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Señor Bossi, no somos instrumento de las FARC

17. March 2005

Carta abierta de la Coordinadora Continental Bolivariana

Quienes tenemos la conviccià³n absoluta que Nuestra Patria es Amà©rica, contamos con la certeza que la integracià³n solidaria de los pueblos del continente, por la que batallà³ el Libertador, está a la orden del dà­a. Este es el pensamiento que inspira a la Coordinadora Continental Bolivariana, desde el momento mismo de su gestacià³n durante la Campaña Admirable 2003, reeditada desde Cartagena de Indias hasta Caracas por centenares de bolivarianos de casi todo el continente y de otras latitudes del mundo.

En Fuerte Tiuna (Caracas) hicimos el juramento de luchar resueltamente por la materializacià³n de los sueños del Libertador, sin esperar a cambio nada diferente al fruto de la felicidad de los oprimidos y pobres de la tierra.

Somos combatientes bolivarianos irreductibles, cuyo compromiso revolucionario por forjar el proyecto del Libertador lo echamos a andar con nuestros propios esfuerzos. Porque en Bolà­var nos encontramos todos, buscamos la convergencia con aquellos que se hayan trazado objetivos de justicia. Por eso no dudamos un instante en atender la invitacià³n al palacio de Miraflores que nos hicieran, en agosto de 2003, para participar de la dinámica del Congreso Bolivariano de los Pueblos.

Lo que no imaginábamos, y aún nos cuesta admitir, es que nuestra lealtad y trabajo, serà­an “correspondidos”, con inexplicables desprecios y discriminaciones, de parte de una persona como usted a quien tenà­amos en alta estima, porque entendà­amos era un seguidor del pensamiento del Libertador; hasta la acreditacià³n para participar en el Segundo Congreso Bolivariano de los Pueblos le fue escamoteada a nuestro Secretario Ejecutivo sin respetar que tambià©n à©ramos convocantes y organizadores del evento.

Señor Bossi, no es de bolivarianos la exclusià³n y menos los señalamientos que usted hace contra una organizacià³n como la nuestra, que congrega revolucionarios integrales, quienes muy a pesar de usted, seguimos actuando con profundos sentimientos anfictià³nicos en la ruta de la lucha por la construccià³n de la Patria Grande con la que soñà³ el Libertador.

Tenemos diferencias, es cierto; pero ¿por quà© no mirar más hacia lo que nos hace coincidir? Nosotros somos bolivarianos de los de abajo, que compartimos con usted, como válidos, los procedimientos legales, abiertos, institucionales de la lucha antioligárquica, antiimperialista y emancipadora. Pero no por ello hemos de avergonzarnos de compartir tambià©n los procedimientos de quienes, obligados por las tiranà­as y gobiernos neoliberales, serviles, criminales, que pululan en Nuestra Amà©rica, no tienen otro camino que el de las luchas clandestinas y la rebelià³n.

Tener el pensamiento que ahora le reiteramos, es motivo de orgullo y valor que no se menguan porque usted decida señalarnos en público –Como lo hizo en diciembre en Maracaibo– de ser un instrumento de las FARC, que solo busca tomar el Congreso Bolivariano de los Pueblos para legitimar a dicha organizacià³n guerrillera.

Se equivoca; sin ser instrumento de nadie, somos solidarios con la insurgencia colombiana y con toda la rebeldà­a de quienes en el continente han tomado el camino legà­timo de la combinacià³n de todas las formas de lucha para librarse de la explotacià³n y del imperialismo, porque gente que empuñe la espada para dar respaldo al batallar de las ideas, es lo que requiere el presente si realmente buscamos concretar los sueños del Libertador, de Martà­……, y de todos aquellos hà©roes que han forjado la emancipacià³n del continente sin dejarse atrapar por las fronteras territoriales o mentales del chovinismo parcelero.

¡Como emprendimiento que busca contribuir a los esfuerzos por coordinar luchas, coincidir en aspectos programáticos y de accià³n a favor de la emancipacià³n de la Amà©rica Nuestra, la CCB integra gente de carne y hueso que de manera especial, además, da impulso al Congreso Bolivariano de los Pueblos. Este es un compromiso que hemos asumido en serio como bien puede usted constatarlo, y como se evidencia en nuestro perià³dico Correo Bolivariano, en el que no hay página que no sustente nuestro entusiasmo en el impulso de esa magnà­fica iniciativa.

Asà­ andamos por la geografà­a del continente, con la seguridad de que son más quienes conjugan la solidaridad que el interà©s mezquino, tal como se ha observado, por ejemplo, en las múltiples manifestaciones de quienes, en el caso del secuestro de Rodrigo Granda ordenado por el gobierno fascista de Ílvaro Uribe Và©lez y la CIA, se han puesto del lado de la hermandad bolivariana levantando la solidaridad con la causa insurgente del pueblo de Colombia y con la soberanà­a de Venezuela, expresando que los derechos del mencionado dirigente revolucionario y compatriota bolivariano son, tambià©n, parte esencial de la dignidad de la Amà©rica Latina toda contra el imperialismo. Como acertadamente lo calificà³ el profesor venezolano Vladimir Acosta, es infeliz el pronunciamiento hecho por usted, a nombre del Congreso Bolivariano de los Pueblos para librarse de cualquier và­nculo con el reconocido luchador Grancolombiano.

El profesor Acosta se pregunta ¿quà© clase de bolivarianos son estos, los que le negaron la participacià³n a Granda, en un certamen de dirigentes bolivarianos, por temor al castigo del imperio? Si Bolà­var hubiese temido como ellos, jamás se habrà­a logrado la independencia.

James Petras tambià©n lo ha afirmado, “esa no es ciertamente, una expresià³n de solidaridad internacional……” Y coincidimos con à©l en que “El asunto de Granda no es simplemente una provocacià³n de los Estados Unidos y de Colombia que puede minar las relaciones bilaterales, sino un reflejo de la divisià³n interna de millones de personas que desean profundizar en la transformacià³n social y aquellos funcionarios que desean reconciliarse con los Estados Unidos, Colombia y las à©lites locales”. Nos sumamos a su llamamiento de “condena al rà©gimen de Uribe por el secuestro de Rodrigo Granda” y expresamos, como lo pide, “nuestra solidaridad con à©l como prisionero polà­tico de conciencia”.

Señor Bossi, si pensamos a partir de los principios del hombre nuevo, da asco la indiferencia de su “bolivarismo” de gabinete contra la Colombia comunera, esa a la que Dieterich llama “el Irak de Amà©rica Latina” reclamando a quienes le dan la espalda; esa Colombia que usted pretendià³ silenciar en el Congreso Bolivariano y que clama solidaridad desde el luto que ha sembrado el paramilitarismo de Estado, como tambià©n la brinda desde la rebeldà­a y la resistencia de su pueblo heroico. Es amor y ganas, es valor y decoro, lo que debe motivarnos a quienes verdaderamente decidimos abrazar la causa de la lucha por la justicia, por la revolucià³n, que abrigue a todos los hermanos del continente.

Conseguir la unidad no es imposible, pero esta logra los frutos que necesitamos, cuando se va fraguando con la mayor inclusià³n, que cuente ante todo con el protagonismo del pueblo llano; por ejemplo, con ese de alpargatas, de wayuco, al que sus funcionarios rechazaron dicià©ndoles “no hay almuerzo para ustedes”. La respuesta de los sufridos y gloriosos hijos de Maleiwa a esta afrenta fue contundente: “es para debatir y no para comer que vinimos al Congreso”. Dentro de esa muchedumbre de caras indias que llegaron a Maracaibo, tras esas gentes vestidas con harapos, late fuerza bolivariana vital que representa a los de abajo, verdaderos imprescindibles en un proceso revolucionario.

Nuestra patria es Amà©rica. Siempre dispuestos para el combate, incluso al lado suyo si no le incomoda, fraternalmente,

Direccià³n Ejecutiva
COORDINADORA CONTINENTAL BOLIVARIANA.
Caracas, febrero 18 de 2005

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