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Extradicción de Simón Trinidad a EE.UU.

5. January 2005

Combatiente de las FARC entregado a los yanquis por la dictadura colombiana

Fue extraditado a los Estados Unidos, en un acto de arrogancia y de abyecta sumisià³n del Presidente Ílvaro Uribe a las à³rdenes de Bush, el más brutal de los terroristas existentes hoy en el mundo. Simà³n no estará solo en los Estados Unidos. Estará acompañado de la solidaridad de millones de personas que en el mundo luchan diariamente contra las polà­ticas de guerra, terror, tortura y muerte del imperio yanqui, escribe Juan Cendales.

31.12.2004 [Juan Cendales/PACOCOL] Y finalmente, como se preveà­a, el là­der guerrillero Simà³n Trinidad fue extraditado a los Estados Unidos, en un acto de arrogancia y de abyecta sumisià³n del Presidente Ílvaro Uribe a las à³rdenes de Bush, el más brutal de los terroristas existentes hoy en el mundo. Se envà­a al guerrillero a una cárcel gringa en momentos en que el gobierno norteamericano, a pesar de la reeleccià³n, no tiene credibilidad en el mundo y la conciencia moral, à©tica y polà­tica de la humanidad le condena por sus miles de crà­menes y vejámenes.

Se convierte Simà³n Trinidad, más allá de su militancia guerrillera o de sus credos ideolà³gicos, en un nuevo sà­mbolo de la solidaridad antiimperialista de los pueblos. Se trata de un revolucionario, un rebelde, que es encerrado en las mazmorras del imperio en un proceso amañado y una extradicià³n inmoral y apatrida.

La extradicià³n y el juicio a Trinidad en los Estados Unidos recuerda el juicio contra los cinco jà³venes patriotas cubanos que están hoy presos en EU. Y tambià©n trae a la memoria procesos infames como los de Sacco y Venzetti o el enjuiciamiento y ejecucià³n de los esposos Julius y Ethel Rosemberg.

Con que moral juzgarán los Estados Unidos a Simà³n Trinidad?

Si, como dice el Premio Nobel de paz, Adolfo Pà©rez Esquivel, y millones lo sabemos hace mucho tiempo, se trata del imperio de “las guerras preventivas desatadas con base en mentiras y buscando preservar los intereses econà³micos, polà­ticos y militares de una gran potencia y sus aliados.” Un imperio quà© “desprecia los pactos, las convenciones y a la misma declaracià³n de los DH.”

Y como si estuviera pensando en Trinidad dice el premio de paz en reciente artà­culo:

“Las puertas de la libertad y soberanà­a de los pueblos están cerradas y todo aquel que se oponga es un terrorista -narcotraficante.”

Y a los despistados Bertol Brecht les dirà­a que . . . primero extraditaron a un guerrillero pero no me importà³ por que yo no era. Y que cuando vengan por mà­ . . . ya será demasiado tarde.

Simà³n Trinidad no estará solo en los Estados Unidos. Estará acompañado de la solidaridad de millones de personas que en el mundo luchan diariamente contra las polà­ticas de guerra, terror, tortura y muerte del imperio yanqui.

Con un amargo trago brinda el presidente Uribe en este dà­a de abrazos y parabienes.

Tan amargo como la infinita tristeza de los desesperanzados rehenes, canjeables o secuestrados y sus familiares.

Extradicià³n a los opositores polà­ticos

La entrega de Simà³n Trinidad a los EE.UU es un hecho que hiere la soberanà­a colombiana. Todas las fuerzas democráticas del paà­s están obligadas a expresar su rechazo a esta polà­tica de indignidad. Uribe podrá renunciar a la soberanà­a nacional, pero no en nuestro nombre. No en nombre del pueblo colombiano. La Corte Suprema de Justicia tiene responsabilidad en estas anormalidades, a raà­z de sus recientes decisiones, afirma Caycedo Turriago Secretario General del Partido Comunista Colombiano en declaracià³n remitida a ANNCOL con sede en la ciudad de Estocolmo.

01.01.2005 [Jaime Caycedo/PCC/Bogotá] La extradicià³n de Simà³n Trinidad es un hecho que hiere la soberanà­a colombiana. Uribe es el único presidente en el mundo que extradita a sus opositores polà­ticos.

Una cosa es que los delitos polà­ticos se reconozcan y juzguen en Colombia. Simà³n Trinidad debà­a purgar una pena de 80 meses por rebelià³n.

Otra cosa es pretender negar la condicià³n de presos polà­ticos a detenidos como Simà³n Trinidad y endosar a otro Estado el juzgamiento de su conducta. Uribe desconoce la Constitucià³n que prohà­be la extradicià³n por motivos polà­ticos. Aunque Trinidad no haya sido pedido formalmente por tales causas, es una ceguera negar su calidad de preso polà­tico, en tanto figura notoria de una fuerza insurgente colombiana enfrentada al Estado por razones polà­ticas. La Corte Suprema de Justicia tiene responsabilidad en estas anormalidades, a raà­z de sus recientes decisiones.

Nadie entiende que mientras Uribe extradita a sus opositores, los narcoparamilitares gozan de plena impunidad. Curiosamente, los responsables de masacres de poblacià³n civil, de asesinatos de disidentes, de activistas sindicales, educadores y periodistas, exigen nuevas concesiones y beneficios de parte del gobierno.

Todas las fuerzas democráticas del paà­s están obligadas a expresar su rechazo a esta polà­tica de indignidad. Uribe podrá renunciar a la soberanà­a nacional, pero no en nuestro nombre. No en nombre del pueblo colombiano.

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