Análisis del Comità© de Solidaridad con la Causa Írabe
EEUU presiona para la aprobacià³n de una nueva resolucià³n de NNUU, mientras renuncia a asaltar Faluya
Fuente: C.S.C.A.
“EEUU pretende crear una interlocucià³n polàtica y de seguridad local que se adapte a su proyecto de ocupacià³n. Sin embargo, los fracasados intentos promovidos por la APC de quebrar la insurgencia rehabilitando a miembros del Baaz y asociándolos a la gestià³n de la seguridad iraquà a travà©s del nuevo Ejà©rcito son la demostracià³n palmaria del fracaso estadounidense en Iraq y de que a pesar de su poderào militar hay una fuerza mayor -la resistencia- que no puede ser frenada. El levantamiento del cerco a Faluya asà lo confirma”.
La presià³n ejercida por la extensià³n de la resistencia armada iraquà en todo el paàs ha situado a la Autoridad Provisional de la Coalicià³n (APC) y a los mandos militares estadounidenses ante la evidencia de su propio fracaso en Iraq. Por una lado, el Pentágono se ha visto obligado no solo a retrasar su calendario para relevar a las tropas que llevan desplegadas en Iraq más de un año, sino que ha declarado -ya el propio Rumsfeld- que sus efectivos deberán ser ampliados para poder hacer frente militarmente a la resistencia iraquà [1]. Ello se produce además cuando la retirada de las tropas españolas de Iraq ha desencadenado el anuncio de retirada de otros contingentes por parte de terceros paàses) que colaboran con la ocupacià³n estadounidense, o la apertura de debates nacionales sobre la conveniencia del mantenimiento de sus fuerzas. Además de las de Honduras y El Salvador (que junto con las españolas sumaban unos dos mil efectivos), Noruega y Holanda han anunciado que retirarán sus tropas despuà©s del 30 de junio, mientras Australia y la propia Polonia lo evalúan. Igualmente, en Gran Bretaña, su máximo aliado en la ocupacià³n, la oposicià³n de los mandos militares al envào de más tropas y a que se amplàe su área de ocupacià³n a aquà©lla evacuada por las españolas, ha obligado al gobierno Blair a retrasar la decisià³n de enviar hasta 2.000 efectivos más que se sumaràan a los 7.500 que ya tiene desplegados en la provincia de Basora. La presià³n de los mandos militares británicos habràa obligado a Blair a anunciar a comienzos de esta semana que “[…]el Reino Unido tiene suficientes tropas en Iraq” [2].
La ocupacià³n militar se resquebraja sin que EEUU haya conseguido asegurar su control militar del territorio iraquà, poniendo en crisis abierta su ilegal proceso econà³mico de privatizacià³n del Estado (el 25% de las compañàas privadas extranjeras ha abandonado Iraq [3]) y antes de que haya podido llevar a cabo su proyecto polàtico de traspaso formal del control de la seguridad a unas fuerzas policiales y militares locales -que, lejos de estar preparadas para asumir el control en las ciudades iraquàes, han dado signo en algunos casos de negarse a combatir contra su propio pueblo cuando la crisis se ha acentuado en Iraq- y cuando aún no se ha determinado a quà© autoridad iraquà se deberá traspasar el mando polàtico el prà³ximo 30 de mayo.
En esta coyuntura, la Administracià³n Bush, acelerada por las exigencias del calendario electoral y por el aumento de la presià³n dentro de EEUU, se ha visto obligada en las últimas semanas a forzar los acontecimientos tanto en el plano militar sobre el terreno, como en el polàtico internacional utilizando para ello todas las bazas posibles.
Faluya: forzar un `arreglo` con la resistencia
En el plano interno, y en contra de lo que muchos medios de informacià³n occidentales afirman, la operacià³n militar abierta tras el cerco de Faluya hace tres semanas, no fue decidida al parecer como consecuencia de la reaccià³n al asesinato y la mutilacià³n de los guardias de seguridad privada estadounidenses en la ciudad. Antes al contrario, el despliegue del cuerpo de marines que reemplazà³ a las tropas del Ejà©rcito en las afueras de la ciudad a finales de marzo respondàa a un plan militar diseñado para preparar un cordà³n de tropas, tanques y artilleràa pesada alrededor de Faluya, bastià³n de la resistencia armada iraquà, establecido a fin de lanzar una batalla urbana contra el interior de la ciudad [4].
Esta decisià³n militar de demostracià³n de fuerza y capacidad ofensiva de los ocupantes habràa sido tomada en paralelo a un iniciativa promovida por la APC meses atrás y relacionada con el intento de abrir contactos con responsables de la resistencia y, concretamente del prohibido partido Baaz a fin de negociar un acuerdo que permitiràa incorporar a un buen número de ex oficiales iraquàes de rango medio y alto a puestos fundamentales de los nuevos aparatos de las fuerzas de seguridad y el Ejà©rcito, resquebrajando con ello la creciente unidad operativa de la resistencia iraquà. Según se ha filtrado en algunos medios árabes, la APC habràa intentado buscar un arreglo con el Baaz en tanto que fuerza en la que descansa buena parte de la là³gica militar de la resistencia [5]. Fuentes de informacià³n baasistas, de hecho, han confirmado que EEUU ha formulado un nuevo enfoque respecto al papel que podràan desempeñar los miembros del Baaz en la estabilizacià³n del paàs a travà©s de la contencià³n de la resistencia. El anuncio efectuado por Paul Bremer, el pasado 23 de abril [6], acerca de levantar parcialmente la orden de 16 de mayo de 2003 que establecàa la total desbaacificacià³n de Iraq, presentado como un intento de corregir una medida que se ha evaluado por la propia APC como abiertamente contraproducente para sus intereses, confirma de hecho ese nuevo enfoque. De acuerdo con las filtraciones referidas, EEUU a travà©s de una tercera parte no iraquà, habràa intentado infructuosamente negociar hasta hace muy pocas semanas con representantes baasistas. Un dato que podràa confirmar esta informacià³n es que el 23 de abril el partido Baaz emitià³ a travà©s de su servicio de informacià³n un comunicado en el que tras fijar su posicià³n en “[…] el principio de la resistencia y la liberacià³n de Iraq y de acuerdo con el Programa Polàtico y Estratà©gico de la Resistencia armada de Iraq ” [7], declaraba que “[…] el partido no formará parte ni de los planes ni de las fuerzas de la ocupacià³n en Iraq o fuera de Iraq” [8].
Este contexto explica el cerco y posterior asalto de Faluya -una huàda hacia adelante- y en el se inscribe igualmente el ultimátum dado por el mando militar estadounidense a la resistencia para que se formalizase una tregua negociada que habràa de conducir a la creacià³n de una patrulla conjunta de marines y policàa iraquà para patrullar las calles de la ciudad a partir del martes, 27 de abril. La tregua fue finalmente rota por los propios estadounidenses sin que se hubiese cumplido el plazo establecido, cuando el pasado 26 de abril los marines lanzaron una brutal ofensiva terrestre y aà©rea contra el interior de la ciudad -respaldada públicamente por el presidente Bush- y que a pesar del poderào de su fuerza militar, ha sido repelida por la resistencia de la ciudad con intensos combates en las últimas 48 horas. En este impasse, y ante la dificultad de avanzar en una situacià³n abocada a acabar con Faluya por la fuerza militar desproporcionada, o a retirarse de la ciudad, los mandos estadounidenses se han visto de nuevo obligados a virar su táctica y han anunciado improvisadamente un nuevo plazo de 36 horas para que se establezca una patrulla integrada esta vez por 1.100 efectivos iraquàes de la policàa creada por la APC dirigida por uno o varios “ex generales” del antiguo ejà©rcito de Iraq en lo que los ocupantes han dado en denominar ya el nuevo “Ejà©rcito para la Proteccià³n de Faluya”. En el plazo de las 36 horas, y una vez que las patrullas sean operativas, las fuerzas de los marines levantaràan el asedio de Faluya y se replegaràan [9]. Pretendiendo mantener una posicià³n de fuerza, la ocupacià³n estadounidense no puede ocultar su propia debilidad ante Faluya. Mientras tanto, otros 11 soldados estadounidenses han muerto este jueves como consecuencia de acciones de la resistencia en diferentes puntos del paàs.
El frente internacional: una nueva resolucià³n de NNUU
Paralelamente, y ante el deterioro progresivo que se ha instalado en la ocupacià³n estadounidense, EEUU está presionando nuevamente en el ámbito de NNUU para que se acelere la aprobacià³n de una nueva resolucià³n que legitime el proceso de transicià³n que la APC pretende imponer en Iraq antes del 30 de junio y que permita neutralizar el deterioro militar de la llamada coalicià³n a travà©s de la incorporacià³n de nuevos efectivos militares internacionales a Iraq.
En esta direccià³n y a pesar de que aún no han trascendido los contenidos de esa nueva resolucià³n que deberá aprobarse a mitad de mayo, Kofi Annan ya declarà³ el pasado 27 de abril que la organizacià³n internacional no tomará el control en Iraq aunque ha indicado que la cuestià³n de la seguridad en esa resolucià³n será central y podràa establecer un mandato para que una “fuerza multinacional” (y no los cascos azules) se instale en Iraq, fuerza con la que según Annan, “NNUU tendrá que trabajar codo con codo y coordinarse en un tarea que será compleja” [10].
Asegurar la presencia militar indefinida de EEUU en Iraq
Además de las cuestiones relativas a la seguridad de la ocupacià³n militar, la resolucià³n deberá dar respuesta -legitimar- el proceso de transicià³n de la APC. El enviado especial de Kofi Annan a Iraq, Lajdar al-Ibrahimi, ya ha dejado claro en su informe a los miembros del Consejo de Seguridad (CS) de NNUU, conforme a lo que interesa a la Administracià³n Bush, que es posible formar un nuevo gobierno provisional iraquà que gestione el paàs desde el 30 de mayo hasta que en 2005 se celebren elecciones. Según propone al-Ibrahimi, la composicià³n de ese gobierno tendrá que decidirse un mes antes de la fecha de transferencia de soberanàa. Igualmente, en ese periodo se deberá establecer cuáles serán las misiones y las atribuciones de las tropas estadounidenses que permanecerán en el paàs tras el 30 de junio [11].
Esta cuestià³n no es baladà pues, como la propia Administracià³n Bush ya ha dejado claro, la transferencia de soberanàa a un gobierno provisional iraquà será una cuestià³n limitada ya que la autoridad última residirá en la fuerza militar de ocupacià³n y en la gigantesca embajada que EEUU ha comenzado a construir en Bagdad en la antigua sede del palacio presidencial de la República de Iraq, al frente de la cual estará Negroponte, uno de los personajes más siniestros de la polàtica exteriores estadounidense, muy particularmente en Amà©rica Latina. El subsecretario de Estado para Asuntos Polàticos, Marc Grossman, ha confirmado que el gobierno pondràa “[…] un importante rostro iraquà en muchos aspectos de la vida del paàs pero el ejà©rcito de EEUU y no las fuerzas de seguridad iraquàes, serán las encargadas de las cuestiones de seguridad” [12].
“Transferencia de soberanàa” sin soberanàa
Al-Ibrahimi ha señalado tambià©n que ese nuevo gobierno provisional no deberàa incluir a los actuales miembros del Consejo Gubernativo (CG) iraquà, 25 personas seleccionadas por la APC el pasado junio de 2003 y cuya representatividad ha sido ampliamente rechazada por la mayoràa de los iraquàes. Esta propuesta coincide en el tiempo con la decisià³n de la Administracià³n Bush de excluir al futuro gobierno provisional a Ahmad Chalabi [13], dirigente del Congreso Nacional Iraquà (CNI), una formacià³n creada y financiada por el Pentágono en los años 90 y sobre la cual ha pivotado, junto con otras organizaciones de su misma especie, incluidas el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y la Unià³n Patrià³tica del Kurdistán (UPK), las pro-iranàes Consejo Supremo de la Revolucià³n Islámica en Iraq (CSRII) y al- Dawa fundamentalmente, la constitucià³n de un referente polàtico artificial, asociado a los intereses de EEUU e incorporado por la APC al CG para legitimar primero la invasià³n y ocupacià³n de Iraq y posteriormente la tutela colonial de Iraq.
Habida cuenta de la total ausencia de respaldo popular al oportunismo y colaboracionismo del CG, la APC se ha visto obligada a formular un cambio de orientacià³n y de miembros en ese planificado gobierno de transicià³n que, tal y como al-Ibrahimi indicà³ ante el CS deberàa componerse de miembros que no aspiren “a perpetuarse en el poder” ni a presentarse a las elecciones. Sin haberse definido aún cà³mo se pueda establecer ese nuevo cuerpo polàtico iraquà, se asume desde la secretaria general de NNUU que una vez establecido se convocará una conferencia nacional de unos 2.000 delegados que elegirán una asamblea consultiva de 200 miembros para el periodo transitorio, es decir hasta enero de 2005 en que se habràan de celebrar elecciones generales. NNUU desempeñaràa en el periodo que va de junio a enero el papel de supervisor de la preparacià³n de los comicios [14].
Queda por ver como reaccionarán ante estos eventos los restantes miembros del CS, muy especialmente cuando el plan de al-Ibrahimi no resuelve en absoluto las exigencias de Estados como Alemania, Rusia y Francia al respecto del reparto de control polàtico, econà³mico y militar de la ocupacià³n de Iraq. Favorables a internacionalizar la ocupacià³n mediante un mandato de NNUU que la legitime, ello solo puede ser aceptado si implica el reparto del control polàtico y econà³mico del futuro de Iraq, que, únicamente en esas condiciones contaràa con el apoyo del envào de tropas militares multinacionales a un Iraq igualmente ocupado -a travà©s de una fuerza multinacional- o de la propia OTAN- bajo uno de los eufemàsticos calificativos con que la organizacià³n militar designa sus intervenciones, “operacià³n de mantenimiento de la paz” o de “ayuda humanitaria”, por ejemplo.
Conclusià³n final
El revà©s que ha dado la resistencia armada a la ocupacià³n militar de Iraq ha precipitado en el último mes una nueva crisis que ha alterado nuevamente los planes militares del Pentágono en Iraq y tambià©n los polàticos de la APC.
Las dificultades que afronta EEUU en Iraq lejos de poder resolverse como asà se ha puesto en evidencia mediante la fuerza militar, exigen avanzar a toda celeridad -para responder a los plazos que marca el calendario electoral estadounidense- en todos los frentes posibles internos y exteriores. En el frente internacional, EEUU pretende retornar al seno de NNUU en un estado de bochornosa debilidad pero sin renunciar al hegemonismo de la ocupacià³n unilateral en Iraq. Opuestos a su exclusià³n del control y la participacià³n de un Iraq recolonizado, los paàses con mayor peso como Francia, Alemania, Rusia, Japà³n y China, difàcilmente podrán aceptar ser ellos quienes resuelvan los problemas de la APC en la gestià³n de la ocupacià³n y muy especialmente los asociados al control militar del territorio iraquà si a cambio no se produce un acuerdo de reparto de la tutela en otras áreas como la econà³mica y la polàtica. De hecho, fuentes gubernativa indicaban el jueves 29 de abril que Francia no enviará tropas a Iraq aún cuando se aprobara una nueva resolucià³n del CS, lo cual confirma -como tambià©n en el caso del nuevo gobierno español- que estos paàses perciben la iniciativa como meramente de respaldo a los planes estadounidenses.
En el frente interno, EEUU ha fracasado en imponer la legitimacià³n de una autoridad polàtica tutelada a travà©s del CG y, muy especialmente, ha fracasado en su intento de crear un mecanismo local de control de la poblacià³n iraquà a travà©s de un nuevo cuerpo policial y un nuevo ejà©rcito del que servirse no solo para hacer descansar en à©l el control de los medios urbanos donde los ataques de la resistencia son más intensos -y evitar más bajas a sus propias fuerzas y con ello su coste polàtico ante la opinià³n pública de EEUU- sino tambià©n para pretender una estabilidad interna que garantice la seguridad y avale a nivel internacional el proyecto polàtico y econà³mico de la APC tras el traspaso de poder el 30 de junio.
El levantamiento del cerco a Faluya asà lo confirma.
Notas de CSCAweb:
1. Và©ase en CSCAweb: Diario de la Resistencia de 12 y 13 de abril de 2004 (Diario de la resistencia iraquà – Abril de 2004).
2. The Guardian, 29 de abril de 2004 y www.smh.com.au
3. Fuentes de la APC reconocàan la semana pasada que el 25% de las empresas implicadas en contratos en Iraq han abandonado el paàs en las últimas semanas como consecuencia de la incremento de los combates entre insurgentes y fuerzas de ocupacià³n, asà como la toma de rehenes por parte iraquà. Estas fuentes admiten que el restante 75% “[…] se ha atrincherado en sus bases”, paralizando la ejecucià³n efectiva de sus actividades. Más de 40 civiles extranjeros -mercenarios, miembros de ONG o empresarios y trabajadores- han sido secuestrados en Iraq, y 10 de ellos muertos por sus captores. Al menos Rusia, Francia, Polonia y Portugal han exigido a sus nacionales que abandonen el paàs. Và©ase en CSCAweb: Diario de la Resistencia de 27 de abril de 2004 (Diario de la resistencia iraquà – Abril de 2004) y www.occupationwatch.org
4. The New York Times, 28 de abril de 2004.
5. www.albasrah.net
6. The Guardian, 23 de abril de 2004.
7. Và©ase en CSCAweb: El Consejo Nacional Unificado de la Resistencia Iraquà anuncia su programa polàtico: liberacià³n y reconstruccià³n de un Estado democrático y social
8. www.albasrah.net, Op. cit.
9. Associated Press, 29 de abril de 2004 (http://story.news.yahoo.com).
10. La Vanguardia, 28 de abril de 2004.
11. The Independent, 28 de abril de 2004 y La Vanguardia, 29 de abril de 2004.
12. The Independent, 28 de abril de 2004.
13. The Washington Post, 24 de abril de 2004 y http://english.aljazeera.net
14. “Al-Ibrahimi: Interim body by June”, en Al-Jazzeera, 28 de abril de 2004.