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La insurrección en Bolivia y las luchas indà­genas en Latinoamérica

20. October 2003

500 años despuà©s del genocidio

La insurreccià³n en Bolivia y las luchas indà­genas en Latinoamà©rica

500 años despuà©s del genocidio

Noel Pà©rez

(Coordinadora Febrero Boliviano)

(Versià³n escrita de la participacià³n de Noel Pà©rez en el foro debate realizado en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, en el espacio de “Resumen Latinoamericano” dentro de las Cátedras Bolivarianas, el dà­a 14 de Octubre del 2003)

Agradecemos las palabras de Hebe de Bonafini, y por permitirnos expresar en esta Universidad de las Madres de Plaza de Mayo lo que sentimos frente a los graves sucesos que vive Bolivia; ya que nunca dudamos que este espacio de resistencia no es solo de los argentinos, sino de todos los latinoamericanos. Nos resulta difà­cil en medio de la rabia, el dolor y la indignacià³n por los trágicos sucesos que vive nuestro pueblo racionalizar y analizar los acontecimientos, pero se impone encontrarle sentido a esa lucha.

Hace un par de años el actual Ministro de la Presidencia de este gobierno, obviamente antes de ser gobierno, expresaba con respecto al tema del gas que si bien su venta podrà­a permitir la solucià³n a la crisis polà­tica y econà³mica que vivà­a el paà­s al mismo tiempo podrà­a significar situaciones revolucionarias por parte de quienes están excluidos del sistema; esto quiere decir que ellos tenà­an claro el significado profundo de la medida que pretenden llevar adelante tercamente. Ellos son los que empezaron a hablar de “revolucià³n” no alguna izquierda, no el Evo, no Felipe Quispe, como ahora pretenden hacer ver. Estaban conscientes de los peligros que entrañaba asumir tal decisià³n a espaldas del pueblo y esa tozudez solo puede explicarse porque el modelo econà³mico que se impuso desde hace mas de dos dà©cadas se desmorona y la única posibilidad que tienen para seguir gozando del apoyo estadounidense y los organismos financieros internacionales es la venta del gas. Esa es la única forma de prolongar su agonà­a un poco más, lo cierto es que el modelo no va y el pueblo asà­ lo ha entendido. Asi se explica tambià©n, porque se discuten esas cortinas de humo como son: Si el gas sale por Chile o por el Perú, si se lo industrializa o no, etc. Lo que esta en el fondo del asunto son las bases del modelo: La Ley de Capitalizacià³n, la Ley de Hidrocarburos, son estas leyes las que hay que destruir si se quiere recuperar el gas y los recursos naturales para beneficio de los bolivianos.

Lo anterior es una parte del problema la otra es como se alcanzan los objetivos que el pueblo a travà©s de la oposicià³n polà­tica expresada en el M.A.S. y en el M.I.P. tienen planteados. Esta charla se denomina “La insurreccià³n en Bolivia y las luchas indà­genas”.

Y lo que nosotros pensamos modestamente es que hay que ver esta cuestià³n en el marco de un tema aún no resuelto por la izquierda que es la relacià³n de lo indà­gena con lo obrero o dicho de otro modo, la cuestià³n nacional con la de clase. En tiempos del triunfalismo del pensamiento único algún intelectual boliviano diagnostico que “¡De la fuerza y el temor se ha pasado a la piedad y a la conmiseracià³n!” Que de una orgullosa clase sà³lo se exhibà­an sus crucificados vestigios que desaparecià³ el sindicalismo, que se fragmento la identidad grupal y solo existà­a una voluntad dispersa, desconfiada e individualista. Quà© significado tenà­a este cà­nico diagnà³stico, no otro que el de decir que la clase obrera dejà³ de ser tal, que dejo de ser clase, que en su lugar surgià³ el individuo y en sus propias palabras, que la
historia común se dispersà³ la leyenda se opaco y con ello un futuro de utopà­a. Pero la historia se ha encargado de desmentir rotundamente a este tipo de intelectuales que sirven a la derecha con sus pretendidos análisis cientà­ficos. Lo desmintià³ en Enero del 2000, donde campesinos, obreros, vecinos y la juventud cochabambina lucharon juntos hasta lograr echar a la transnacional BETCHEL, tambià©n lo desmintià³ el bloqueo campesino de septiembre de ese mismo año. Este año en febrero sucedià³ otro tanto, el video que observamos al comienzo nos muestra que el pueblo en sus diversos sectores lucho unido en las ciudades para derrotar el impuestazo de Goni y es esa misma unidad la que hoy vemos expresada en estas histà³ricas jornadas. Que quiero decir con esto, que nos es verdad que los obreros, los campesinos y los otros sectores sociales se habà­an vuelto solo individuos, que habà­an dejado de ser clase; porque lo cierto es que esa historia común no se ha disuelto, no se ha borrado, esta ahà­ expresándose en la terca realidad y todo esto no se podrà­a explicar si no tomamos en cuenta algo que menciono Hebe de Bonafini que es una compañera que por cierto conoce la historia de nuestros pueblos, ella mencionà³ el bloqueo campesino del año 1979 al gobierno de Lidia Gueiler y lo que nos estaba remarcando es un hecho histà³rico significativo para la historia común que hoy se construye y no es otra cosa que la fusià³n de la clase obrera con el campesinado indà­gena; que marco al mismo tiempo la ruptura definitiva con el funesto pacto
militar-campesino, en estas fechas todo el pueblo: campesinos, indà­genas, obreros y clases medias unidos alrededor de la Central Obrera Boliviana, marcaron un hito que es la de señalar la unidad de los explotados.

La relacià³n entre campesinos y obreros en el seno de la C.O.B. no es, ni ha sido una relacià³n fácil por ello quiero repetir las palabras de un dirigente campesino que en un Congreso de la C.O.B. interpelando al sector proletario les decà­a: ” Ahora que se ha roto el espejo europeo donde se peinaban, se miraban y funcionaban, …no tienen otro camino: si quieren seguir peinándose y funcionando, tienen que mirarse en nosotros. Mà­rense en nosotros. Nosotros somos ustedes, ustedes son nosotros y asà­ juntos vamos a avanzar. Hemos vivido 500 años de sangre pero tambià©n 500 años de esperanza. Que la sangre no tape la esperanza”

Más allá del nombre que se le dà© a ese mirarse entre nosotros, esta unidad se forja en las calles, en el altiplano, en los valles y en el oriente de nuestro paà­s, se lo forja en la lucha. Esta es la historia que se forja y que empieza a construir su utopà­a, aquella que el enemigo destruyo en sus teorà­as. Son los hijos de Tupac Katari, son aquellos mineros que en el 86 en medio de una derrota gritaron “¡Los mineros volveremos!” y tambià©n son aquellos jà³venes inmolados en la guerrilla de à‘ancahuazu y Teoponte.

Finalmente quiero decir que quizás no sea adecuado pedirles su solidaridad, sino decirles que esta tambià©n es su lucha, es la lucha de los latinoamericanos por su liberacià³n.

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