Notas del Campo Antiimperialista en ocasià³n del Festival Mundial de la Juventud en Caracas
Notas del Campo Antiimperialista sobre las posibilidades de construir un instrumento internacional antiimperialista en ocasià³n del Festival Mundial de la Juventud en Caracas
Del 7 al 15 de agosto se celebrará el 16 Festival Mundial de la Juventud. El Campo Antiimperialista expresa su sincero apoyo y solidaridad con este encuentro antiimperialista que esta vez tiene lugar en la República Bolivariana de Venezuela, lugar simbà³lico de resistencia contra el imperio yanqui. La decisià³n de realizar el Festival en Caracas es indudablemente un cambio importante frente al 15 Festival que tenàa lugar en Argelia bajo el paraguas del rà©gimen càvico-militar pro-imperialista de Bouteflika debido a un falso tradicionalismo que no queràa ver que la Argelia de hoy desde dà©cadas no tiene nada que ver con el corto tiempo de la Argelia revolucionaria nacida de la victoria del 1962. Venezuela y su movimiento revolucionario en cambio no sà³lo son un bastià³n de la resistencia antiimperialista internacional, sino tambià©n es en Venezuela donde hoy se encuentran los movimientos que protagonizan los intentos de un nuevo proyecto de construccià³n del poder popular y de socialismo que pueden dar un aporte decisivo a sacar la izquierda de su crisis histà³rica. En ocasià³n del Festival Mundial de la Juventud queremos compartir algunas ideas sobre las necesidades y posibilidades de coordinacià³n internacional antiimperialista a partir de diferentes experiencias y propuestas en este terreno.
Nota sobre la tradicià³n
Con la caàda del bloque socialista hay un ruptura total en la historia de la izquierda mundial y no sà³lo de la izquierda, sino una renovacià³n de la entera arquitectura internacional del imperialismo. A pesar de esta discontinuidad entre el viejo movimiento socialista y revolucionario y la nueva resistencia antiimperialista, no debemos sin embargo caer en el nihilismo histà³rico negando que nuestra existencia como revolucionarios antiimperialistas, nuestras reflexiones sobre un nuevo proyecto socialista, se construyen sobre una evaluacià³n cràtica, marxista, de las causas y efectos de la derrota del movimiento revolucionario del siglo XX y no son un simple producto determinado de las contradicciones de la globalizacià³n imperialista.
Esto tambià©n vale para el Festival Mundial de la Juventud y sus promotores de la FMJD (Federacià³n Mundial de la Juventud Democrática) que se inscriben en la tradicià³n de los encuentros democráticos antiimperialistas promovidas desde el bloque socialista despuà©s de la Segunda Guerra Mundial. Reivindicar la continuacià³n de una tradicià³n significa – si no se quiere jugar superficialmente con la historia – considerar válidos sus elementos fundamentales e intentar traducirlos a la actualidad. Si damos de manera corta nuestro punto de vista sobre esta tradicià³n, no es para buscar posibles “diferencias histà³ricas”, sino porque en esto ya se pueden revelar algunas semillas histà³ricas para lecturas diversas de la actualidad.
Surgidos despuà©s del 1945, los Festivales nacen desde la idea de continuar el frente antifascista entre los aliados de la guerra contra la Alemania hitleriana. En este sentido los Festivales tambià©n nacen de la disolucià³n de la Internacional Comunista en mayo del 1943 que fue sacrificada a esta aparente “reconciliacià³n histà³rica” entre todos los “demà³cratas” que pudiese abrir el camino pacàfico al socialismo y al progreso de toda humanidad. Obviamente la realidad polàtica de la pos-guerra, el inicio de la Guerra Fràa, no durà³ en minar la ilusià³n de esta propuesta sovià©tica. Los Festivales sin embargo continuaban, inscribià©ndose en la idea de la competencia y coexistencia pacifica entre el bloque socialista y el Occidente. Eran espacios simbà³licos y lugares de solidaridad entre los Partidos Comunistas y otras organizaciones cercanas a la lànea sovià©tica. El mundo mientras tanto fue sacudido por nuevas guerras antiimperialistas y de clase irreconciliables en el Tercer Mundo (Corea, China, Argelia, Vietnam, Cuba, …). Estos enfrentamientos radicales rompieron toda idea de coexistencia pacàfica y por lo tanto tenàan que buscar nuevas formas de organizacià³n y de coordinacià³n mas allá de los Partidos Comunistas y del bloque socialista “oficial” que no veàan con mucha simpatàa las empresas “aventureras”, ofensivas y atrevidas de declarar la guerra abierta a las clases dominantes y el imperialismo. A pesar de unos intentos importantes como la OSPAAAL (Organizacià³n de Solidaridad de los Pueblos de Ífrica, Asia y Amà©rica Latina) en 1966 y la OLAS (Organizacià³n Latinoamericana de Solidaridad) en 1967, promovidos por la Cuba revolucionaria sobre la base de la unidad de los movimientos armados de liberacià³n (vea: Declaracià³n de la Primera Conferencia de la OLAS, 10 de Agosto 1967), la “nueva izquierda” antiimperialista no logrà³ consolidar una alternativa revolucionaria a la lànea de la coexistencia pacàfica a nivel internacional.
Estas dos à³pticas, aquella de los Festivales que esperaban que bastase su “supremacàa natural” al imperialismo por representar el progreso, la paz y los “intereses humanos en general”, y aquella otra de la construccià³n de un instrumento ofensivo capaz de desafiar organizadamente el imperialismo y sus vasallos nacionales, probablemente siguen teniendo validez hoy dàa cuando analizaremos los objetivos que se proponen diferentes iniciativas internacionales, y esto a pesar de la ruptura histà³rica de las continuidades directas despuà©s del 1989.
Es necesario el internacionalismo hoy?
Para iniciar hay que preguntarse porque pensamos que sea necesario un instrumento internacional de lucha. Pensamos que el internacionalismo no es un mero principio ideolà³gico reducido a una dimensià³n à©tica de amistad entre los pueblos. Tampoco no creemos que haya un internacionalismo “natural” entre la clase obrera o los oprimidos como piensa el dogmatismo infà©rtil. El internacionalismo no surge tampoco “orgánicamente” de la globalizacià³n de la explotacià³n. El imperialismo ha llevado a una diferenciacià³n extrema de las condiciones de vida entre los trabajadores del centro y la periferia y la globalizacià³n acentúa estas diferencias con su modelo de (sub)desarrollo y fragmentacià³n del mundo en regiones temporalmente prà³speras y otras condenadas a la marginacià³n eterna. El internacionalismo sobre todo es un proyecto determinado de lucha polàtica contra el imperialismo. Tiene dos fundamentos que pueden implicar tambià©n dos etapas interrelacionadas de construccià³n organizativa: 1.) la conciencia sobre la necesidad de una estrategia internacional en contra el imperialismo que es un enemigo internacionalmente organizado y 2.) una visià³n compartida de proyecto de sociedad alternativo al imperialismo.
Con la crisis de la izquierda, el internacionalismo basado en el segundo elemento, que contraponàa un proyecto internacional de sociedad socialista al imperialismo, ha sido sustituido por un antiimperialismo que se enfrenta contra el occidente en su totalidad, sin considerar la posibilidad (y necesidad) de un potencial aliado antagonista en los paàses occidentales. Con el fracaso momentáneo del socialismo son nuevas formas ideolà³gicas nacionales, religiosas, à©tnicas o culturales que han irrumpido en el terreno de la lucha antiimperialista y hasta dominan en los enfrentamientos de mayor impacto internacional. Sin embargo, esta extrema debilidad momentánea de un proyecto alternativo colectivo con un programa internacionalista unitario, no significa que el primer aspecto que legitima una orientacià³n internacional, la formacià³n social capitalista misma, haya cambiado de tal forma que el carácter del adversario ya no requiera preparar una estrategia de enfrentamiento internacional.
El imperio yanqui demuestra todo lo contrario. Lleva a cabo un clara estrategia internacional a la cual subordina la mayoràa de las naciones y se subordinan sus elites dominantes en todo el mundo. Mas que nunca hoy existe un centro polàtico que determina la suerte del mundo y consiguientemente su derrocamiento las posibilidades de emancipacià³n humana. Mas que nunca es justa la orientacià³n expresada por Che Guevara en su “Mensaje a los Pueblos a travà©s de la Tricontinental” del 1967 cuando dice: “Al enfocar la destruccià³n del imperialismo, hay que identificar a su cabeza, la que no es otra que los Estados Unidos de Norteamà©rica.” Con el imperialismo globalizado los márgenes de maniobra de los Estados naciones se han minado hasta tal punto que el imperialismo yanqui cuestiona la misma base legal formal de la soberanàa, el derecho internacional. Esta liquidacià³n del derecho a la autodeterminacià³n en la mayoràa de los casos no es ni siquiera violento, sino una tremenda “norteamericanizacià³n” de las burguesàas nacionales mismas que se subordinan al imperio voluntariamente por ser concientes que cualquier ruptura en el dominio yanqui pueda desencadenar una reaccià³n de cadena que tiende a amenazar el sistema burguà©s en su totalidad.
Miremos la guerra al terrorismo. De la misma manera que el IV. Reich hitleriano, los EE.UU. modelan los Estados subordinados según su concepto de sociedad, convirtiendo incluso las democracia burguesas estables de Europa en verdaderos Estados policiales, dictaduras de mercado y vasallos en las cruzadas colonialistas.
Esta internacionalizacià³n del enemigo está acompañado por una internacionalizacià³n desigual y combinada de la lucha de clases. Hoy su vanguardia son las resistencias antiimperialistas del Tercer Mundo que se enfrentan a las agresiones yanquis y a sus regàmenes tàteres (Irak, Palestina, Colombia, Venezuela), todos estas resistencias consideradas terroristas por el discurso dominante. El impacto de estas luchas ya no es sà³lo nacional, sino es geopolàtico, internacional, y llega hasta los centros de dominacià³n imperialistas. La guerra de Irak ha desencadenado en Europa el mayor movimiento de protesta en las últimas dà©cadas, o sea un impacto que ha debilitado la hegemonàa imperialista sobre la opinià³n pública mucho mas que las luchas de clase sociales internas. Pero como todos saben, la internacionalizacià³n hoy tambià©n es otra. La guerra asimà©trica provocada por las agresiones imperialistas ha producido un enfrentamiento directo “contra el occidente” y con los ataques del 11 de Septiembre en los EE.UU., del 11 de Marzo en España y recientemente en Londres la guerra asimà©trica empieza a implicar directamente las zonas de retaguardia consideradas seguras y tranquilas. Esto lleva a cambios profundos en todo el modelo de dominacià³n en los paàses occidentales mismos, caminamos a una forma de Estado de guerra con unas “democracias” fortificadas que criminalizan preventivamente a toda oposicià³n antagonista.
El análisis de una estrategia y actuacià³n internacional del enemigo y del impacto internacional de la resistencia mas allá de sus objetivos nacionales inmediatos nos lleva a la conclusià³n que mas que nunca una polàtica internacionalista de los revolucionarios es necesaria, un polàtica que, igual que el enemigo, define los puntos neurálgicos de amenaza, colectivamente define donde y como el imperialismo es mas vulnerable. Nuestro paradigma hoy es la guerra de Irak. Si la resistencia iraquà logra derrotar a los invasores, el impacto de esta derrota indudablemente llevará a un cambio internacional profundo de las correlaciones de fuerza. Podràa provocar una avalancha en el mundo árabe y hasta en las comunidades musulmanas empobrecidas en occidente, y seràa un respiro y un llamado al ataque a todos los movimientos de liberacià³n nacional. Mas que el apoyo material a la resistencia iraquà (por la simple razà³n de su propio poder de fuego, y no por excluir una posible necesidad de retomar la idea de las Brigadas Internacionales de la República Española contra el fascismo), es la organizacià³n de su impacto global que consideramos la principal tarea de los antiimperialistas. O sea contribuir a que su influencia internacional, su desafào geoestratà©gico del imperio, sean aprovechado al máximo y de manera conciente y organizada por las fuerzas antagonistas y de resistencia en todo el mundo. Esto significa en la práctica aprovechar los elementos de ruptura ideolà³gica y de la hegemonàa en occidente (y en particular el desafào objetivo de la resistencia para los conceptos de la izquierda reformista) para ampliar la influencia del antiimperialismo en los centros imperialistas sobre todo europeos. Para los pueblos en lucha en las periferias el avance de la resistencia iraquà podràa significar posibilidades de ofensivas para crear otros focos en contra del imperio yanqui (de hecho el avance antiimperialista de Venezuela tambià©n se debe a la incapacidad de los yanquis a arriesgar otro escenario de guerra incontrolable hasta que no hayan logrado un mayor control sobre el Irak.)
Que mà©todo de construccià³n antiimperialista?
La pregunta que surge de todo esto es: Como lograr con una propuesta práctica y factible, cerrar el abismo entre las necesidades internacionalistas y la fuerza real de las organizaciones con un proyecto internacionalista articulado? Que hacer ante un desarrollo internacional combinado pero tan desigual en sus ritmos de tiempo entre ciertas partes del Tercer Mundo que se encuentran en plena guerra antiimperialista y las clases populares occidentales profundamente pasivas todavàa? Como actuar frente a la diversidad polàtica e ideolà³gica en la resistencia antiimperialista? Y en este contexto, como vemos el aporte del Festival Mundial de la Juventud a articular unos primeros pasos de coordinacià³n internacional?
Tratamos de analizar la cuestià³n de la coordinacià³n internacional en tres niveles: primero el objetivo a largo plazo, segundo el contenido polàtico y tercero el mà©todo. Lo que se refiere al objetivo para nosotros es la construccià³n de un Frente Antiimperialista de las Resistencias contra el imperio yanqui como instrumento unitario de lucha que permita a los antiimperialistas actuar según una estrategia común para poder golpear coordinados cuando y donde el enemigo es mas vulnerable. Y hoy mas que nunca pensamos que sigue válido lo que Che Guevara planteaba en 1967 como estrategia internacional: “destruccià³n del imperialismo mediante la eliminacià³n de su baluarte mas fuerte: el dominio imperialista de los Estados Unidos de Norteamà©rica. Tomar como funcià³n táctica la liberacià³n gradual de los pueblos, uno a uno o por grupos, llevando al enemigo en una lucha difàcil fuera de su terreno; liquidándole sus bases de sustentacià³n, que son sus territorios dependientes.” Sin embargo, estamos concientes que tal construccià³n tiene un ritmo lento y requiere todavàa un camino largo de trabajo preparatorio dentro de una situacià³n polàtica con muchos factores desconocidos (en primer lugar la cuestià³n del sujeto antagonista en occidente), pero que seguramente será de enfrentamiento duro y de represià³n preventiva en contra de los intentos antiimperialistas consecuentes.
Nosotros no queremos sà³lo crear “espacios de encuentro” como es el aspecto predominante de los “eventos grandes”. Pensamos que las convocatorias internacionales tienen que seguir, con ritmos realistas, un camino hacàa un instrumento centralizado, que cada encuentro sea un paso mas, y sea pequeño, en una continuidad hacia un Frente Antiimperialista, que cada vez se llegue a mayores niveles de organizacià³n, estructura eficaz e unidad polàtica.
Se puede contestar que el Festival de la Juventud asà como el Foro Social ya tienen sus estructuras internacionales, y hasta que son estructuras mas amplias y con mas continuidad que aquellos entre los antiimperialistas revolucionarios. Formalmente esto puede ser cierto. En el caso del FSM la imposicià³n de la lànea neo-reformista ha superado la aparente “pluralidad” y “horizontalidad” y ha vuelto el Consejo Internacional un aparato centralizado que de ser meramente simbà³lico y tà©cnico ha pasado a ser polàtico y operante en imponer los intereses de las organizaciones neo-reformistas de centro-izquierda y de las ONGs sobre el movimiento. Como aparato neo-reformista si es cierto que es un aparato con una cierta eficacia.
El Festival de la Juventud igualmente tiene su grupo dirigente, el Consejo General de la FMJD. Sin embargo, la pertenencia a la FMJD mas bien es un sàmbolo de identidad polàtica con una cierta tradicià³n que un proyecto polàtico con un camino de construccià³n definido. Su operatividad y presencia real se reduce casi exclusivamente a los Festivales internacionales, mientras que frente a los acontecimientos y cuestiones centrales de la lucha antiimperialista (ofensiva antiterrorismo, papel del movimiento islámico, resistencia iraquà) es poco el posicionamiento colectivo de la FMJD y mucho menos en cuanto a propuestas y acciones practicas colectivas sobre esas cuestiones de actualidad.
Todo esto nos lleva al punto central de la unidad antiimperialista, su base polàtica. No nos hacemos ilusiones que será posible a corto plazo llegar a una homogeneidad polàtica entre todos los antiimperialistas justamente porque creemos que el antiimperialismo hoy sigue diferentes proyectos de sociedad, desde ideas islámicas hasta conceptos comunistas. Sin embargo, mas allá de proyectos de sociedad futura, nuestra experiencia muestra que el punto fundamental es lograr una definicià³n colectiva sobre cuales son los temas principales a nivel internacional que tenemos que enfrentar colectivamente. Esto es la base mas importante para llegar a la posibilidad de una práctica común internacionalista contra el imperialismo, mucho mas importante que identidades y tradiciones comunes. Y sà³lo de la práctica polàtica pueden abrirse espacios de acercamiento teà³rico y de visiones futuras. Para decirlo en concreto: son pocos los esfuerzos internacionales de organizar de forma coordinada internacionalmente la solidaridad con la resistencia iraquà que hoy indudablemente es el principal desafào para el imperio yanqui. Y aquellos que se encuentran en la solidaridad con la resistencia iraquà no se unen por sus identidades comunes sino por su rechazo colectivo del enemigo yanqui.
En los eventos “amplios” internacionales siempre nos enfrentamos a una agenda global que trata de tocar todo y con esto no toca nada que pueda servir para acercarse a una estrategia común. Es mas fácil encontrarse en una condena del la destruccià³n ecolà³gica o de la opresià³n de la mujer o del rechazo general a la guerra, que llegar a un entendimiento común como posicionarse frente al enfrentamiento real entre los EE.UU. y la resistencia islámica, como responder a las consecuencias de la guerra antiterrorista, que hacer frente a la resistencia iraquà, lo que sin embargo son los factores claves para la lectura de muchos cambios en la situacià³n polàtica mundial hoy. Por lo tanto nos preocupa leer en la agenda del Festival sobre el tema del “terrorismo y terrorismo de Estado, neocolonialismo, fundamentalismo religioso, fascismo y chovinismo” que sugiere nuevamente una equidistancia entre las fuerzas combatientes antiimperialistas no-socialistas y el imperialismo yanqui porque la resistencia real no corresponde a la deseada alternativa abstracta y limpia.
En lo metodolà³gico pensamos que es necesario combinar dos elementos, lo del impacto público y lo de la continuidad sistemática. Los Foros Sociales podàan impactar en una situacià³n de aparente desaparicià³n de la izquierda y con esto lograron una presencia mas allá de su fuerza real que les permitàa influir profundamente en la orientacià³n de la izquierda pos-guerra fràa – desgraciadamente se trataba de una influencia moderada, no-revolucionaria y pacificadora. Esto demuestra que si una fuerza organizada toca los puntos neurálgicos de la dinámica internacional, eso puede permitirla una irrupcià³n temporal en el bastià³n imperialista de los medios de comunicacià³n. Encontrar las formas de romper el cerco en el cual se encuentra la izquierda marginada y abrir canales de acceso a la opinià³n popular controlada por los medios y la ideologàa dominante es una aspecto importante a considerar para todos los eventos internacionales antiimperialistas. Es un nivel de lucha ideolà³gica necesaria, no sà³lo contra la ideologàa imperial yanqui, sino sobre todo para empujar a un nuevo proyecto de izquierda sobre bases antiimperialistas y dejar atrás lo que queda de reformismo y neo-reformismo “no-global”. Los antiimperialistas tenemos que estar presentes en la discusià³n diaria, tenemos que volver a ser un factor en la guerra asimà©trica del imperialismo que propone una alternativa radical desde el lado de la resistencia.
Al mismo tiempo no podemos correr el error de crear grandes festivales, “woodstocks no global”, sin posibilitar el acercamiento real y organizado y la continuidad polàtica hacàa un Frente internacional. Cada encuentro, a parte de su impacto público, necesita su parte operativa, su debate organizado y orientado para profundizar los acuerdos polàticos y fortalecer las estructuras organizativas.
Cual es la propuesta concreta del Campo Antiimperialista junto a otras organizaciones revolucionarias? Queremos dar continuidad a la experiencia de los encuentros internacionales de Asàs, Italia y de Mumbai Resistencia 2004, foro paralelo al FSM de Mumbai, India. Esta continuidad sobre todo tiene como objetivo a corto plazo consolidar el ambiente antiimperialista que en diversas ocasiones se ha conocido y acercado polàticamente en defensa de las nuevas resistencias antiimperialistas y en confrontacià³n contra la equidistancia neo-reformista entre imperialismo y resistencia, y estructurar una coordinacià³n efectiva y permanente que se apoya en la accià³n práctica internacionalista en apoyo a todos aquellos que se enfrentan al imperio yanqui. El objetivo es la acumulacià³n de una fuerza suficiente para que un polo antiimperialista internacional pueda funcionar como catalizador para un Frente Internacional de los Antiimperialistas revolucionarios.
El mà©todo para articular un polo antiimperialista serán los Foros internacionales de las Resistencias Antiimperialistas, con el prà³ximo a celebrarse como Campo Bolivariano Antiimperialista en enero 2006 en Venezuela, paralelo al Foro Social de las Amà©ricas. Estos Campos combinan tres objetivos: 1.) posibilitar un impacto internacional de la posicià³n antiimperialista sobre los temas principales de la confrontacià³n internacional (podemos hablar de un momento de ofensiva en la defensiva), 2.) acercar representantes de organizaciones combatientes de los principales focos de la lucha antiimperialista, definir colectivamente algunas prioridades de actividad práctica internacionalista y dar espacios de debates estratà©gicos sobre una alternativa social y polàtica antiimperialista de poder popular, 3.) permitir a las fuerzas nacionales organizadoras de los Campos aprovechar el factor movilizador de un encuentro internacional para fortalecer sus base e influencia nacional.
Estamos concientes que los Campos Antiimperialistas, como foros de las resistencias antiimperialistas y anti-yanquis, en un primer momento no serán tan espectaculares y por lo tanto tan atractivos como los festivales no-global. Sin embargo son estos Campos de las Resistencias donde se juntan las fuerzas que abiertamente enfrentan las cuestiones fundamentales de la lucha, donde se retoma la declaracià³n de guerra del imperio, y donde se preparan los que pensamos que contra el imperialismo no hay mas que la lucha organizada, antiimperialista, internacionalista y por el poder popular. Serán los foros donde se retoma las palabras del comandante Che Guevara de 1976 a los pueblos del mundo: “Toda nuestra accià³n es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del gà©nero humano: los Estados Unidos de Norteamà©rica.”
Campo Antiimperialista, 7 de Agosto 2005