Antes que todo queremos resaltar nuestro firme apoyo pero cràtico a la vez al conjunto de medidas econà³micas que actualmente implementa el Gobierno Revolucionario del Comandante Presidente Hugo Chávez, por considerarlas estratà©gicamente correctas y tácticamente necesarias en la actual etapa de transicià³n hacia el Socialismo Bolivariano. Decimos esto sin complejos principistas, y soportados en el análisis del peràodo actual del proceso revolucionario bolivariano, de la comprensià³n de sus contradicciones, de las limitaciones del aparato productivo como del mercado interno, determinado esto por el atraso en el desarrollo de las fuerzas productivas del Paàs, cuya superacià³n es imprescindible para crear las condiciones materiales, tà©cnicas y espirituales que permitan la superacià³n de las relaciones de produccià³n capitalista.
Nosotros, el FNCSB y el FNCEZ somos parte de una corriente revolucionaria que emerge desde el Pueblo Pobre, y desde nuestra realidad histà³rica concreta, entendemos que el Socialismo es un proceso planificado del desarrollo de las fuerzas productivas, como de un torrente cultural, y emocional que vincula las subjetividades de la gente común, a las realidades objetivas. Frente al liderazgo del Comandante Presidente Hugo Chávez, no albergamos ninguna duda de su integridad à©tica, y de la fortaleza moral de su compromiso tanto ideolà³gico como estratà©gico con el Socialismo.
En la fase actual del proceso revolucionario, es imprescindible superar el carácter rentista petrolero de nuestro particular desarrollo capitalista, para avanzar a uno de carácter productivo y socialista, que aún debemos descubrir y realizar. El primero se agota junto con la existencia de recursos fà³siles, y sus reservas y potencial deben ser la garantàa para la inversià³n productiva y la distribucià³n justa y equitativa de la riqueza nacional, priorizando siempre por los eternamente excluidos y explotados. Sà³lo el segundo, aparejado de innovacià³n tecnolà³gica y capacitacià³n permanente de la fuerza de trabajo, y de una nueva distribucià³n de los ingresos, son la garantàa del futuro de la Patria, y de la humanidad.
En este sentido, consideramos absolutamente valedera y necesaria la alianza con el Capital Productivo Nacional, quien debe jugar un papel patrià³tico en la construccià³n del nuevo modelo econà³mico para el crecimiento y el desarrollo. Sà³lo asà podremos avanzar en el ensanchamiento del mercado interno, mediante la ampliacià³n del aparato productivo y la Revolucià³n agraria. Sin embargo, insistimos, tanto el Estado en tránsito revolucionario como el Pueblo organizado debemos mantener una vigilancia permanente, puesto que estos sectores tenderán siempre por su condicià³n de clase a favorecer sus intereses particulares por encima del interà©s general del Paàs. Buscarán evitar controles, evadir impuestos, especular, en fin, toda la là³gica perversa del capitalismo, que impuso en esta clase. La ambicià³n desmedida. Sabemos de los riesgos que acechan, propios de la lucha de clases y por lo tanto de fuerzas con contradicciones histà³ricamente antagà³nicas.
Consideramos entonces, el llamado a construir esta Alianza Productiva como necesaria y perfectamente posible, siempre y cuando, desde la Revolucià³n tengamos claro que el tema de la hegemonàa popular y de la direccià³n estratà©gica del proceso no se negocia, no se cede, no se hipoteca. Sin duda, que desde los sectores econà³micos burgueses en alianza con sectores claramente reformistas enquistados en el alto gobierno, intentarán desviar el curso estratà©gico de la revolucià³n, procurando alcanzar la hegemonàa ideolà³gica y polàtica, copar espacios de Poder, tales como, Ministerios, Alcaldàas Gobernaciones, Asamblea Nacional y otros., para desde allà ahogar los impulsos revolucionarios del Pueblo, del Presidente y del PROYECTO NACIONAL SIMON BOLIVAR.
En esta Alianza urge poner en la mesa el papel protagà³nico y protagonista del Pueblo organizado y desechar el pacto Social, Gobierno Capital Nacional, como pretenden algunos conspicuos voceros del área econà³mica del gabinete. Nuestro rol activo es imprescindible, y sabemos que la relacià³n con los sectores productivos nacionales, se desenvolverá en el medio del recrudecimiento de la batalla Reforma v/s Revolucià³n que se libra en el seno de del proceso bolivariano, paralelo a la contradiccià³n hasta ahora fundamental: Imperialismo v/s Liberacià³n Nacional.
La corriente patrià³tica, popular y revolucionaria debe asumir este reto con madurez y altura, con los pies en la tierra, sin ingenuidad y con mucha claridad frente al que hacer para continuar acumulando y construyendo fuerzas, disputando con mayor decisià³n la hegemonàa, haciendo del Poder Popular Socialista la piedra angular del proceso revolucionario, y esto sà³lo se logrará profundizando la educacià³n, conciencia, la organizacià³n, y movilizacià³n de las bases populares, en la lucha diaria por el Socialismo. Son estos, como siempre, tiempos de actuar desde abajo, desde la microfàsica del Poder, desde los Consejos Comunales, desde los Colectivos de Trabajadores de nuevo cuño, de las Agrupaciones Estudiantiles apasionadas por la transformacià³n de la vieja realidad, desde los noveles y aún verdes batallones del PSUV, desde el heroico Movimiento Campesino, desde lo honestos Trabajadores Intelectuales, desde la Cultura y el Arte, desde la decencia à©tica y moral, desde la Intransigencia Popular, prepararse para la Defensa Integral de la Nacià³n, que no es otra cosa que la Defensa Integral de la Revolucià³n en una coyuntura particularmente peligrosa, los últimos meses de George W. Bush en el gobierno de los EEUU., los dramas del laberinto del narco paramilitar ?lvaro Uribe, que queda sin amo conocido y en el oscuro anochecer de la Narco Para Polàtica, en fin, dàas de acoso, dàas de riesgos e incertidumbres, los que forjan el acero militante, la madurez estratà©gica, la habilidad táctica. Una vez más decimos: Al Cà©sar lo que es del Cà©sar, al Pueblo llano, lo que es del Pueblo: su Revolucià³n Bolivariana.
Para finalizar y en la misma direccià³n:
Al convocar a este Pacto Productivo, desde el Ejecutivo Nacional, no puede soslayarse la presencia activa del Pueblo organizado y sus movimientos de vanguardia. No se trata del clásico Pacto Social que renuncie o posponga las demandas reivindicativas de los trabajadores en particular y del Pueblo Pobre en general, por el contrario, es la única manera de garantizar la defensa de sus derechos y avanzar decididamente en la profundizacià³n de los mismos y la distribucià³n equitativa de la riqueza. En este sentido notamos aun debilidad estructural y à©tica en la polàtica actual. Los movimientos sociales y populares no han sido tomados en cuenta más que para informales lo determinado, convirtià©ndolos en mero receptores pasivos, o para peor aún, como en nuestro caso, quedar en un salà³n como invitados de piedra, bien atrasito y de pie, mientras los Mendoza, los Escotet, los Cisneros, y sus compinches, sonreàan en primera fila, sentaditos al frente del Ministro. La Alianza Productiva que apoyamos y en la cual creemos debe concebirse entre el Pueblo Pobre organizado, el Estado en transicià³n revolucionaria y el Capital Productivo Nacional.
Si bien apoyamos como queda claro la actual orientacià³n econà³mica del gobierno nos permitimos hacer algunas consideraciones puntuales para aportar a este debate:
1. Para la realidad popular el tema del aumento descontrolado de la inflacià³n es un problema y peligro cotidiano e inmediato. Esto lo saben quienes conspiran en contra de la Revolucià³n bolivariana. La lucha contra la inflacià³n debe enfrentarse como un todo y simultáneamente las causas que la generan. El carácter petrolero y rentàstico de nuestra economàa favorece altos àndices inflacionarios, por la alta recepcià³n de divisas que ella conlleva. Sin duda, que la expansià³n de la produccià³n para equilibrar la oferta con la demanda, es uno de los elementos esenciales de cualquier polàtica anti inflacionaria, sin embargo, en el caso venezolano subyacen otras causas que hay que denunciar y develar, nos referimos puntualmente a la actividad sediciosa de sectores de la burguesàa y la contrarrevolucià³n. A los ataques mediáticos que buscan generar terror y zozobra en la poblacià³n, a la actividad especulativa del comercio y en la distribucià³n de alimentos, los planes desestabilizadores y de operaciones psicolà³gicas de organismos de inteligencia extranjeros, todo lo anterior exige una actividad de control mucho más activa por parte del Estado, que legitime su capacidad de coercià³n, y la capacidad protagà³nica y disuasiva por parte del Pueblo Pobre organizado.
2. Consideramos como principal sector de la burguesàa anti nacional a confrontar a la oligarquàa financiera. Esta fraccià³n con fuertes relaciones transnacionales, ha sido la mayor beneficiaria del crecimiento y desarrollo econà³mico alcanzado por la Revolucià³n bolivariana en los últimos cinco años. Sin embargo, continúa no sà³lo funcionando sin control suficiente por parte del Estado (SUDEBAN superintendencia de bancos, luce pintada de concubina), sino que alimenta la fuga de capitales, aún bajo control cambiario, sustenta el mercado negro de divisas, está exenta de pago de impuesto, traslada como en el caso del ITF, el impuesto a los clientes, especula con los bonos y las notas estructuradas, superando mediante perversos artilugios las normas legales, es beneficiaria por adjudicacià³n, no por subastas de los mismos, en fin una tramoya anti patrià³tica y lacaya que atenta todos los dàas en contra del presente y futuro de la Revolucià³n bolivariana.
Convocamos al Comandante Presidente Hugo Chávez Fràas y a su gabinete econà³mico, por sobre todo, a disciplinar a la oligarquàa financiera, a meterla en cintura, por las buenas o por las malas. Allà se encuentra hoy el principal enemigo del proceso revolucionario, el que tiene los reales para conspirar y financiar la conspiracià³n, y como está demostrado para cooptar ex cuadros de las filas revolucionarias.
3. La Revolucià³n Agraria debe ser un eje fundamental del Nuevo Modelo Productivo Socialista, por lo que se debe buscar la manera de acelerar la transformacià³n del modelo agràcola actual improductivo y deficiente, con un grado creciente de Socialismo rentàstico (Fundos Zamoranos, crà©ditos blandos, otros) hacia un modelo de desarrollo agràcola revolucionario, de corte socialista, que apunte a un proceso planificado y dirigido de sustitucià³n de importaciones, de industrializacià³n agràcola, de innovacià³n tecnolà³gica rural, de fortalecimiento de las comunidades campesinas, de recuperacià³n histà³rico cultural, de vialidad y vàas de comunicacià³n adecuadas, en fin, todo lo que garantice el logro de la Soberanàa Alimentaria y el desarrollo armonioso con el hábitat.
4. La polàtica tributaria debe avanzar en el corto y mediano plazo a convertirse en un elemento esencial para la generacià³n de recursos públicos, ello impone que los que tienen más paguen más (impuesto a la riqueza, a las ganancias del sistema financiero) y los que tienen menos paguen menos. La actual polàtica tributaria es en esencia neoliberal y por lo tanto injusta pues los contribuyentes de ingresos medianos y pequeños, tributan más en su conjunto que aquellos que disfrutan grandes ingresos, el salario en el actual sistema tributario es gravado como renta cosa que es una perversidad, pues los mismos no pueden ser clasificados como renta, el sistema financiero que percibe descomunales ganancias prácticamente no paga impuestos asà mismo los impuesto como el IVA se cargan sobre las mayoràas por el impacto en los precios.
Para finalizar y retornando al tema polàtico, es fundamental enfrentar el debate ideolà³gico en el seno de los que apoyan al proceso. La lucha en contra del reformismo, es no sà³lo necesaria, sino que un proceso natural de la lucha de clases. Esta es sana, cuando los actores están plenamente identificados con sus respectivas propuestas tácticas y estratà©gicas. El problema, sin embargo, es que en nuestro seno cohabita el oportunismo, que sà³lo pretende enriquecerse y ocupar posiciones de Poder, camuflajeándose de rojo rojito. Para ellos, este proceso representa la oportunidad de ascender socialmente y convertirse en casta dominante. De allà la irresponsabilidad para encarar los temas econà³micos, ideolà³gicos y polàticos que encierra la accià³n del Poder formal. Si no comprendemos esto, no podràamos asimilar el nivel de desarrollo alcanzado por la conspiracià³n en áreas como la financiera (Bancos y seguros), las disputas electorales en el ámbito de los gobiernos regionales o locales, el desbocamiento de la corrupcià³n, o el desprecio en muchos casos por el papel del Pueblo Pobre Organizado en la mayor parte de los funcionarios que ocupan cargos en el alto gobierno.
Viva Bolàvar y Zamora….
Viva la Revolucià³n Bolivariana…
Viva el Comandante Hugo Chávez….
Patria, Socialismo o muerte… Venceremos…