Ponencia de las FARC-EP
La perspectiva socialista en Amà©rica Latina
Ponencia de las FARC-EP en el Seminario Internacional “Las Alternativas Populares y la Perspectiva Socialista en Amà©rica Latina”. Realizado del 7 al 10 de septiembre, en Santiago de Chile.
Preparados para dialogar à³ combatir Somos pueblo alzado en armas contra un rà©gimen opresor. Somos fuerza beligerante, una organizacià³n polàtico – militar en lucha por el poder. No somos terroristas.Los verdaderos terroristas están en la Casa Blanca y en el Palacio de Nariño. Ellos señalan como terroristas a quienes se oponen a sus polàticas oprobiosas, se levantan contra el sistema, les duele la patria, defienden sus derechos y luchan por mejores condiciones de vida.
Seminario Internacional “Las Alternativas Populares y la Perspectiva Socialista en Amà©rica Latina” 7 al 10 de septiembreSantiago-Chile
“Todo hombre honesto que puede hacerle un bien a la humanidad, se convierte en delincuente si permanece ocioso” Simà³n Bolàvar.
Compañeras y compañeros asistentes y organizadores, reciban de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejà©rcito del Pueblo, FARC-EP, un saludo cálido, revolucionario y bolivariano, que a travà©s de ustedes se extienda a todos y todas quienes luchan en el mundo por la libertad, la paz, la justicia social y el bienestar de las mayoràas, sà³lo posible en el socialismo.
Mencià³n especial a la revista Amà©rica Libre, en otras ocasiones hemos participado en sus fructàferos seminarios, a sus 10 años de existencia sigue aportando luces en la discusià³n, el análisis y las propuestas sobre la realidad de Nuestra Amà©rica, la necesidad y la forma de transformarla para beneficio de sus pueblos. De igual manera al ICAL (Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz de Chile, al CEPIS (Centro de Educacià³n Popular Instituto Sedes
Sapientiaie) de Brasil y al Centro Martin Luther King Jr. de Cuba.
A 30 años de la agresià³n imperial al pueblo latinocaribeño, expresada esta vez en el asesinato del Presidente constitucional de Chile, el compañero Salvador Allende y la ruptura del legàtimo derecho del pueblo chileno a su autodeterminacià³n, nos reunimos para aunar los esfuerzos y potenciar las luchas en direccià³n a edificar sociedades con justicia social, en paz, soberanas, dignas y libres, es decir construir el socialismo.
“No hay mejor medio de alcanzar la libertad que luchar por ella”, dijo el Libertador Simà³n Bolàvar y lo demuestra la historia de lucha de Nuestra Amà©rica, iniciada por los pueblos indàgenas liderados por Guaicaipuro, Tupac Amaru, Lautaro, Caupolicán, la Gaitana, El Cacique Upar, Bartolina Sisa, Tupac Katary, junto a tantos otros y otras. Lucha continuada por Bolàvar, Artigas, Sucre, O´Higgins, Hidalgo, Josà© Fà©lix Ribas, Manuelita Sáenz, Morelos, Tiradentes, Josà© Ignacio de Abreu y Lima y todos los patriotas que enfrentaron y expulsaron al invasor europeo. No podemos olvidar la memoria, de luchadores y constructores de sociedades mejores como Josà© Martà, Emiliano Zapata, Pancho Villa, Luis Emilio Recabarren, Augusto Cesar Sandino, Josà© Carlos Mariategui, Maria Cano, Luis Carlos Prestes, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Manuel Rodràguez, Salvador Allende, Camilo Torres, Gilberto Vieira y Jacobo Arenas. Seguramente no mencionamos a algunos y/o algunas, pero siempre nos queda su legado de lucha.
La primera independencia nos librà³ del yugo español, sin embargo, se nos impuso el de las oligarquàas criollas que traicionaron el ideario libertador e independentista, aliadas al naciente imperio del norte. Bolàvar no se equivocà³, su visià³n se hizo realidad y los Estados Unidos plagan hoy la Amà©rica de miseria en nombre de la libertad. Por tanto, sigue la lucha popular, expresià³n de la dignidad y en defensa del derecho a la autodeterminacià³n, refleja lo multinacional, plurià©tnico y pluricultural, el carácter mestizo y único de Nuestra Amà©rica.
La crisis general del sistema capitalista y sus polàticas neoliberales, es profunda y se extiende a todos los niveles. Los gobiernos, las clases dominantes corruptas y el Imperio, pretenden descargar las consecuencias de dicha crisis en las espaldas de los trabajadores, del pueblo. En nuestro paàs, acuñaron la excusa, para ellos perfecta, “todo lo que pasa o deja de pasar es por la guerrilla”, asà pretenden escapar a su responsabilidad histà³rica, pues la crisis es resultado de sus malos manejos y polàticas.
Nuestros pueblos se han enfrentado a las balas asesinas del terrorismo de Estado, a las tiranàas y dictaduras producto de la aplicacià³n de la Doctrina de Seguridad Nacional. Nunca ha cesado la lucha por la segunda independencia, por la construccià³n de la Patria Bolivariana. Bolàvar despertà³, como lo anuncià³ Neruda y anda levantando los pueblos de Nuestra Amà©rica. El devenir histà³rico demuestra que esta vivo, su pensamiento es vigente y encarna los intereses populares.
¡Es hora de revoluciones! Bolàvar anda con los pueblos preparando la segunda y definitiva independencia. Por tanto es imperativo: Reunir fuerza, esperanza y decisià³n en torno al ideario bolivariano. Enarbolar con fuerza las banderas de la unidad, la solidaridad, la justicia y la libertad de los pueblos de Nuestra Amà©rica, desde el Rào Bravo hasta la Patagonia y
retomar los hilos de la construccià³n de la Patria Bolivariana, asà tendremos un nuevo polo de poder y equilibrio mundial frente al hegemonismo Imperial.
El ideario de El Libertador, ha sido conservado y sus banderas ondeadas por grandes luchadores americanos en el compromiso ineludible de culminar su obra libertaria, la independencia definitiva de Amà©rica Latina y el Caribe. Actualmente lo sostienen y las ondean manos tan poderosas, pràstinas y representativas de nuestros pueblos como las de Fidel Castro, en Cuba socialista; Hugo Chávez en Venezuela Bolivariana y Manuel Marulanda Và©lez en la nueva Colombia en construccià³n. Al lado, hombro a hombro con millones de hombres y mujeres de Nuestra Amà©rica dispuestos a defender hasta con la vida misma el anhelo y derecho de libertad, paz con justicia social, soberanàa y autodeterminacià³n.
Las directrices imperiales impuestas por los organismos financieros internacionales mantienen las polàticas neoliberales como carta de navegacià³n, para seguir el impune robo de las riquezas naturales, expropiar a nuestros pueblos con las privatizaciones y garantizar su inmisericorde explotacià³n. Nos estrangulan, además, con la impagable deuda externa. Washington centra ahora su ambicià³n sobre el agua y la biodiversidad del continente y desarrolla planes de guerra contra nuestros pueblos.
El ALCA condensa esos planes imperiales, es la carta estratà©gica de dominacià³n que nos quieren imponer. Los representantes nacionales de los gringos, están deseosos de firmar los tratados que le garantizan al amo del norte reposicionamiento geoestratà©gico en su pugna producto de la globalizacià³n capitalista. Son parte de estos planes, en el aspecto militar y como generador de violencia, El Plan Colombia y su complemento la Iniciativa Regional Andina. A ellos se une como instrumento expoliador el Plan Puebla Panamá.
Ya los traidores de la dignidad de Allende y Neruda, de los intereses y la memoria de millares de asesinados por el fascismo pinochetista, auspiciado por la Casa Blanca, utilizaron pluma y conciencia perennemente manchados de sangre de pueblo chileno, para firmar con orgullo burguà©s, es decir postrados, ese instrumento de dominacià³n que es el ALCA. Algún dàa, más temprano que tarde, pagarán por su traicià³n.
La actual prepotencia imperial, paradà³jicamente producto de la crisis del sistema, genera múltiples problemas para nuestros pueblos. En medio del desespero del poder, ven como única solucià³n para reactivar su maltrecha economàa, la guerra que revitalice su industria bà©lica. Para justificar las agresiones, en cualquier parte del mundo, utilizan la excusa del momento, la lucha contra el terrorismo, como ellos identifican la lucha que desarrollan las mayoràas populares por los derechos fundamentales.
No hay duda de la hegemonàa estadounidense, sin embargo no podemos desconocer el papel que juegan en el dominio y explotacià³n mundial la Unià³n Europea con Alemania, Francia e Inglaterra como cabezas imperiales y Japà³n centro imperial asiático.
Ante esta situacià³n de agresià³n, violencia y desconocimiento de los derechos, por parte de los imperios y de sus fieles servidores y representantes, las burguesàas nacionales, proponemos a nuestros pueblos, la creacià³n del Frente Antiimperialista de Nuestra Amà©rica. Organismo capaz de canalizar y amplificar las luchas por conquistar las sociedades que nos merecemos, las cuales garanticen los derechos de las mayoràas y la explotacià³n de las riquezas nacionales para beneficio de los pueblos en su conjunto.
“Nuestra patria es Amà©rica”, sentencià³ El Libertador, es nuestra obligacià³n histà³rica construirla, como luchadores dispuestos a mantener en alto las banderas de la independencia, a cumplir nuestro designio histà³rico, seguros que sà³lo hay una opcià³n para nuestros pueblos: Vencer.
Sabemos perfectamente que el primer enemigo de clase de los pueblos del mundo son los Estados Unidos de Norteamà©rica. Este imperio sin ningún escrúpulo utiliza toda su capacidad polàtica, econà³mica, militar y terrorista en su intento por destruir personalidades, gobiernos y pueblos no afectos a sus hegemà³nicos propà³sitos de explotacià³n, saqueo, intimidacià³n, represià³n e intervencià³n violenta.
De los 40 millones de colombianos, casi 30 viven en la pobreza, mas de 3 millones no tienen empleo y aproximadamente 7 millones sobreviven del rebusque, que es desempleo disfrazado. Remata este sombrào panorama de miseria popular, la quiebra empresarial, la fuga de capitales, el dà©ficit fiscal, y una deuda, cuyos intereses y amortizacià³n, consumen el 70 % de los ingresos totales del gobierno.
El Plan Laso, con el que se inicio la intervencià³n en los años 60 y el Plan Colombia son parte de la misma intervencià³n que no cesa. Los diferentes pretextos o justificaciones ideolà³gicas sà³lo buscan asegurar el engaño. La lucha contra el “enemigo interno”, e comunismo, el narcotráfico y el terrorismo, son una espesa cortina de humo tendida para ocultar el robo de nuestro petrà³leo, del gas, del carbà³n, del uranio y que ha fijado su codicia ahora en el agua y en nuestra biodiversidad.
Una constante histà³rica de la oligarquàa y de la casta polàtica que gobierna a Colombia es la utilizacià³n de la violencia del Estado, de la guerra y el asesinato para aplastar a quienes reclaman soluciones polàticas y sociales. Creen que el hambre y las necesidades vitales del pueblo, asà como la ausencia de democracia, pueden ser resueltas a punta de plomo, helicà³pteros artillados y con gringos intervensionistas.
En Colombia, compañeros y compañeras, libramos una guerra por la liberacià³n nacional, por la segunda y definitiva independencia, cada dàa se agudiza más la confrontacià³n, es la expresià³n de la lucha de clases que continua siendo el motor de la historia para pesar de muchos y muchas. De un lado las mayoràas nacionales: El pueblo y sus organizaciones, en lucha por sus derechos fundamentales. Del otro, el Imperio, la clase dominante, su Estado terrorista, con sus Fuerzas Armadas Oficiales y sus paramilitares. Los y las que todo lo tienen y llevan siglos apropiándose de las riquezas del paàs para su exclusivo beneficio En este conflicto, la propaganda y desinformacià³n se constituyen en arma de la oligarquàa para desvirtuar la verdad. Todos y todas quienes han luchado y seguimos la lucha por los intereses y el bienestar del pueblo, enfrentamos, en algún momento, el gran poder de desinformacià³n y satanizacià³n de los medios de comunicacià³n. En nuestra lucha por ejercer soberanamente y con dignidad el derecho a la justicia social y a la autodeterminacià³n, hemos sido objeto de diversas calumnias, que han utilizado en diferentes momentos.
Primero nos señalaron como avanzada y cabeza de playa del comunismo internacional, para justificar la intervencià³n gringa y el ataque a Marquetalia, en 1964, acusacià³n propia de la guerra fràa, cuyo fracaso lo demostrà³ la historia.
Tiempos despuà©s nos acusaron de narcotraficantes, en un intento por desvirtuar el carácter polàtico de nuestra organizacià³n. El mundo sabe que las FARC-EP nada tienen que ver con el narcotráfico, tal como lo constataron decenas de embajadores en la Audiencia Pública Internacional Sobre Cultivos Ilàcitos y Medio Ambiente, realizada en junio del 2000. En este evento, nuestro Comandante en Jefe Manuel Marulanda Và©lez, presentà³ un fundamentado Proyecto de Sustitucià³n de Cultivos Ilàcitos, que jamás tuvo respuesta del gobierno central. Antes, un Pleno del Estado Mayor Central habàa propuesto la legalizacià³n del consumo de los psicotrà³picos, como única forma de acabar con la mafia del narcotráfico, tal como ocurrià³ en el pasado con las del tabaco y el alcohol. Pero tampoco hubo respuesta del gobierno, porque lo que se necesita es el pretexto para la intervencià³n directa de los Estados Unidos.
Somos pueblo alzado en armas contra un rà©gimen opresor. Somos fuerza beligerante, una organizacià³n polàtico – militar en lucha por el poder. No somos terroristas. Los verdaderos terroristas están en la Casa Blanca y en el Palacio de Nariño. Ellos señalan como terroristas a quienes se oponen a sus polàticas oprobiosas, se levantan contra el sistema, les duele la patria, defienden sus derechos y luchan por mejores condiciones de vida.
Insisten en nuestra presencia en paàses vecinos, con el calculado propà³sito de crearle dificultades a sus gobiernos. Las FARC-Ejà©rcito del Pueblo reiteran en este evento su polàtica de fronteras: Somos respetuosos de la soberanàa, la integridad territorial y la autodeterminacià³n de los pueblos. No incursionamos militarmente ni realizamos operaciones financieras fuera del territorio nacional. Propenden por unas relaciones pacàficas y de respeto recàproco en las zonas limàtrofes.
Nuestra voluntad de paz es indeclinable. Seguimos dispuestos a retomar el proceso de paz con un gobierno que realmente està© interesado en resolver las causas que han generado el conflicto. Para ello consideramos necesario acabar con el paramilitarismo como polàtica de Estado; desmilitarizar los departamentos de Caquetá y Putumayo, como escenario de las conversaciones; retomar la Agenda Común por el Cambio hacia la Nueva Colombia; suspender el calificativo de narcoterroristas utilizado por el Estado contra nuestra organizacià³n y garantizar la participacià³n en ellas de las organizaciones sociales y populares.
Ante la grave crisis de nuestra patria y la incapacidad de la oligarquàa para solucionarla en beneficio del pueblo, hemos convocado a los sectores sociales, fuerzas, movimientos y colombianos opuestos al fascismo de Uribe Và©lez, a la conformacià³n de un gobierno democrático y antineoliberal, integrado por 12 colombianos representantes de todas las regiones y sectores del paàs que se identifiquen con la Plataforma para un gobierno de reconstruccià³n y reconciliacià³n nacional.
Como organizacià³n polàtica militar, fuerza beligerante que no ha requerido el beneplácito de los gobiernos de la oligarquàa para serlo; luchamos por el poder, y desde ya lo estamos instalando en los municipios y territorios donde hemos venido desalojando paulatinamente al Estado. Luchamos por el poder para establecer un nuevo Estado y para instaurar un Gobierno que le de al pueblo la mayor suma de felicidad posible, como lo planteara El Libertador, y para que la democracia sea una realidad en Colombia.
Mantenemos en alto nuestras armas y banderas. Trabajamos por desarrollar alternativas encaminadas a potenciar y organizar la lucha de colombianos y colombianas impulsando la construccià³n del Partido Clandestino, las Milicias y el Movimiento Bolivariano Por la Nueva Colombia.
Los pueblos del mundo sabrán organizarse en sus luchas por construir para construir un mundo que responda a los intereses, sentires y quereres de las mayoràas. Brindamos y concitamos la solidaridad.
Contra el imperialismo por la patria
Contra la oligarquàa por el pueblo
Hasta la victoria final somos FARC-EP
Contra los planes imperiales. Unidad y lucha de Nuestra Amà©rica
Bolivarianamente,
Comisià³n Internacional FARC-Ejà©rcito del Pueblo
Septiembre de 2003