Mazen se vio obligado a convocar una rueda de prensa el lunes, 9 de junio, en la que despachà³ la cuestià³n aludiendo a que las crà­ticas palestinas por los compromisos asumidos en Aqaba eran fruto de “un mal entendido” y reclamà³ la vuelta al diálogo de todas las facciones palestinas [6].

Diálogo interpalestino y provocaciones israelà­es

En un esfuerzo por hacer un frente unitario, trece organizaciones palestinas se reunà­an ese mismo dà­a 9 de junio, difundiendo un comunicado conjunto en el que además de subrayar que “la verdadera contradiccià³n no es entre la AP y los grupos de resistencia palestinos sino entre todo el pueblo palestino y la ocupacià³n sionista”, se aceptaba mantener el diálogo para un alto el fuego con Abu Mazen vinculándolo a la participacià³n activa de Arafat en el proceso. Solo unas horas despuà©s de hacerse público el comunicado, Israel lanzaba su ataque contra al-Rantisi, quebrando de nuevo la và­a de la negociacià³n entre la AP de Abu Mazen y la resistencia, en una clara là³gica provocadora. Las declaraciones del primer ministro palestino condenando el ataque (por à©l calificado de “atentado terrorista [dirigido] contra mi gobierno y mis esfuerzos”) y el reiterado llamamiento a Hamas a dialogar y negociar [7], que aligeraba las amenazas de confrontacià³n vertidas por Dahlan dos dà­as antes contra los militantes de la Intifada, no han surtido efecto: tras el atentado, la organizacià³n islamista ya ha declarado su decisià³n de no reanudar el diálogo con la AP.

Para el gobierno palestino “el verdadero objetivo de Israel atacando a al-Rantisi es abortar los esfuerzos del gobierno palestino por conseguir un alto el fuego de los grupos de resistencia palestinos, particularmente de Hamas, lo que podrà­a incrementar la presià³n internacional sobre Israel para llevar a cabo sus obligaciones, incluida la paralizacià³n de los ataques contra los centros de poblacià³n palestina y el desmantelamiento de más asentamientos de colonos judà­os en los TTOO [8]. Para Arafat, según su portavoz, Nabil Abu Rudeina, el ataque es “un acto deliberado de provocacià³n, ejecutado para abortar la `Hoja de ruta` y los esfuerzos internacionales y estadounidenses por restaurar el proceso de paz”, que exige la intervencià³n inmediata de la Administracià³n Bush. Para Hamas, no hay retorno al diálogo ni posibilidad de alcanzar un alto el fuego. Al-Rantisi, desde el hospital donde ha sido ingresado, lo ha expresado asà­: “Aseguro a Sharon y a los otros asesinos sionistas que mi muerte no consolidará su ocupacià³n en nuestro paà­s. Y llamo a la nacià³n árabe y musulmana a que despierte y tome conciencia de la naturaleza nazi y criminal de esta entidad sionista que solo busca matarnos y humillarnos. Por nuestra parte, seguiremos la lucha y defenderemos este paà­s con todas nuestras fuerzas” [9].

En Gaza, miles de palestinos tomaron las calles de la ciudad pidiendo venganza y condenando al gobierno de la AP por no proteger a los palestinos de las agresiones de Israel y pidiendo la dimisià³n de Abu Mazen. En una situacià³n ya conocida, Abu Mazen vuelve a estar, como lo estuvo antes Arafat, entre la espada de cumplir con las exigencias impuestas por EEUU e Israel de acabar con la Intifada y la pared de satisfacer, al menos, las mà­nimas expectativas del pueblo palestino de ver el fin de los asesinatos, las incursiones militares, de las demoliciones de viviendas y del castigo colectivo que ejerce contra à©l la represià³n israelà­.

Notas:

1. http://www.iap.org/index2.html.
2.Và©ase en CSCAweb: Documento: “Hoja de ruta para una solucià³n permanente al conflicto palestino-israelà­ basada en dos Estados” Rashid Khalidi: ¿`Hoja de ruta` o ruta hacia la muerte? Cumbre en Sharm el-Sheij: otra vuelta de tuerca en el reordenamiento regional
3. La Vanguardia, 10 de junio de 2003.
4. La Vanguardia, 9 de junio de 2003.
5. La Vanguardia, 8 de junio de 2003.
6. La Vanguardia, 10 de junio de 2003.
7. La Vanguardia, 10 de junio de 2003.
8. Declaraciones del ministro de Informacià³n palestino Nabil Amr citado en Amayreh, Jalil: “Israel tries to kill Rantisi and the Road Map”, difundido en www.iap.org/index2.html
9. Referencia anterior

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