Israel atenta contra al-Rantisi a fin de provocar el enfrentamiento interpalestino
Fuente: C.S.C.A
Tras el atentado fallido contra el dirigente de Hamas al-Rantisi, el primer ministro palestino `Abu Mazen` vuelve a estar, como lo estuvo antes Arafat, entre la espada de cumplir con las exigencias impuestas por EEUU e Israel de acabar con la Intifada y la pared de satisfacer, al menos, las mànimas expectativas del pueblo palestino de ver el fin de los asesinatos, las incursiones militares, de las demoliciones de viviendas y del castigo colectivo que ejerce contra à©l la represià³n israelà.
Las fuerzas de ocupacià³n israelàes bombardearon el 10 de junio, desde un asentamiento ilegal, el campamento de refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza, asesinando al menos a tres personas (entre ellos un joven de 19 años y a una chica de 16, de la misma familia Abed Rabbo) e hiriendo a más de 30. Antes de producirse el bombardeo el ejà©rcito de Israel se habàa dirigido a los diplomáticos extranjeros y a los miembros de ONG internacionales para pedirles que abandonaran Gaza, en lo que se anunciaba como una nueva campaña de agresià³n militar contra toda la Franja [1]. Pocas horas antes, el intento de asesinato por parte del ejà©rcito de ocupacià³n israelà de uno de los principales dirigentes de la formacià³n polàtica islamista Hamas, Abdul Asis al-Rantisi, en la ciudad de Gaza, habàa puesto de manifiesto la falacia del compromiso del gobierno de Sharon por hallar una solucià³n negociada al conflicto palestino-israelà y ello ni si quiera en un marco que, como el contemplado en la denominad “Hoja de ruta” [2] promovida por EEUU y apoyada por el denominado Cuarteto (EEUU, Rusia, la UE y Naciones Unidas), favorece abiertamente a Israel a costa de los derechos palestinos. El atentado contra al-Rantisi ha causado la muerte directa de una madre palestina de 43 años y de su hija de 3, además de 36 heridos, en su mayoràa menores de edad.
Una ejecucià³n extrajudicial fallida
La operacià³n militar israelà contra al-Rantisi, considerada de nuevo como “ataque selectivo”, debe ser estrictamente considerada como un nuevo intento de ejecucià³n extrajudicial por parte del Estado de Israel contra una figura pública palestina representante de una formacià³n polàtica que cuenta con un gran apoyo popular entre los palestinos, en este caso, Hamas. Asimismo, el empleo tambià©n en esta ocasià³n de las habituales tácticas de guerra israelà contra los Territorios Ocupados (las fuerzas militares lanzaron al menos siete misiles desde helicà³pteros de combate Apache contra una calle plenamente transitada a las 8.00 horas de la mañana en el corazà³n de la ciudad de Gaza) no solo vuelve a demostrar la desproporcià³n entre el “uso de la fuerza” por parte de Israel y el objetivo a alcanzar, sino que resume la dura estrategia militar que el gobierno de Sharon ha impuesto en los Territorios desde que comenzase la Intifada: se ataca la ciudad de Gaza con la misma desproporcià³n y calculada arbitrariedad con que EEUU atacà³ los barrios populares de Bagdad durante su invasià³n de Iraq. Como en la capital iraquà, el fin es causar el máximo daño posible bajo la excusa de atacar un objetivo simbà³lico, perpetrando a la vez un castigo colectivo y ejemplarizante.
Asà ha sido desde septiembre de 2000 para todos los Territorios Ocupados (TTOO). Que se mantenga la táctica militar y la misma estrategia de represià³n para contener la Intifada en el marco de la recià©n presentada “Hoja de ruta” supone, sin embargo, un nuevo y aleccionador desaire del sionista Sharon no ya a los palestinos, a quien nunca respetará ni polàtica ni humanamente, sino al Cuarteto y a los regàmenes árabes que apoyan la iniciativa, asà como a la propia Administracià³n Bush, promotora de la misma. En ello, Israel vuelve a demostrar a la comunidad internacional su arrogancia, y cuenta de ella les corresponde dar a quienes durante dà©cadas -estadounidenses, europeos y árabes- la han alimentado, concediendo impunidad plena a Israel para actuar criminalmente al margen de toda legalidad. No está de más recordar ahora que en su última visita a Israel (el pasado 9 de junio), y tras haberse negado a entrevistarse con Arafat siguiendo la consigna de boicot impuesta por Israel y EEUU a los dirigentes extranjeros de visita a la zona, el primer ministro italiano Berlusconi ha declarado que Israel es “un candidato natural a ingresar en la UE, a raàz de su `cultura común` y de su calidad de `única democracia de Oriente Medio`” [3].
Exacerbar la precaria situacià³n palestina
La evidencia de que la pretensià³n de Sharon es acabar con la “Hoja de ruta” antes de su entrada en vigor la materializa el hecho de que el ataque contra al-Rantisi está diseñado para exacerbar la ya precaria situacià³n polàtica interna palestina. En palabras de Sharon, “hemos roto el espàritu de lucha de nuestro enemigo; ahora debemos hacer un esfuerzo adicional para consolidar nuestra victoria” [4]. Por un lado, desde que se hiciera pública la “Hoja de ruta”, la iniciativa estadounidense no ha inducido ningún cambio satisfactorio en los TTOO: la publicitada excarcelacià³n de 97 presos polàticos palestinos detenidos ilegalmente en Israel no es sino mera propaganda que oculta la realidad de los cerca de 6.000 presos y presas palestinos sometidos ilegalmente a procesos de detencià³n administrativa (sin juicio ni cargo) desde que comenzase la Intifada. Igualmente, la operacià³n del supuesto desmantelamiento de 62 enclaves (llamadas eufemàsticamente “colonias ilegales”) construidos en Cisjordania sin la autorizacià³n del gobierno israelà desde 2001, tal y como reclama la “Hoja de ruta”, no supone sino operar a favor de la creacià³n de un nuevo referente que diluya la ilegalidad de todos los asentamientos de colonos creados en los TTOO desde el inicio de la ocupacià³n en 1967. Como declaraba el ministro palestino Abdel Rabbo, “el hecho de remover caravanas vacàas lo que consigue es dar legitimidad a decenas de otras colonias habitadas, algunas de ellas recientemente construidas”. Unido a ello, el desmantelamiento ayer de algunas viviendas prefabricadas en asentamientos de Cisjordania coincidià³ con la demolicià³n de 13 viviendas palestinas en Bet Hanún (en el norte de la franja de Gaza) como castigo por el ataque al puesto fronterizo de Erezt (entre Israel y Gaza) en el que murieron los tres milicianos de Hamas, Yihad y Fatah (Brigadas de los Mártires de al- Aqsa) además de cuatro soldados israelàes. De nuevo, castigo colectivo a la poblacià³n.
A estas constataciones nuevamente regresivas se añade el creciente sentimiento de consideracià³n de traicià³n que genera entre la poblacià³n palestina la aceptacià³n de la Autoridad Palestina (AP) a asumir el “cambio de rà©gimen” impuesto por Israel y EEUU en la persona de Mahmud Abbas (Abu Mazen) en detrimento de un Arafat que sigue asediado en Ramala y, tras ello, a aceptar una “Hoja de ruta” cuyo único objetivo es acabar con la Intifada. La decisià³n del recià©n nombrado ministro palestino de la Seguridad Interna, Mohamed Dahlan, mano derecha de Abu Mazen y otro paladàn estadounidense-israelà, de proceder a desarmar a las facciones palestinas para avanzar en las reformas adecuadas a que deben someterse las fuerzas de seguridad palestinas no deja tampoco lugar a dudas. Por loo demás, son los asesores de la CIA, junto a oficiales militares egipcios y jordanos, quienes han comenzado a dar entrenamiento e instruccià³n en tà©cnicas antiterroristas a miembros depurados de las fuerzas de seguridad palsetinas. Igualmente, la concesià³n por parte de la Unià³n Europea (UE) de 45 millones de euros al Ministerio de Seguridad de Dahlan para financiar esas reformas ha originado ya cràticas entre los palestinos cuando se ha sabido que Dahlan utilizaràa parte de esos fondos para abrir un mercado de compra de fusiles de asalto y armas convencionales a un precio abrumadoramente más elevado del que tienen en el mercado negro palestino, en un momento en el que el empobrecimiento de la poblacià³n ha alcanzado làmites desconocidos. El viceministro palestino de Exteriores, Mahdi al-Yalidi, confirmà³ por su parte que la AP debe invertir 500 millones de dà³lares para reequipar sus fuerzas de seguridad y reconstruir su infraestructura, casi totalmente destruida por el ejà©rcito israelà durante la segunda Intifada [5].
En este contexto, el discurso de Abu Mazen ante Bush, Sharon y el rey Abdala de Jordania en la reciente Cumbre de Aqaba, en el que pública y formalmente se comprometià³ a “poner fin a la violencia y al terrorismo” tras recordar a las vàctimas israelàes sin mencionar a las palestinas, desencadenà³ de inmediato el rechazo polàtico desde todos los sectores palestinos (incluido Arafat) reflejado tambià©n en la prensa local. El malestar generado por Abu Mazen supuso un inmediato comunicado conjunto de Hamas, Yihad, Fatah y FPLP rechazando el compromiso de Abu Mazen de desarmar a las milicias palestinas y negando su legitimidad para alcanzar ningún pacto con Israel, acusándole de haber obviado las reivindicaciones básicas y legàtimas palestinas: el fin de la ocupacià³n israelà, el derecho al retorno de los refugiados, la cuestià³n de Jerusalà©n y el asedio a Arafat. Pocas horas despuà©s, Hamas, Yihad y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa de Fatah, llevaron a cabo la antes mencionad accià³n militar conjunta contra la base del ejà©rcito israelà en el puesto de control de Erez, en Gaza, accià³n que fue inmediata y públicamente condenada por el primer ministro palestino. Debiendo hacer frente a una situacià³n extremadamente cràtica y vulnerable, y habida cuenta de su precaria condicià³n por la falta de apoyo popular y polàtico en el interior de los TTOO, Abu Mazen se vio obligado a convocar una rueda de prensa el lunes, 9 de junio, en la que despachà³ la cuestià³n aludiendo a que las cràticas palestinas por los compromisos asumidos en Aqaba eran fruto de “un mal entendido” y reclamà³ la vuelta al diálogo de todas las facciones palestinas [6].
Diálogo interpalestino y provocaciones israelàes
En un esfuerzo por hacer un frente unitario, trece organizaciones palestinas se reunàan ese mismo dàa 9 de junio, difundiendo un comunicado conjunto en el que además de subrayar que “la verdadera contradiccià³n no es entre la AP y los grupos de resistencia palestinos sino entre todo el pueblo palestino y la ocupacià³n sionista”, se aceptaba mantener el diálogo para un alto el fuego con Abu Mazen vinculándolo a la participacià³n activa de Arafat en el proceso. Solo unas horas despuà©s de hacerse público el comunicado, Israel lanzaba su ataque contra al-Rantisi, quebrando de nuevo la vàa de la negociacià³n entre la AP de Abu Mazen y la resistencia, en una clara là³gica provocadora. Las declaraciones del primer ministro palestino condenando el ataque (por à©l calificado de “atentado terrorista [dirigido] contra mi gobierno y mis esfuerzos”) y el reiterado llamamiento a Hamas a dialogar y negociar [7], que aligeraba las amenazas de confrontacià³n vertidas por Dahlan dos dàas antes contra los militantes de la Intifada, no han surtido efecto: tras el atentado, la organizacià³n islamista ya ha declarado su decisià³n de no reanudar el diálogo con la AP.
Para el gobierno palestino “el verdadero objetivo de Israel atacando a al-Rantisi es abortar los esfuerzos del gobierno palestino por conseguir un alto el fuego de los grupos de resistencia palestinos, particularmente de Hamas, lo que podràa incrementar la presià³n internacional sobre Israel para llevar a cabo sus obligaciones, incluida la paralizacià³n de los ataques contra los centros de poblacià³n palestina y el desmantelamiento de más asentamientos de colonos judàos en los TTOO [8]. Para Arafat, según su portavoz, Nabil Abu Rudeina, el ataque es “un acto deliberado de provocacià³n, ejecutado para abortar la `Hoja de ruta` y los esfuerzos internacionales y estadounidenses por restaurar el proceso de paz”, que exige la intervencià³n inmediata de la Administracià³n Bush. Para Hamas, no hay retorno al diálogo ni posibilidad de alcanzar un alto el fuego. Al-Rantisi, desde el hospital donde ha sido ingresado, lo ha expresado asà: “Aseguro a Sharon y a los otros asesinos sionistas que mi muerte no consolidará su ocupacià³n en nuestro paàs. Y llamo a la nacià³n árabe y musulmana a que despierte y tome conciencia de la naturaleza nazi y criminal de esta entidad sionista que solo busca matarnos y humillarnos. Por nuestra parte, seguiremos la lucha y defenderemos este paàs con todas nuestras fuerzas” [9].
En Gaza, miles de palestinos tomaron las calles de la ciudad pidiendo venganza y condenando al gobierno de la AP por no proteger a los palestinos de las agresiones de Israel y pidiendo la dimisià³n de Abu Mazen. En una situacià³n ya conocida, Abu Mazen vuelve a estar, como lo estuvo antes Arafat, entre la espada de cumplir con las exigencias impuestas por EEUU e Israel de acabar con la Intifada y la pared de satisfacer, al menos, las mànimas expectativas del pueblo palestino de ver el fin de los asesinatos, las incursiones militares, de las demoliciones de viviendas y del castigo colectivo que ejerce contra à©l la represià³n israelà.
Notas:
1. http://www.iap.org/index2.html.
2.Và©ase en CSCAweb: Documento: “Hoja de ruta para una solucià³n permanente al conflicto palestino-israelà basada en dos Estados” Rashid Khalidi: ¿`Hoja de ruta` o ruta hacia la muerte? Cumbre en Sharm el-Sheij: otra vuelta de tuerca en el reordenamiento regional
3. La Vanguardia, 10 de junio de 2003.
4. La Vanguardia, 9 de junio de 2003.
5. La Vanguardia, 8 de junio de 2003.
6. La Vanguardia, 10 de junio de 2003.
7. La Vanguardia, 10 de junio de 2003.
8. Declaraciones del ministro de Informacià³n palestino Nabil Amr citado en Amayreh, Jalil: “Israel tries to kill Rantisi and the Road Map”, difundido en www.iap.org/index2.html
9. Referencia anterior