Un reportaje de Oralba Castillo Najera (Mexico)
Solamente pasà© once dàas en ese paàs, ombligo de Latino Amà©rica, la
tierra que eligià³ el Che para iniciar la liberacià³n de nuestro continente.
Vivir Bolivia es comprender el porquà© de su eleccià³n, jamás habàa conocido un
pueblo tan ávido de cambios, tan intensamente comprometido, no sà³lo por
comprender, sino transformarla (a Bolivia) desde su raàz indàgena, sàmbolo de
su lucha.
En primer lugar, uno que se formà³ en el
marxismo-leninista, debe flexibilizarse, comprender que las categoràas bajo las
cuáles leen Bolivia los bolivianos, no tienen que ver con ese lenguaje. El
andamiaje teà³rico pasa por la cràtica al Partido, la no visualizacià³n de la
toma del poder del Estado, aquà el sujeto social son las movilizaciones
sociales en marcha, en paraxis constante. Movimientos que se conciben sin
organizacià³n, sin làderes, espontáneos y capaces de vetar proyectos
trasnacionales, como fue en 2000 la Guerra del Agua, que no permitià³ que la
vendiera el Estado a una empresa española, o como en 2003, que las
movilizciones tumbaron al presidente Sánchez de Lozada “Goñi”, por seguir
vendiendo el gas a trasnacionales. Hoy esa fuerza eligià³ y llevà³ a Evo Morales
a la presidencia, con una mayoràa de votos: 74%, en contra de una derecha
agresiva, cuyas armas, quizás estemos viendo hoy con las bombas puestas en dos
hoteles de La Paz (22 de marzo), y cuyos responsables son un gringo y una
uruguaya, que Evo ha acusado de ser agentes desestabilizadores del
imperialismo.
Lleguà© a Bolivia
con Raquel Gutià©rrez, sin la cuál no hubiera podido penetrar las redes
profundas del pueblo boliviano, nos topamos con voces de compañeros, allá los
llaman hermanos, muy desconcertados ante lo que están viviendo. Esto se traduce
en sentimientos e ideas de no encontrar puentes entre el gobierno y los
movimientos sociales. Raquel, despuà©s de entrevistarse con Evo y Ílvaro Garcàa,
presidente y vicepresidente, respectivamente, expresà³ que le parecàa que habàa
“mucha administracià³n y poca polàtica”. Ambos aceptaron su apreciacià³n, pero dijeron
que era necesario echar a andar la administracià³n, que esa era la primera
tarea.
Muchas otras
voces de mujeres, intelectuales, compañeros de Raquel expresaron sentirse
confundidos, sus amigos (Evo y Ílvaro) habàan llegado al poder debido al voto de
ellos, sin embargo se encontraban distantes y rodeados de gente de derecha
organizada en el Partido Podemos (de derecha).
En todos los
espacios sociales que visità© en La Paz, el sentimiento dominante era el
desconcierto. Mientras por la televisià³n, en el canal del gobierno, Ílvaro en
el Parlamento dividido en: 50% MAS – Movimiento al Socialismo- de Evo, y 50% de
Podemos, negociaba la Ley para convocar a la Asamblea Constituyente, demanda de
los movimientos sociales desde el 2000. Nadie estaba satisfecho, se pensaba que
sus muertos, sus luchas, sus demandas de autonomàa indàgena (80% de la
poblacià³n), la nacionalizacià³n del gas,
los hidrocarburos, la tierra, la territorialidad (concepto indàgena:
posesià³n de los bienes que produce la tierra, según usos y costumbres indias),
la autogestià³n se negociaban. La Ley aprobada ponàa “candados” para poder
participar, solamente podràan formarla aquellos que estuvieran adscritos en
algún partido, lo que privilegiaba la coptacià³n del MAS, siendo que los
movimientos, en su mayoràa, son anti Partido, y no se reconocen en el MAS.
Una mujer del
Alto (zona urbana trepada en las montañas de La Paz, nacida hace 21 años, cuya
composicià³n social es de indàgenas: Aymaras y Quechuas, más mineros desplazados
a la ciudad masivamente desde 1985, -año en que comenzà³ el neoliberalismo a
dominar-, poblacià³n considerada combativa y quien realizà³ masivamente los
bloqueos de 2000, 2003, 2005) expresà³: “Quà© los movimientos estaban aguardando,
vigilando a Evo y a Ílvaro, que no estaban desmovilizados. Que el movimiento no
habàa sido para terminar en el voto, ni legalizado”.
Tuve oportunidad
de visitar a Felipe Quispe, làder aymara, dirigente de la CSUTCB (Confederacià³n
Sindical de Trabajadores Campesinos de Bolivia) quià©n se muestra molesto, piensa
que Evo y Ílvaro han traicionado la revolucià³n radical, que en tà©rminos
indàgenas significa Pachakuti: la traslocacià³n de absolutamente todo,
incluyendo la naturaleza. “Que la lluvia suba de la tierra al cielo”, afirma
que eso es el sentido de la lucha en Bolivia. à‰l junto con el Alcalde de
Achacahi (en el Altiplano), piensan que deben organizarse para participar en la
Asamblea Constituyente apoyados en la fuerza de los movimientos. Su
expectativa, sobre todo, se centra en la nacionalizacià³n de los hidrocarburos,
la territorialidad, la autonomàa, los recursos naturales. Un compañero
argentino (del Colectivo Situaciones, editan libros con voces de Amà©rica
Latina), expresà³ su temor a que sucediera algo semejante a lo que hizo Kirchner
en Argentina. “quien tuvo capacidad de coptar la fuerza de los “piqueteros””.
Señalà³ que: “los gobiernos que están surgiendo en Amà©rica Latina: Chávez, Lula,
Kirchner, Uruguay, Chile y, tal vez, Bolivia no sean más que una manera de
darle una cara “más humana” al capitalismo, reorganizar la globalizacià³n
renegociando con los pueblos”. Es decir reformas que nos llevaràan a los años
50s del desarrollismo capitalista latinoamericano, apoyado en un bienestar para
la pequeña burguesàa, a la cuál Felipe afirma Ílvaro Garcàa representa.
En Cochabamba
(Altiplano) ciudad dividida entre el Sur pobre y el Norte rico, se distingue
por haber sido la defensora del agua. Allà se dio la Guerra del Agua del 2000,
en dà³nde participaron Raquel, Felipe, Ílvaro y Evo. La gente del sur es muy
combativa y recibieron a Raquel con mucho respeto y admiracià³n.
Visitamos la
maquiladora ASARTI, que vende su produccià³n a Holanda, en dà³nde trabajan 40
tejedoras y 44 a domicilio, con sueldos muy bajos, el trabajo exige
concentracià³n, se les exige horas extras,
las jornadas en la fábrica son de 8 horas, las mujeres que trabajan a domicilio lo hacen hasta 16 horas diarias.
Vimos una muestra de lo que significa la explotacià³n en las maquilas, fuera de cualquier control de leyes
laborales. En Mà©xico han proliferado y son controladas por empresarios corruptos protegidos por
polàticos prominentes de los tres partidos: PRI, PAN y PRD. Se incluye dentro
de estas redes de prostitucià³n infantil.
Subimos al
Barrio de Villa Potosà, en dà³nde los trabajadores, en comunidad, resuelven sus
problemas: vivienda, agua, electricidad. Gente politizada, que sobrevive por la
comunidad (indàgena), sus habitantes son colonizadores (asà se les llama a los
desplazados de otras zonas de Bolivia: mineros, indàgenas) Tambià©n fuimos al
barrio Primero de mayo, gente combativa que además de resolver comunitariamente
su vivir diario, han abierto una escuela, y discuten la manera de formar una
Alcaldàa autà³noma para la zona Sur de Cochabamba, y desde luego participar en
la Asamblea Constituyente, con sus propias formas organizativas. Tienen la idea
de producir nuevas instituciones de poder legàtimas (que no legales
necesariamente). Fuimos a una reunià³n de regantes, y Comità©s del agua de la
zona Sur, en donde se propuso la construccià³n de nuevas formas de participacià³n
en la Asamblea, pese a los “candados” puestos por la Ley de la Constituyente.
Al dàa siguiente se organizà³ una
reunià³n con gentes de la Federacià³n de fabriles, regantes, algunos
intelectuales de ONGs, Asociacià³n de Comità©s de Agua, Confederacià³n de
Campesinos de la zona Sur y làderes de la Alcaldàa que busca la autonomàa, En la reunià³n se discutià³: la
necesidad de participar en la Asamblea Constituyente, siendo la idea central y
generadora de movilizacià³n la siguiente: “Ellos son gobierno, ese es su
problema, nosotros somos el poder, ese es nuestro problema”. Se distinguià³:
legalidad de legitimidad, tiempos y espacios, de uno y otros: gobierno y
pueblos. El discurso se articulà³ a partir de preguntar ¿quà© Bolivia queremos?
¿Cà³mo, con quià©n la hacemos? Surgieron ideas concretas como la defensa de la
lucha de los trabajadores de la LAB -Lloyd Aà©reo Boliviano-, lànea aà©rea en
lucha por ser cooperativa de los trabajadores y meter a la cárcel a su dueño
actual quià©n fue comprando acciones, mediante redes de corrupcià³n. Los pilotos
y personal en general se han ido a huelga, han propuesto formas para comprar
LAB. Hasta ahora Evo no responde, se dice que porque el dueño financià³ parte de
su campaña. Exigen que Evo se manifieste a favor de los trabajadores. Otra
propuesta fue buscar formas alternativas para tener presencia en la
Constituyente. Se discutià³ sobre la soberanàa de la misma.
A nosotras, como
mexicanas, nos llevà³ a reflexionar sobre lo ocurrido en la Convencià³n de
Aguascalientes de 1914, en dà³nde se reunieron los jefes en armas que habàan
participado en el movimiento armado de 1910, incluyendo la presencia de
Francisco Villa y de Emiliano Zapata. La Convencià³n, era el espacio polàtico en
dà³nde se discutiràa la normatividad emergida del movimiento armado. Sin embargo
fue traicionada por Carranza (terrateniente-capitalista) y concluyà³ en la
Constitucià³n de 1917, decretada en Querà©taro. Pusimos a su servicio esta
informacià³n y de ella partià³ la idea de no permitir que ocurriera lo mismo en
Bolivia. En agosto esta programada en la ciudad de Sucre la realizacià³n de la
Asamblea Constituyente, y habàa la propuesta de estar presentes en esta ciudad
para impulsar las demandas del pueblo, està©n o no legalizados. Tambià©n
discutimos los contenidos de los artàculos de la Constitucià³n partiendo de la
mexicana: Artàculo tercero: Educacià³n laica, gratuita y para todos. Artàculo
27: Es propiedad de la Nacià³n: el aire, la tierra, el mar, todos los recursos
naturales. La nacià³n reconoce distintas formas de propiedad: la pequeña
propiedad, ejidal y comunal. El art. 130: Separacià³n de la Iglesia y el Estado,
el 127: Sobre derechos laborales, incluyendo derecho a la huelga. El 139:
Derecho, en todo tiempo y lugar, a que el pueblo se insurreccionà© contra de sus
gobernantes. Ya que el pueblo es el soberano (artàculo en le cuál se ampara
legalmente el EZLN) Señalamos como à©stos artàculos han sido violados por
nuestros gobernantes, para finalmente en el proceso neoliberal quedar en letra
muerta. Era necesario llegar a la Asamblea Constituyente (en Bolivia) con un articulado de clase.
Llegamos a Santa
Cruz, ciudad en donde se concentra el poder de derecha, los empresarios ligados
a las trasnacionales, zona petrolera. Caminamos mucho con un maestro rural
comprometido, que expresà³, mas o menos la misma sensacià³n de extrañeza ante la
situacià³n, nos llevo a visitar a un Alcalde, tambià©n, autà³nomo. Allà
comprendimos la cantidad de leyes que “Goñi”, Sánchez de Lozada, pero algunas
incluso de la Colonia, sirven para trabar las demandas del pueblo, a tal grado
que propusimos hacer un Ministerio de la “goma” (borrador) para quitar una a
una las leyes que obstaculizan, frenan los proyectos populares, imposibilitan
el uso de recursos, por ejemplo en caso de desastre. En este sentido visitamos
un campamento de damnificados por el desbordamiento del Rào Grande (el mismo
que detuvo el camino del Che, lugar de su derrota) las familias se encuentran
en situacià³n desesperada, mal viven en carpas que el viento y el polvo inundan,
el maestro y el alcalde les procuran lo que pueden, pero es imposible que
ejerzan una parida de dinero para que lotifiquen sus parcelas y construyan sus
casas etc., debido a las trabas burocráticas absurdas.
Otra cosa que me
parece relevante en Bolivia es la fuerza y participacià³n de las mujeres, en La
Paz, Cochabamba y Santa Cruz tuvimos
reuniones con mujeres de diversos sectores: indàgenas (las menos), trabajadoras
domà©sticas, artesanas, profesionistas, lesbianas, prostitutas que se reúnen
para hablar de sus problemas. En la reunià³n del 8 de marzo se presentà³ mi libro
“Desarmar el silencio”, que para mi sorpresa ha sido reproducido, fotocopiado,
muchas lo habàan leàdo con interà©s. Las pláticas incluyen la parte emocional,
las vidas personales, la solidaridad entre mujeres, la cràtica al machismo de
los caudillos, hay mucha creatividad y apoyo concreto. Me gustà³ mucho la
experiencia, pienso que respecto a Mà©xico, tienen un gran adelanto.
En Santa Cruz me
entrevistà© con una organizadora de las sexo servidoras; estábamos hablando de
los problemas de la policàa, la represià³n, los gafisos (padrotes en Mà©xico) que
las explotan, la falta de salud, los malos tratos, las jerarquàas entre jà³venes
y maduras, los dueños de los locales, la extorsià³n emocional y econà³mica cuando
se escucharon cohetes estremeciendo las calles angostas del centro, que allà
estábamos, era una manifestacià³n de la derecha que reclamaba la autonomàa,
palabra que en su boca, significa la libertad para conservar sus privilegios,
hicieron cràticas severas a Evo y su gobierno. El número de personas era menor.
En esta ciudad, afirma Ílvaro, se dará una feroz batalla, aquà se dará la
confrontacià³n de clases más nàtida, esperan estar fuertes para cuando eso
llegue. En ese sentido preparan la depuracià³n de los militares.
Desgraciadamente
para mà llegà³ la noche del retorno a Mà©xico. Regresà© con muchas ideas, me queda claro que: en Bolivia el proceso se
mueve dàa a dàa; que Evo Morales no es un enemigo, ni que podemos unirnos a las
cràticas que le hace la derecha, pero que los movimientos sociales no deben
quedar prisioneros en la legalidad del gobierno, sino empujarlo hacàa el
cumplimiento de sus demandas. Tambià©n pienso, que tal vez, esto terminà© en una
reforma capitalista, con cara nacionalista (aunque en Bolivia el concepto y el
sentir de nacià³n, no tiene la fuerza que en Mà©xico, aquà debido a la Revolucià³n
1910-17). Comprendo que la agitacià³n que se vive es digna de seguirse de cerca;
que lo que suceda en Bolivia repercutirá en Amà©rica Latina; que debemos estar
atentos a estos movimientos de “izquierda” que están llegando al gobierno con
las manos maniatadas por los proyectos neoliberales. En este sentido me alegra
que en Mà©xico, antes de que llegue al poder el PRD con Andrà©s Là³pez Obrador, ya
exista un movimiento popular y de izquierda caminando por la República,
aclarando que hay dos Campañas, dos Mà©xicos, dos naciones, dos porvenires
distintos. Quà© exista la Sexta Declaracià³n de la Selva Lacandona y la Otra
Campaña, que a mi regreso encontrà© con mucha fuerza, a pesar de que los medios
de comunicacià³n (principal agente de la polàtica) la desconozcan, y se le
niegue existencia, a no ser para perseguir con saña a sus simpatizantes.
Tenemos registro de los atropellos, persecucià³n, represià³n ejercida contra los
de a Otra. Me encontrà©, que en su camino
el discurso de la Otra se ha radicalizado. Afirma el subcomandante Zero
(lástima que tengamos mucho concentrado en un caudillo) vamos por todo, no
vamos a negociar nuestro poder, somos anti capitalistas (aún no se usa el
tà©rmino antiimperialistas), de abajo y
al izquierda, queremos fundar la nacià³n, llamamos a una nueva
Constituyente. Al tiempo. Ojála.
ORALBA CASTILLO NAJERA
Oralba Castillo Nájera es una activista del movimiento revolucionario mexicano. Hace poco publicà³ el libro “Desarmar el Silencio” sobre el papel de las mujeres en la lucha revolucionaria.
Raquel
Gutià©rrez, mexicana fundadora del grupo Tupak Katari (en Bolivia), ex presa
polàtica. Intelectual del movimiento boliviano, matemática y filosofa.
Evo Morales:
Desde el 22 de diciembre de 2005, presidente de Bolivia. Làder de los cocaleros
de Cochabamba.
Ílvaro Garcàa:
actual vicepresidente de Bolivia, fundador del grupo Tupak Katari, ex preso
polàtico. Intelectual que sostiene la tesis del capitalismo aymara.
Felipe Quispe:
Secretario ejecutivo de la CSUTCB, ex diputado nacional por el MIP (ya
desaparecido), partido del fue fundador. Làder de los aymaras.
Sánchez de
Lozada, dos veces presidente, promotor y ejecutor del neoliberalismo. Su último mandato fue
interrumpido por la insurreccià³n de octubre de 2003, cuando tuvo que huir del
paàs luego de reprimir violentamente las manifestaciones y bloqueos. En la
represià³n al menos cuarenta personas
murieron y cientos resultaron heridas.
MAS: Movimiento
al Socialismo liderado por Evo Morales, fue el partido polàtico más importante
de la oposicià³n partidista, sàmbolo de recuperacià³n de la izquierda, hoy en el
gobierno.