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Militarismo, financierización y subimperialismo españoles

31. July 2003

de Iñaki Gil de San Vicente

El Gobierno del PP está enviando a Irak tropas que formarán una brigada iberoamericana integrada en una divisià³n internacional de 9.000 efectivos bajo mando polaco. Esta decisià³n es un paso más en la transformacià³n del capitalismo español en mediana potencia subimperialista que cumple dà³cilmente à³rdenes de EEUU, aprovechándose como las rà©moras se aprovechan de los despojos que dejan los tiburones a los que sirven limpiando sus porquerà­as.

Que el Estado español padece una debilidad estructural creciente que le distancia del grueso de los paà­ses capitalistas dominantes, es algo cada vez más notorio pese a la impresionante campaña propagandà­stica para ocultar esa tendencia y aparentar un acercamiento al nivel del capitalismo más desarrollado. Aunque el capitalismo español ha sido uno de los más beneficiados por las ayudas de la UE, estimadas en el 1% del PIB, se ha acrecentado el temible “abismo tecnolà³gico”, uno de sus principales lastres histà³ricos. A medio y largo plazo, lo que condiciona el futuro econà³mico es algo tan simple como la ley de la productividad del trabajo: lleva ventaja quien produce más en el mismo tiempo o lo mismo en menos tiempo, lo que otorga cada vez más importancia al desarrollo tecnocientà­fico. En 1995-2001, la productividad del trabajo español ha crecido solamente un 0,81% y todo muestra su incapacidad de despegue.

Además de por su atraso tecnocientà­fico, el capitalismo estatal tiene muy difà­cil una recuperacià³n sostenida exclusivamente por el tirà³n interno de la demanda y consumo masivos, pues la deuda familiar y el empobrecimiento de las clases populares …­la mayorà­a de la poblacià³n…­ ha llegado a un nivel peligroso e inquietante. Aparte de otras alternativas menores para salir del agujero, multiplica la sobreexplotacià³n laboral, sobre todo de mujeres e inmigrantes, y el imperialismo interno, incrementando mediante la violencia y el chantaje los beneficios que extrae de la opresià³n nacional de los pueblos que ocupa. Todas son “soluciones” comunes en la historia burguesa y sus resultados dependen fundamentalmente de la fuerza y decisià³n de lucha de las masas trabajadoras y de los pueblos que se resisten a semejantes atropellos.

Perià³dicamente, la conjuncià³n de las crisis parciales en una crisis sistà©mica hace que esas “soluciones” no sirvan de mucho porque la crisis resultante es cualitativamente mayor. Asà­, el capitalismo, de suyo mundial y global por definicià³n, sufre cambios que, como a las và­boras, le hacen mudar de piel pero aumentando la letalidad de su veneno. En estas situaciones llegan a desaparecer estados dà©biles, aparecen otros nuevos y el resto se adapta como puede a la nueva situacià³n,peleándose militar o econà³micamente entre ellos hasta que unos pocos se imponen a la mayorà­a formándose bloques imperialistas con sus estados aliados lacayos y serviles. Pero siempre, por debajo de esas disputas secundarias, descargando sobre y contra las mujeres, la clase trabajadora y los pueblos oprimidos los peores costos de la “solucià³n global”. La hondura de la crisis mundial iniciada entre 1968-73 fue y es tal que desde finales de la dà©cada de 1980 las burguesà­as imperialistas han forzado una situacià³n asà­ para intentar salir definitivamente de aquel pantano. Sin analizar ahora en quà© lo han logrado y en quà© no, y los terribles efectos destructores que ello está suponiendo, sà­ hay que decir que los tres grandes bloques imperialistas actuales, especialmente los EEUU, insisten en esa dinámica.

Este proceso capitalista agrava las tensiones internas españolas, forzando las “soluciones” vistas y tambià©n agrava las externas, incitándole a otras dos “soluciones”, como son la finan- cierizacià³n de su economà­a y el subimperialismo de mediana potencia. La financierizacià³n consiste en priorizar los capitales financieros y comerciales sobre los industriales. Fue el PSOE quien inicià³ decididamente la financierizacià³n. Una forma de lograrlo es debilitar los controles a la entrada de capitales exteriores y adaptar la legislacià³n tributaria al capricho de las grandes transnacionales y piratas financieros. El PP ha hecho del Estado un paraà­so fiscal dentro de la UE y ha entregado al capital privado los capitales llamados “públicos”. El PSOE entre 1992-96 cedià³ al capital privado un total de 8.438 millones de euros. Pero con el PP ha ascendido hasta 29.716 millones entre 1996 y 2002. Una constante de las privatizaciones del PP es beneficiar, además de a viejos empresarios y terratenientes franquistas, tambià©n a una casta tecnocrática que se está convirtiendo en “nueva” burguesà­a fanáticamente reaccionaria, consciente de que todo lo que ha logrado ha sido gracias al amiguismo del PP.

Aquà­ interviene el subimperialismo en Amà©rica Latina. El PP creà³ en 2000 la Fundacià³n Carolina, destinada a coordinar el vampirismo de las 24 multinacionales más importantes del Estado. La casta tecnocrática acelera su conversià³n en “nueva” burguesà­a mediante el masivo expolio sudamericano. Las inversiones españolas en Argentina ascendieron de 1.809 millones de euros en 1995 a 18.726 millones en 2000, y el saqueo español ha sido uno de los fundamentales detonantes del desastre argentino.

Otro instrumento es expandir la industria cultural española, que a comienzos de 2003 suponà­a el 6,5% del PIB estatal y el 9% de su poblacià³n activa. El PP se ha volcado en controlar esta industria estratà©gica con claros objetivos polà­ticos, econà³micos e ideolà³gicos.

Pero la financierizacià³n, el subimperialismo y la salida de la actual crisis solamente pueden imponerse si el Estado se pliega a la voluntad de los EEUU. Aunque el 60,8% de las exportaciones se venden en la UE, la burguesà­a sabe que no tiene competitividad suficiente y que debe compensarla con la ayuda del “amigo americano”, que ofrece más ventajas que la UE, obteniendo garantà­as de que sus multinacionales no sufrirán más obstáculos norteamericanos en Iberoamà©rica y con el premio a 50 grandes empresas para reconstruir lo que previamente ha destruido en Irak, mientras que el grueso de las empresas europeas ha sido vetado. Otras ayudas son propagandà­sticas y para frenar el desarrollo tecnocientà­fico de la UE, como la propuesta de los EEUU de que la fusià³n nuclear se investigue en el Estado español en vez de en el francà©s, que cuenta con muy superiores medios.

Financierizacià³n y subimperialismo son inseparables del militarismo necesario para defender, con la ayuda yanki, las inversiones exteriores que han ascendido del 0,9% del PIB en 1996 al 9,3% en 2000. El Estado español, que, tras el Reino Unido y los EEUU, es el que más porcentaje de las inversiones en I+D dedica a la militarizacià³n, ha anunciado que el gasto en investigacià³n militar aumentará un 20% en los tres prà³ximos años. Por eso el PP manda tropas a Irak, como las mandarà­a a Plutà³n si lo ordena Bush.

La principal leccià³n que debemos extraer de todo esto es la urgencia de acelerar la independencia de nuestro pueblo. No hay otra alternativa. –

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