Resolucià³n del Comità© Polàtico del Campo Antiimperialista
Para el futuro del proceso revolucionario en Venezuela el peligro inmediato de una contrarrevolucià³n por parte de las clases dominantes tradicionales contra el gobierno nacionalista y antiimperialista de Hugo Chávez parece secundario. Lo que se vuelve decisivo ahora es la cuestià³n si las dinámicas de los desarrollos venezolanos van hacàa la transformacià³n real del Estado construyendo el poder popular o hacia la normalizacià³n reformista dentro de los limites institucionales burgueses.
Desde 1999 la vieja clase dominante (una alianza de la burguesàa nacional, la oligarquàa terrateniente, una amplia clase media y aristocracia obrera parasitarias – heredados por una corrupcià³n corporativa de masas financiada por el petrà³leo – apoyados por el imperialismo yanqui) ha llevado a cabo todas las formas de intento contrarrevolucionario, desde lo legal a lo violento. Los momentos centrales de su lucha para derrocar el gobierno de Chávez eran el golpe de Estado del Abril 2002, la prolongada “huelga” petrolera del Diciembre 2002 a Febrero 2003 y finalmente el referendo revocatorio fallido de Agosto 2004. En todos estos momentos densos las masas populares en apoyo al gobierno chavista derrotaron la contrarrevolucià³n y asà consolidaron el nuevo gobierno.
Las recientes elecciones departamentales y municipales de Noviembre 2004 despojaron la oposicià³n anti-chavista de la mayoràa de sus bastiones en las provincias y ciudades del paàs (incluyendo Caracas) y llevan a la completa desintegracià³n del bloque contrarrevolucionario de la Coordinadora Democrática. La oposicià³n ahora está abiertamente dividida en una minoràa ultra-radical que aspira a una Contra armada de tipo nicaragüense – como recientemente se revelaba en el asesinato del fiscal Danilo Anderson que investigaba contra los responsables del Golpe de Estado del 2002 y varios asesinatos de dirigentes campesinos – y una corriente moderada e institucionalista que buscará una forma de coexistencia con el gobierno de Chávez sin prospectiva inmediata de derrocarlo.
El fortalecimiento del movimiento popular habiendo derrotado el enemigo común como factor unificados amplio al mismo tiempo abre las làneas de divisià³n dentro del mismo bloque bolivariano, entre las fuerzas institucionales de los partidos de la coalicià³n y las fuerzas populares que luchan para profundizar la transformacià³n del Estado mas allá de las instituciones tradicionales burguesas. En el momento actual la radicalizacià³n de las masas populares y la polarizacià³n con las fuerzas institucionales se expresa concretamente en la lucha contra la corrupcià³n e ineficacia dentro de la administracià³n de varios municipios y autoridades públicas dirigidas por los partidos pro-chavistas, la exigencia de la implementacià³n de la democracia participativa y el control popular – previstos en palabra dentro de la nueva constitucià³n del 1999 – la critica contra el nombramiento de candidatos o cargos administrativos exclusivamente por parte y entre los partidos gubernamentales sin considerar su legitimidad dentro del movimiento popular, el rechazo a la reconciliacià³n con las fuerzas de la oposicià³n de derecha, la lucha por la nacionalizacià³n de la banca y finalmente en la oposicià³n contra algunas medidas represivas aplicadas recientemente contra activistas populares que tumbaron una Estatua de Colà³n en Caracas asà como intimidaciones y persecuciones contra movimientos populares revolucionarios en algunas áreas rurales como Apure que son acusados de apoyar la guerrilla bolivariana y antiimperialista de las Fuerzas Bolivarianas de Liberacià³n – Ejercito Libertador (FBL-EL).
Ante la disposicià³n de partes de la oposicià³n debilitada a un compromiso y la radicalizacià³n del movimiento popular, es probable que fuerzas polàticas que originalmente conformaban la coalicià³n de apoyo a Chávez y cuya existencia está ligada a la polàtica tradicional institucionalista presionarán a Chávez a frenar o acabar con nuevas medidas de transformacià³n de la estructura del Estado. Chávez mismo todavàa mantiene una posicià³n de equilibrio entre las fuerzas populares y los partidos polàticos institucionalistas. Esto se revelaba en la formacià³n del Comando Maisanta como fuerza de bases popular durante el referendo, sustituyendo el protagonismo del Comando Ayacucho conformado por los partidos de gobierno. Chávez tambià©n está conciente del problema de la corrupcià³n e ineficacia entre los polàticos de carrera. Sin embargo no está claro si se atreve a buscar una solucià³n mas allá de una superficial reforma y amejoramiento de la administracià³n, una solucià³n profunda que sà³lo puede ser la continua sustitucià³n de las estructuras estatales por estructuras de poder popular. Tambià©n una reciente declaracià³n de Chávez en cuento a las FBL, despuà©s del asesinato de seis soldados de las Fuerzas Armadas en Apure (un crimen de clara responsabilidad paramilitar que inmediatamente fue atribuido a las FBL por la prensa reaccionaria y opositora – mientras que Chávez en una primera declaracià³n negaba saber sobre la existencia de las FBL y su posible implicacià³n en el crimen para despuà©s llamarlas a su inmediato desarme) da razones para preocuparse si Chávez cede ante los riesgos de ir mas allá de una proyecto de reforma social y polàtico desde arriba o se atreve a avanzar hacia una nuevo Estado basado en las masas organizadas.
A pesar de que el avance del movimiento popular ha producido una multitud de nuevas organizaciones populares, todavàa falta una fuerza unificadora o una frente nacional antiimperialista basada en las organizaciones de masas, que podràa imponer la “revolucià³n dentro de la revolucià³n”. Asà la suerte del proceso bolivariano todavàa depende fuertemente de la figura de Hugo Chávez a pesar de que la lucha popular ya muestra dinámicas que van mas allá de las polàticas gubernamentales en ciertas cuestiones y regiones del paàs.
El Campo Antiimperialista saluda con entusiasmo los avances de las partes mas combativas del movimiento bolivariano en Venezuela, como el Movimiento de Bases Populares (MBP) que lograba conquistar una alcaldàa en el Estado de Apure, y todos los esfuerzos de conformar una frente antiimperialista nacional para luchar contra toda forma de intervencià³n imperialista e intentos contrarrevolucionarios asà como para la profundizacià³n de la revolucià³n bolivariana y contra su estancamiento institucional.
En particular saludamos los esfuerzos internacionalistas y antiimperialistas del MBP y otras fuerzas a convocar una Campo Bolivariano Antiimperialista a celebrarse en Febrero del 2005 en Apure, Venezuela. Esto nos sà³lo fortalecerá la solidaridad antiimperialista con la revolucià³n venezolana y el movimiento popular, sino tambià©n contribuirá a hacer el gran impacto internacional de los desarrollos venezolanos un motor en la construccià³n de una frente internacional de resistencia contra el imperialismo yanqui.
Por la profundizacià³n de la revolucià³n bolivariana – poder popular!
Ningún compromiso con la oposicià³n, ningún espacio para el reformismo!
Contra la intervencià³n y la subversià³n contrarrevolucionaria – defensa popular!
Solidaridad con la izquierda revolucionaria venezolana – todos al Campo Bolivariano Antiimperialista!
Abajo el imperialismo yanqui – yanquis fuera de Amà©rica Latina!
4 de Diciembre 2004