Sobre el derribe de la estatua de Colon en Carácas
Dàa de la resistencia indàgena. Asà se le llama hoy al 12 de Octubre en Venezuela, que otrora era mal llamado “dàa del descubrimiento”, o “dàa de la raza”, o peor aún “dàa de la hispanidad”, o cànicamente “dàa del encuentro de dos mundos”. El acto de nombrar esta fecha de este modo abre una ventana negada a lo largo de nuestra historia. Abre la posibilidad a reconocernos en un pasado aguerrido que sembrà³ en tierra violada a la dolida y fuerte Amà©rica nuestra.
Asà vamos inaugurando una nueva historia. Entregamos nombres que se convierten en inmensos desafàos y futuros. Contemplamos ciertas transformaciones radicales hacia el tema indàgena, y revaloramos las identidades de nuestras etnias. Sin embargo no podemos ignorar que la situacià³n en diversos aspectos sigue siendo cràtica. Un ejemplo de esto es lo conflictivo que ha sido el proceso de la demarcacià³n de tierras indàgenas y el desplazamiento de poblaciones enteras de indàgenas con motivo de cuidar los intereses de las transnacionales del carbà³n.
Es deber de todos, para una autà©ntica práctica revolucionaria, denunciar de manera activa las diversas formas de dominacià³n, explotacià³n y usurpacià³n de los cuales seguimos siendo vàctimas. Por eso, un dàa como hoy, en el que recordamos las resistencias de nuestros pueblos originarios, buscamos contribuir con la desmitificacià³n de los significados atribuidos por quienes han escrito la historia oficial.
Nuestra vida cotidiana está inundada de personajes y de àconos impuestos desde el poder que han querido crear hà©roes y esconder los roles que estos han cobrado en nuestra historia. Un ejemplo de ello es la falsificacià³n de la figura de Cristà³bal Colà³n, pero sobre todo del proceso de conquista y colonizacià³n que trajo consigo. Es un momento obligado el destruir esos conceptos, para construir unos nuevos que hablen más de nosotros. Esto significa construir una nueva cultura polàtica, que por supuesto no puede reducirse a la simple destruccià³n simbà³lica de àconos (pero como lo diràa nuestro amigo Benedetti: “algo es algo”).
En Caracas encontramos dos àconos/estatuas de Colà³n que han sido objeto tanto de ofrendas como actos de repudio. Hoy, las repudiamos.
Una de ellas fue objeto de la justicia popular y cayà³ destrozada a plena luz del dàa, en pleno centro de la ciudad. De esta manera un grupo de poco más de 500 personas realizamos un juicio popular delante de una de ellas. En el juicio no sà³lo se condenaron algunos de los actos barbáricos que se cometieron en Abya Yala (continente “americano”) con la llegada de los invasores, ni se reivindicaron cada una de las mas de 60 millones de almas en lo que sin duda constituye el mayor genocidio de la historia.., (y que, curiosamente, muchos siguen celebrando), ni de las torturas cometidas en nombre de los reyes y de la Iglesia, ni toda esta historia de la infamia que avasallà³ nuestro continente, sino tambià©n se protestà³ contra una forma de dominacià³n impuesta a sangre y fuego, dominacià³n que continúa de diversas maneras en nuestros dàas. Asà, el colonialismo con nuevo rostro tambià©n fue juzgado y sentenciado.
El veredicto fue contundente: Abajo el Colonialismo! Abajo Colà³n! Y Colà³n cayà³. Cayà³ por la fuerza de cientos de brazos que halaron con dignidad, reivindicando la lucha de los pueblos indàgenas, pero tambià©n todas las luchas contra el nuevo colonialismo, aquà©l que viene disfrazado de economàa social de mercado, (là©ase capitalismo salvaje, pues no hay otro). Y Colà³n cayà³.
La estatua fue llevada hasta el Teatro Teresa Carreno, cercano donde se realizaba un acto organizado por el gobierno y que contaràa con la presencia del presidente Chavez, y ahà fue colgado. La represià³n llegà³ tarde, pero llegà³. Freddy Bernal, el alcalde chavista del Municipio Libertador mandà³ a la policàa quien disparà³ y entre las bombas lacrimà³genas se llevà³ detenidas a 5 personas. Y se llevà³ tambià©n la estatua, partida en dos, que hoy quieren insà³litamente restaurar! Es esto un acto revolucionario? Reprimir una protesta legàtima que busca manifestarse de manera directa contra las imágenes de la cultura de la dominacià³n!! ¿Es acaso un acto revolucionario restaurar una estatua que un pueblo nuevo repudia?
Hoy dàa, despuà©s de la represià³n que sufrimos por las fuerzas especiales de Freddy Bernal, intentamos establecer un diálogo con la alcaldàa que duramente nos reprimià³.
En este intento, corroboramos una vez más que las estructuras del Estado burguà©s siguen intactas, y que las prácticas siguen siendo las mismas. En todo dialogo debe haber una instancia de encuentro o de traduccià³n. Pareciera que nosotros, como sujetos y ciudadanos, habitamos el mundo desde otro lugar al que habitan las alcaldàas y los alcaldes, y nos resultan incomprensibles los argumentos referidos a la legalidad y los “patrimonios culturales” usados a la hora de acusarnos para proteger a aquellos que masacraron parte importante de nuestro pasado y nuestra identidad, asi como a los poderes que se esconden tras toda la simbologàa colonial.
En menos de dos horas, situacià³n insà³lita para historia judicial de nuestro presente, se abrieron los expedientes desde la fiscalàa en contra de los detenidos. Mientras que aún esperamos se abra algún expediente a los asesinos, ya identificados, de más de cien campesinos venezolanos vàctimas del sicariato y el paramilitarismo.
En vista de las detenciones, la represion policial y la insolita actitud del gobierno “revolucionario” frente a esta accià³n legàtima del pueblo, decenas de personas que participamos en la accià³n nos declaramos “autoculpables” y asumimos plenamente nuestra participacià³n en el hecho. Que entonces el Estado asume su irresponsable conducta contra este pueblo que se ha negado a seguir obedeciendo el orden imperial. O nos liberan a tod@s, o nos meten pres@s a tod@s!
Y Colà³n cayà³.
Y la lucha continúa.
Y la historia la escriben los pueblos.
Revolucià³n en la Revolucià³n!
Viva la Pachamerika en rebeldàa!