De los Foros Sociales a los Foros Antiimperialistas
Está fuera de dudas que el movimiento contra la globalizacià³n por casi 10 años ha constituido una fuerza nueva producto del cambio histà³rico del mundo bipolar de la Guerra Fràa al mundo monopolar capitalista. Pero ante su insuficiencia de individuar los parámetros estratà©gicos que lo permitiràan la volverse una fuerza internacional de resistencia al imperialismo concreto del dominio monopolar global yanqui, hoy estamos frente a dos retos. Primero explicar los factores del à©xito unificador temporal del movimiento antiglobalizacià³n como tambià©n los elementos de su falla polàtico-estratà©gica que han impedido su desarrollo a una fuerza de resistencia antiimperialista. Segundo tratar de sintetizar las posibilidades de una superacià³n antiimperialista del movimiento no-global hacàa un movimiento estratà©gico para el prà³ximo peràodo de resistencia contra el poder mundial dominante y baluarte fundamental de capitalismo, el imperialismo yanqui.
Imperio, globalizacià³n y lucha “transnacional”
La globalizacià³n econà³mica y el dominio mundial polàtico-militar-cultural yanqui son dos lados de la misma medalla. Es cierto que los Estados-Naciones, no sà³lo de los paàses oprimidos, sino tambià©n de las metrà³polis capitalistas europeas, con la forzada abertura de los mercados, tienden a convertirse en estructuras subordinadas a una nueva arquitectura piramidal internacional. Pero no basta definir esta arquitectura como capitalista para combatirla. La forma concreta de organizacià³n del capitalismo es el Orden Mundial jerárquico cuya punta son los EE.UU. como garante de estabilidad para el movimiento internacional del capital y seguro necesario para prevenir explosiones incontroladas contra la subordinacià³n internacional forzada de continentes, Estados, pueblos y regiones a la explotacià³n neoliberal. Estructuras como el FMI, OMC, Banco Mundial, detonantes de la critica no-global, son instrumentos utilizados en el curso de construir el mundo unipolar yanqui (diseñado en el documento estratà©gico del grupo neoconservador del 1997 “Proyecto para un Nuevo Siglo Americano”). Pero la critica reducida a lo econà³mico se hace ciega para el enemigo concreto a enfrentar y tambià©n para cual son sus fuerzas adversarias determinantes. Lo econà³mico se condensa en lo polàtico y lo polàtico tiene su continuacià³n en lo militar. Asà que cada paso globalizador hacia el imperio capitalista revela su estructura que es el dominio polàtico yanqui y su imposicià³n y defensa militar.
El movimiento antiglobalizacià³n ha logrado convocar dos fuerzas que han chocado con el aspecto econà³mico de la globalizacià³n: por un lado movimientos polàtico-sociales afectados reales por la apertura de mercado y el desmontaje del Estado de bienestar (MST, Sindicatos, Organizaciones de Desempleados) y por el otro lado una juventud y clase media occidental decepcionada à©ticamente por la “falsa globalizacià³n” meramente econà³mica y no social. Sin llegar a definir el Imperio yanqui como totalidad del enemigo común y unificador, lograban sin embargo aglutinar momentáneamente (gracias tambià©n a su irrupcià³n en los medias) una masa cràtica alrededor del ataque parcial al aspecto econà³mico del desarrollo capitalista extremadamente desigual (modernizacià³n y crecimiento local vs. marginalizacià³n regional), denominado neoliberalismo. Esta unificacià³n momentánea se daba alrededor de un proyecto utà³pico-ideolà³gico superficial y dà©bil, pero capaz de movilizar esperanzas varias ante la crisis de las viejas “visiones del mundo” socialistas vencidas en el 1989-91.
El à©xito del movimiento antiglobalizacià³n se debàa a su reconocimiento y retoma – a diferencia de las izquierda dogmáticas – de tres aspectos fundamentales para la fase actual de lucha contra la globalizacià³n:
Primero, la necesidad de una critica y respuesta internacional a la globalizacià³n que objetivamente constituye un poder global altamente centralizado encima de los Estado Naciones.
Segundo, la búsqueda masiva de un nuevo proyecto emancipador que logre vencer la derrota de los intentos comunistas vencidos en el 1989/91.
Tercero, una forma de organizacià³n horizontal aparentemente integrador de todos los “excluidos” ante la falta de una clara hegemonàa polàtica unificadora.
Esto quiere decir que el movimiento, en el vacào dejado por la vieja izquierda, encontrà³ un punto de partida acertado reconociendo 1. la existencia de un nuevo orden mundial particular de la pos-guerra fràa, 2. una necesaria renovacià³n del proyecto polàtico y 3. nuevas formas de unificar. Su respuesta sin embargo no era capaz de sentar las bases para enfrentar la globalizacià³n capitalista reducià©ndose a un análisis insuficiente y parcial del enemigo, una orientacià³n de no- ruptura (moralista-“polàticamente correcto” y reformista-social-liberal) y una unificacià³n superficial de tipo “festival” y excluyente de los “radicales” en los Foros Sociales lo que inevitables tenàa que abrir làneas de ruptura y crisis. (Vea el análisis nuestro sobre “La crisis del movimiento no-global”, p. x) A continuacià³n tratamos de diseñar lo que en nuestra opinià³n son las bases polàticas y metodolà³gicas que podràan permitir una superacià³n antiimperialista de las fallas del movimiento antiglobalizacià³n en estos tres puntos.
De la antiglobalizacià³n a la resistencia anti-yanqui
La globalizacià³n no se caracteriza principalmente por la tendencia del capital al flujo internacional mas allá de fronteras nacionales. Esta tendencia general del capitalismo hoy se realiza dentro del cuadro polàtico-militar del Imperio yanqui. Con la guerra de Irak hasta los ciegos se han dando cuento que la globalizacià³n no es el capital trasnacional como poder horizontal abstracto, sino el dominio jerárquico polàtico, militar y cultural estadounidense sobre el mundo. La reduccià³n economicista de la globalizacià³n en vez de ayudar a clarificar una orientacià³n de lucha, abre las puertas al reformismo (no es determinante superar la estructura polàtico-militar global del imperialismo para posibilitar la justicia social, sino sà³lo controlar y encauzar caritativamente el capital transancional). Tiende a sobreponer experimentos de “economàa alternativa local” de tipo ONG (“otro mundo es posible”, hoy y ahora), compatibles con el dominio global imperialista, a resistencias y guerras determinantes de los pueblos oprimidos y agredidos por la fuerza militar imperialista.
PROPUESTA 1: Para luchar contra la globalizacià³n hay que luchar contra el Imperio yanqui. Del movimiento antiglobalizacià³n es necesario pasar a un movimiento de resistencia contra EE.UU. como baluarte fundamental del imperialismo y capitalismo.
Un movimiento internacionalista/antiglobalizacià³n se legitima sobre todo por el interà©s común de los pueblos de debilitar el imperio yanqui, rompià©ndolo en su punto mas dà©bil. Una ruptura en la cadena imperial tendrá su impacto internacional, lo que los EE.UU. en los años 80 llamaron el “efecto domino”. No sà³lo fortalecerá la voluntad de lucha de los pueblos oprimidos, sino tambià©n despertará tendencias conflictivas inter-imperialistas hacia un mundo multipolar. Romper el comando único imperialista de los EE.UU. es el primer paso para pasar a una nueva ofensiva revolucionaria.
Esto hoy significa:
a.) El punto neurálgico de esta ruptura hoy es el Irak, su fuerza motriz la resistencia iraquà junto a la resistencia palestina que son los catalizadores de un posible conflicto antiimperialista a gran escala del mundo árabe contra el dominio polàtico, militar y cultural occidental, yanqui e sionista. Toda lucha de liberacià³n nacional y social tiene por lo tanto un frente determinante para su propia victoria en Irak. Por esto el apoyo a la resistencia iraquà es una base esencial para la unidad antiimperialista.
b.) El criterio para determinar el carácter “progresista” de un movimiento o gobierno es la profundidad de su ruptura con los EE.UU. Asà varios movimientos de la resistencia islámica en el momento actual se encuentra en la misma lànea de lucha antiimperialista que los revolucionarios anticapitalistas. Mientras que los mistificados gobiernos de centro izquierda de Lula, Tabarà© Vazquez o Kirchner en Amà©rica del Sur (y mas aún los Zapatero, Prodi, Schroeder, etc. en Europa) son fenà³menos internos de la alternancia y renovacià³n formal en la administracià³n del dominio yanqui en el mundo y no constituyen ningún punto de apoyo para la resistencia antiimperialista (a diferencia del gobierno de Chávez en Venezuela que ha abierto una dinámica antiimperialista en el paàs).
De las propuestas utà³picas socialdemà³cratas a un nuevo proyecto de poder popular
Romper la autodefensa identidaria y està©ril de la izquierda dogmática ha sido necesario. Sustituirla con un nuevo amalgama identitario utà³pico y superficial cuyo único fondo concreto y polàticamente aplicable es el neo-reformismo de la centroizquierda liberal es el drama del movimiento antiglobalizacià³n. Para posibilitar la confluencia de las fuerzas antiimperialistas en una fase de defensiva y crisis histà³rica de la perspectiva socialista, no basta una mera plataforma de principios abstractos. El primer paso hacia un nuevo proyecto revolucionario concreto como futura base programática de unidad y hoy el único criterio programático que pueda posibilitar una lànea de divisià³n, es la práctica de resistencia orientada a la ruptura radical con el imperialismo yanqui. Polàticamente podemos sintetizar esta base polàtica en una lànea de la autodeterminacià³n radical entendida como liberacià³n nacional y poder popular.
PROPUESTA 2: Los decálogos de principio – ni los ortodoxos de la izquierda “marxista” ni los moralistas del neoreformismo no-global – no llevan a una nueva base programática revolucionaria para un frente de los antiimperialistas. El punto de partida es la resistencia para una ruptura radical con el dominio imperialista, precondicià³n para nuevos escenarios de construccià³n de poder popular y con esto de un nuevo programa polàtico revolucionario unificador.
En el escenario actual de resistencia, donde no existen todavàa aciertos prácticas en la construccià³n del Estado revolucionario que pueden volverse punto de partida de unidad programática, proponemos como fundamento amplio de la unidad antiimperialista una orientacià³n de autodeterminacià³n integral y radical, que son 1.) al resistencia antiimperialista para la liberacià³n nacional y 2.) la liberacià³n nacional que se orienta a la construccià³n del poder popular como modelo democrático de Estado.
Esto significa hoy:
a.) Determinar las alianzas sobre todo a partir de la práctica polàtica frente a las resistencias determinantes contra el orden mundial yanqui y no a partir de las afirmaciones verbales de principios radicales.
b.) Reconocer la autodeterminacià³n nacional antiimperialista como prerrequisito y primer paso de la liberacià³n social y defender a cualquier movimiento y pueblo que, mas allá de su ideologàa motriz momentánea, se levanta para arrancar su soberanàa del dominio extranjero (Irak, Palestina, Kurdistán, luchas de liberacià³n nacional en Europa como Paàs Vasco, Irlanda) o de un gobierno vasallo del imperio yanqui (Colombia, Filipinas, India, Nepal, Turquàa…).
c.) Si hoy Irak es el punto neurálgico y mas avanzado en la resistencia antiimperialista, Venezuela es el puesto de avanzada y el laboratorio vivo donde el pueblo organizado busca vencer la institucionalidad burguesa para pasar al poder popular. Como la resistencia iraquà es la vanguardia de la resistencia contra el imperio yanqui, las fuerzas que luchan para profundizar la transformacià³n bolivariana, por la “revolucià³n dentro de la revolucià³n” son los pioneros de una posible nueva estrategia de poder popular. De estas experiencias pueden surgir parámetros generales para un nuevo proyecto revolucionario.
De los Festivales Mundiales Sociales a los Encuentros de las Resistencias Antiimperialistas y Antiyanqui
Diversos corrientes, movimientos, partidos y grupos se proponen el objetivo de un Frente Antiimperialista (entre ellos el Campo Antiimperialista). A diferencia de experiencias histà³ricas – como las Ligas Antiimperialistas promovidas por la KOMINTERN o la Tricontinental promovida por Chà© Guevara – no existe hoy una fuerza hegemà³nica que haya logrado unir estos proyectos e ideas dispersas. El actual intento del Congreso Bolivariano de los Pueblos a nivel latinoamericana dio pasos interesantes de unidad alrededor de la idea “bolivariana”. Pero desde nuestro punto de vista tiende a una alianza de tipo “Foro de Sao Paolo” por intereses del gobierno bolivariano venezolano a juntar fuerzas reformistas con perspectiva a ser gobierno (PT, Frente Amplio, FSLN, FMLN, PRD mà©xicano, MAS boliviano) en vista de un eje polàtico-econà³mico latinoamericano. (Este eje o una ilusià³n ideolà³gica de cierta izquierda latinoamericanista o un legàtimo proyecto pragmático de Estado para incrementar el comercio recàproco, siempre limitado en una economàa mundial de abertura de mercado.)
Consideramos por lo tanto que la forma horizontal elegida por los Foros Sociales Mundiales no constituye una fuerza, pero sin embargo una necesidad momentánea para hacer confluir las corrientes antiimperialistas y las resistencias anti-yanqui.
PROPUESTA 3: En continuacià³n de experiencias como el encuentro antiimperialista Mumbai Resistencia 2004, hacer confluir a las fuerzas antiimperialistas y de resistencia en encuentros abiertos que posibiliten crear alianzas concretas asà como promover el desarrollo a largo plazo de una orientacià³n polàtica común.
Estamos obligado a un peràodo intermedio – probablemente prolongado – de encuentros horizontales y amplios entre las fuerzas antiimperialistas de diferente orientacià³n ideolà³gica que posibiliten preparar el terreno para un futuro Frente Antiimperialista efectivo y con las necesarias estructuras centralizadas internacionales. Retomando la experiencia de la forma organizativa de Foros Mundiales hay que vencer obligatoriamente sus aspectos limitantes de contenido.
Esto significa:
a.) Mientras que los Foros Mundiales Sociales eran incluyentes para el centro-izquierda liberal y las ONG del sistema y excluyente para los movimientos de resistencia, los Encuentros de las Resistencias Antiimperialistas y Antiyanqui deben ser amplios e incluyentes para todas las fuerzas combatientes contra el imperio yanqui y excluyentes para las socialdemocracias abiertas y camufladas.
b.) Mientras que los Foros Sociales se han convertido en meros Festivales identitarios y masa de maniobra para intereses concretos neoreformistas, los Encuentros de las Resistencias Antiimperialistas y Antiyanqui son Foros que se orientan a posibilitar la accià³n colectiva y coordinada – sea global entre todos los participantes o parcial alrededor de temas especàficos – asà como el entendimiento y acercamiento polàtico para preparar, en un proceso largo y contradictorio, el fondo polàtico-programático para un Frente Antiimperialista que logre vencer la debilidad de los foro multitudinarios y crea un instrumento capaz de enfrentar el enemigo imperialista altamente organizado y centralizado.
El Campo Antiimperialista siempre se ha definido como fuerza auxiliar para abrir el camino hacia tal Frente Antiimperialista. Hemos resistido contra la corriente de los “Foros de masa” no-global que arrastraban a la mayoràa. Consideramos que esta resistencia polàtica hoy nos permite, en una nueva coyuntura donde los FSM se revelan no sà³lo como insuficiente para la resistencia contra el imperio yanqui sino cada vez mas como integrador en el mismo, proponer e impulsar junto a otras fuerzas los primeros pasos a la coordinacià³n antiimperialista para un frente mundial de resistencia contra el imperialismo yanqui.